Capítulo 25

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Una vez cuando estaban reunidos en la mesa, Mimí le preguntó a Juan Castel qué pintores prefería y como estaba desorientado respondió sin pensarlo: Van Gogh, el Greco. Mirándolo con ironía respondió: yo creo que el artista debería imponerse el deber de jamás llamar la atención.

Durante toda la conversación entre Hunter y Mimí, Castel se sentía triste e impaciente, incluso hasta este día, a él le sorprende que recuerde todas las idioteces que se discutían en esa mesa.

Se encontraba malhumorado y nervioso, pensando que posiblemente era por la ausencia de María, pero esa ausencia solo lo irritaba no lo entristecía. Ellos ahora seguían discutiendo sobre telepatía y Juan Castel estaba desesperado por encontrar a María.

Recordó que el chófer durante el camino a la Estancia le había mencionado que la prima del señor Allende había llegado de París para tomar el té, esto lo llevo a sacar la conclusión de que María no podía soportar a esos dos seres. También se dio cuenta de la causa de su tristeza, si Hunter y Mimí eran unos hipócritas y frívolos, María posiblemente tendría alguna de esos atributos parecidos. 

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