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Desperté con mi cara seca a causa de las lágrimas. Mis ojos estaban hinchados y llenos de tristeza.

Mi alarma sonó varias veces antes de levantarme de la cama, gruñí cuando mis pies tocaron el piso y dispuse a arreglarme para ir a trabajar.

Antes de salir de mí departamento mire hacia dentro, todo seguían del mismo modo: por un lado veía la ropa tirada de Emilio y pañuelos sucios en el piso.

Sentí mis ojos llenarse de lágrimas mientras cerraba la puerta.


*

Al llegar a CatCo, mi ceño no pareció desaparecer. Incluso el amor por mi trabajo y el reportaje no me hicieron sentir mejor. Camine en dirección a la oficina de Cat con su café en mano.

Sus cejas se fruncieron –Julian, ¿qué le pasa a tu rostro? –pregunto.

Ni siquiera intente corregirla diciéndole que mi nombre es Joaquín y no Julian.

- ¿Qué?, ¿tengo algo en el rostro? –pregunte un poco confundido.

- No. Pero luces triste –dijo ella acercándose a tomar su café.

- Es personal –comente.

- Cuéntame –pidió Cat.

- Por primera vez en mi vida me sentía plenamente enamorado, no era solo un alguien. Era el indicado y no funciono –dije mientras me sentaba en un sillón.

- Escucha, ¿sabes que nos hace fuertes a los humanos?. Que tenemos las agallas de ser vulnerables y la valentía para superarlo. No importa que tan roto te sientas siempre hay un modo de salir adelante, y sé que duele pero te garantizo que el dolor desaparecerá –explico ella.

-¿Cómo?, ¿cómo lo sabes? –pregunte con una pequeña sonrisa.

- Porque sin importar que tan fuerte te derribe algo, debes ponerte de pie y seguir adelante, Eres más fuerte de lo que crees –añadió Cat.

No pude evitar sonreír. –Gracias señorita Grant –dije mientras me dirigía a la puerta.

- Una cosa más –dijo Cat.

Voltee en su dirección. –Si realmente lo amas tal vez puedas encontrar la manera de que funcione –concluyo.

- Si, tal vez –dije con una falsa sonrisa y salí de la oficina.


*

Si hay algo que siempre he admirado de Cat Grant es su optimismo. A pesar de todo e incluso de momentos malos, ella siempre mantiene la cabeza en alto. Ella ha demostrado al mundo como ser fuertes.

Abrí la puerta de mi departamento y volví a mi realidad. Él no está. Sin importar cuantas veces me lo he repetido mi cerebro parece no procesarlo. Tome una caja de zapatos que guardo en mi closet y me senté en mi cama.

Estaba llena de recuerdos con Emilio. Saque una fotografía de los dos en la montaña rusa, otra en donde estábamos teniendo un picnic en el parque y una más en donde estábamos en un paseo en bote en el lago. Las lágrimas caían por mis mejillas.

Entonces saque una vieja camisa suya, la camisa de cuando aterrizo en la Tierra, su olor seguía en ella.

Metí la caja bajo la cama y me acosté en mi almohada, sosteniendo todavía la camisa. Y lloré hasta quedarme dormido.

Esa noche soñé con Emilio. Soñé que nunca tuvo que dejar la Tierra. Nos acurrucábamos en el sofá, el acariciaba mi mejilla y yo me aferraba más a él. Como si no quisiera dejarlo ir. "Te amo, Joaquín" dijo él, besando mi frente. Y entonces desperté.

Desperté, esperando que él encuentre su camino para volver conmigo.

Un chico de Krypton y un chico de Daxam; Emiliaco (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora