Roto

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Las balas no podían herirme. El fuego no podía quemarme. Y pensé que no podía experimentar dolor. Hasta hoy.

Me senté en el borde de mi ventana mirando al cielo. Las estrellas brillaban con gracia sin embargo no era capaz de admirar su belleza. Lo único que venía a mi mente, era él.

Pienso en como nuestra manos se rozaban mientras caminábamos en la calle o en como él las entrelazaba. También pienso en como siempre estuvo a mi lado apoyándome, incluso en los momentos más oscuros. Pienso en todas esas veces que veíamos películas en el sofá y en como sus ojos brillaban cada vez que me miraba. Y recuerdo aquella ocasión que nos quedamos en cama todo el día. O como compartíamos el mismo amor por la pizza.

Pero principalmente pienso en como cada vez que lo veía, mi corazón explotaba.

Un pequeño golpe en la puerta me saco de mi trance. –No tengo ganas de hablar –grite mientras usaba mi visión de rayos-X. Azul estaba del otro lado de la puerta sosteniendo una pizza y club soda.

- Joaco, sé que puedes verme. Ven a abrir la puerta, no me hagas tirarla –dijo mi hermana.

Camine hacia la puerta, quite el seguro y me dirigí a sentarme al sofá.

- Traje un poco de comida –comento Azul.

Después de que ella pronuncio esas palabras hubo un pequeño silencio.

Azul camino hacia mí y sentó a mi lado. –Puedo quedarme esta noche si quieres. Supuse querrías algo de compañía después del día que tuviste –propuso ella.

Sacudí mi cabeza. –No. Ve con Maggie, tú mereces ser feliz. Puede que mi mundo se haya destrozado pero el tuyo no. Necesito saber que tú eres feliz –explique.

Azul asintió resignada. -¿Necesitas algo más? –pregunto.

-Solo ve con tu chica –respondí.

Camine en dirección a la puerta siendo seguido por Azul, me dio un abrazo y salió de mi departamento.

Me acerque a la pequeña mesa de centro, tome un rebanada de pizza y di un trago del club soda. Lágrimas empezaron a caer por mi rostro.

Recordé aquella ocasión en donde Emilio no sabía que era un club soda. No pude evitar sonreír.

Me coloque mi traje y volé en dirección al cielo.


*

Había algo en volar que siempre me ha encantado.

Tal vez fue la forma en que las luces iluminaban el cielo nocturno. Tal vez porque era lo único que podía aclarar mi mente. Tal vez fue porque cuando miré hacia abajo había una hermosa ciudad llena de gente increíble. Pero nada de eso importaba.

Lagrimas caían por mi rostro y cerré mis ojos. Todo lo que podía sentir era dolor y vacío.

Pero principalmente, me sentía roto.

Un chico de Krypton y un chico de Daxam; Emiliaco (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora