Capítulo 9

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Al otro día se encontraba parado en el frente del edificio de la Compañía T. Ella no aparecía por ningún lado, posiblemente no trabajaba allí, pero existía la probabilidad de la gestión, así que decidió esperar toda la mañana sentada en un café.

Casi al mediodía, cuando ya había perdido la esperanza logró verla salir del subterráneo, inmediatamente salió a su encuentro y ella al verlo se quedó paralizada. Como Juan Castel se sentía en ese momento valiente, la tomó del brazo y se dirigieron a la plaza San Martín.

María no puso resistencia y se sentaron en banco aislado de las personas, donde él le hizo prometer que no se iría nunca más porque creía necesitarla, al observarla mejor se dio cuenta que ella aparentaba tener unos veintiséis años, sin embargo había algo en su mirada que le hacía parecer de más edad.

Cuando comenzó la conversación, a Juan Castel se le vino una pregunta importante, ¿Para qué la necesitaba? ; Como no sabía la respuesta sintió que podía perderla y trató de explicarle el porqué de su pintura, que realmente no sabía por qué la había hecho, sin embargo él estaba muy seguro de que ella sentía lo mismo que él al ver esa dichosa pintura.

Para él representaba un mensaje de desesperanza y con la necesidad de seguir conversando, la siguió mirando, logrando así que ella respondiera: Haga mal a todos los que se me acercan.

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