Pedazos

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Desperté gracias al olor de tocino y papas hash brown, salí de mi cama y me dirigí a la cocina.

Y ahí estaba mi querida hermana preparándome el desayuno. – Buenos días. Pensé que te gustaría algo que comer y un poco de compañía -dijo ella.

- Gracias, realmente lo necesitaba –dije antes de tomar un trozo de tocino y llevarlo a mi boca.

- ¿Cómo lo estas llevando? –pregunto Azul sirviéndome un poco de café.

"Mal". Bien –mentí.

- En realidad creo que no estás bien Joaquín. No has estado durmiendo lo suficiente –comento mi hermana.

- Gracias por el desayuno –exprese dejando un beso en su mejilla.

-Bueno supongo te veré más tarde en la DOE –indico Azul.

Asentí con la cabeza. Tomo su bolso y se dirigió a la puerta, me dio un abrazo antes de iré y cuando se fue cerré la puerta. Quedando solo.

Recargue mi espalda en la pared y me fui deslizando lentamente hasta terminar en el piso. Ladee mi cabeza y me quedé pensando en las palabras de Cat. Si realmente lo amas tal vez puedas encontrar la manera de que funcione. Se repetían en mi mente una y otra vez. Claro que puedo hacer que funcione. No, no puedes. Incluso si eliminan el plomo, no sabes en donde se encuentra exactamente. Me levante, secando mis lágrimas y tome una fotografía, me senté en el sofá y la observe hasta que quedarme dormido.


*

A la mañana siguiente me dirigí a la DOE a trabajar.

- Bienvenido de vuelta –dijo Sian.

Lo salude y camine a la sala de entrenamiento. Empecé a golpear el saco queriendo sacar toda mi ira y dolor, golpeaba y golpeaba pero simplemente lo que sentía no desaparecía, me detuve cuando escuche una voz.

Gire en dirección a donde escuche la voz y miré el holograma de mi madre. –Hola, hijo –saludo. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas.

- ¿Mamá? –pronuncie.

- Mi niño, sé que estas sufriendo. Veo el dolor en tus ojos –dijo mi madre.

- Él...Él se fue –respondí ahogando un sollozo.

- Eres fuerte Joaquín. Más fuerte de lo que yo alguna vez fui, tu eres el héroe que nunca pude ser –menciono ella.

Y así como apareció, desapareció.

- ¿Mamá? –pregunte.

Me senté en el piso y rompí en llanto. Fue así hasta que Azul vino y me sostuvo en sus brazos.


*

Mi madre tenía razón. Yo soy el héroe que ella nunca pudo ser. Si no hubiera hecho el sacrificio que hice las personas en la Tierra hubieran pagado el precio. No había vuelta atrás. No podía recuperarlo. Y sin importar lo mucho que intente seguir adelante, siempre termino cayendo.

No puedes reparar lo roto pero si puedes intentar juntar los pedazos.

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¿Teorías? 

Un chico de Krypton y un chico de Daxam; Emiliaco (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora