Capítulo 30

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Cuando salió del correo, Juan Castel se dio cuenta de dos cosas que había olvidado escribir: primero no explico como había llegado a la conclusión de que María era amante de Hunter y segundo no sabía que lograba con herirla tan despiadadamente, si en su interior solo la quería de vuelta con él. Una vez más cometió un error al enviar cartas precipitadas y enviarlas en seguida.

Para arreglar la situación regresa al correo y hace la fila de las certificadas, le dice a la señora con un lunar en la cara que es la persona que acaba de enviar una carta con dirección a la estancia Los Ombúes, sin embargo la señora solo se burla de él y no le da la carta.

Con la negativa de la señora, Juan Castel sale del correo tan molesto que hasta llego a pensar en incendiar el lugar con un fósforo o de esperar la hora de salida de los empleados para insultar a la señora.

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