Capítulo 11

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Esa noche no pudo dibujar ni pintar, por esta razón salió a la calle para tomar aire fresco, lo extraño de todo esto es que miraba a todo el mundo con simpatía, ya que otro defecto del protagonista es que siempre había mirado con antipatía y hasta con desprecio a las personas, en especial a las multitudes.

Algunas personas si les tuvo aprecio, sintió admiración, simpatía, ternura y compasión, pero en general, la humanidad le parece bastante detestable.

Esa misma noche el desprecio que parecía tener no le impidió entrar en el café Marzotto, donde iban muchos a oír tangos.

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