Dos meses han pasado. Dos meses desde que derrumbe esa barrera y deje entrar nuevamente a las personas. Dos meses desde que le dije a Calvin como me siento realmente y ocho meses desde que Emilio se fue. Y no hay día en que no piense en ese daxamita que se robó mi corazón.
Decidí ir a un bar alienígena y ahogar mis penas. - ¿Qué puedo servirte? –pregunto el bartender.
- Lo más fuerte que tengas –respondí mientras tomaba asiento en un taburete. Y empecé a beber trago tras trago hasta que el bar cerró.
- Amigo, ya cerramos. Es hora de que vayas –dijo el empleado.
- Gracias, yo me encargo –respondió Azul llegando a mi lado.
- A-azul –exclamé. –Eres la me-mejor –respondí arrastrando las palabras.
- Lo sé –contesto ella.
- Regresemos volando. Sé que amas los paseos nocturnos –propuse una vez salimos del bar.
- No –exclamo rápidamente. –No estás en condiciones como para volar. Iremos en mi auto –afirmó.
- Estoy bien, mira –respondí. Brinqué con la intención de tomar vuelo pero terminé cayendo al piso. –Creo que ir en tu auto no es mala idea –añadí.
*
Al llegar a mi departamento Azul me dejo en mi cama, me arropó y me hizo compañía por unos minutos.
- Sa-sabes penseee en lo que hablamos hace unos días y-y me di cuenta que no me gu-gusta Calviin porque él no es Emilioo –dije aun arrastrando las palabras.
Azul solo río y besó mi cabeza. –Buenas noches hermanito –dijo ella.
Se puso de pie y camino a la puerta.
- Azul –dije antes de que saliera. –Gracias -agregué.
Dicho eso ella se fue y yo caí en un profundo sueño.
*
Desperté con un dolor de cabeza.
- Auch –dije al caerme de la cama. Camine a la cocina y en la barra encontré una aspirina junto a un café y una nota. Tomaste demasiado anoche. Llámame más tarde. Gracias Rao por darme a Azul. Mire el reloj. Maldición. Debía estar en CatCo en cinco minutos. Rápidamente tomé la pastilla, me cambié y salí en dirección al trabajo.
Más tarde esa noche, Azul y yo salimos a cenar. –Hey –grito al verme llegar.
- Ah, no hables tan alto –respondí tapando mis oídos.
- Lo olvidé. Perdón –contesto.
Tomamos asiento y ordenamos.
- ¿Cómo vas con el asunto de Emilio? –preguntó preocupada.
Suspiré. – Han pasado ocho meses. Ha sido difícil pero creo lo estoy haciendo bien. Simplemente lo extraño demasiado –confesé.
- Todo estará bien. Ya lo verás, tú confía en mi –me alentó.
*
Terminada la cena, se ofreció a pagar por lo que pensé podríamos hacer noche de películas y pagar yo la botana.
- Estaba pensando ¿te interesa hacer noche de películas? –pregunté.
- No puedo. Ya tengo planes con Maggie. Lo siento, ¿otro día? –propuso.
- Claro, no te preocupes –la abrace y caminé en dirección a mi departamento.
Al llegar, abrí la puerta y dejé mi chaqueta en el perchero.
Al observar bien me di cuenta que había un camino de pétalos de rosas y velas. Empecé a seguir el camino el cual se dirigía a mi habitación. Al entrar a la habitación miré una silueta a la distancia. Me acerqué y mi boca se abrió en sorpresa.
La situación me dejó sin palabras.
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Un chico de Krypton y un chico de Daxam; Emiliaco (adaptación)
Science FictionJoaquín es de Krypton y Emilio de Daxam. Y muchos dirían que lo suyo fue amor a primera vista, a pesar de que sus planetas de origen no se llevaban bien, así que cuando la madre de Emilio aparece inesperadamente en sus vidas, provoca tensión entre e...