Capitulo XLIX: LA GRAN PROPUESTA.

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Jueves
5:00 am

Samy cada mañana tenía un amanecer muy marcado, era una costumbre que despertara con su alarma, el sonido de Nico, el ladrido de Pita y la voz de la abuela que en ocasiones se aseguraba de que se levantara, seguido de la caída de la cama de Samy, su mirada a través de su ventana de un hermoso amanecer y sobre todo las caricias a sus mascotas.

Ese día todo fue igual, solo que su abuela no estaba ahí para hacerlo.

Verónica: Samy, levántate.
-Prepárate o llegaremos tarde.

Samy no tenía la compañía de su abuela, pero al menos ella se aseguró de no dejarlo solo.

A Samy le costaba acostumbrarse a los términos españoles de su madre, su estilo de vida y sus desvelos por el cambio de horario, cada día trataba de darle una oportunidad de formar parte de su vida, pero al menos le alegraba la idea de su compañía.

6:05 am

Una hora más tarde, Samy y su madre estaban frente al jardín de Alejandro.

Después de Alejandro saludar a Verónica, Samy se despidió de su madre.

Samy: Te veo en una hora.
Verónica: Vale, te dejare la comida en tu casillero.
Samy: ok, gracias.

Alejandro ese día no tenía intensiones de trabajar en el jardín.

Samy: Estás muy guapo.

Alejandro sonrió y llevó su mirada al piso.
Después de un minuto de silencio, levantó la cabeza, miró a Samy a los ojos y agregó:

-Puedo llevar puesta mi ropa de trabajar en el jardín y si para ti estoy bien me siento el hombre más bello del mundo.

-Me hace muy feliz estar a tu lado, hay muchas cosas que no se de ti ni tu de mi, hay cosas que no me has contado y que aun no he podido entender, pero lo que sí sé es que quiero descubrir, conocer y vivir todo junto a ti.

Samy humedeció sus ojos.

Alejandro: te pedí que vinieras más temprano hoy porque tengo una sorpresa para ti, se que estás triste por la muerte de tu abuela pero hoy quiero alegrarte un poco el día.

Samy: Ya me has sorprendido mucho.
Aun falta más?
Alejandro: es el comienzo.

Alejandro tomó la mano de Samy y lo llevó hasta el portón del jardín.

Al entrar había un cartel muy creativo rodeado de flores naturales:
"Samy Sanch"

Samy miró Alejandro con una sonrisa.

Al seguir avanzando descubrió un camino renovado en bonitas piedras y con flores en los laterales, unos pasos más adelante había otro cartel con un texto diferente:
"Conocerte ha sido un hermoso regalo"

Mientras avanzaban todo el camino tenía distintos carteles creados por Alejandro con mucha dedicación, estaban acompañado de rosas y detalles en madera.

"Tenerte en mi vida ha sido una gran bendición"

"Tu compañía ha sido los mejores momentos de mis días"

"Quiero compartir mi vida contigo"

"Quiero que seas mi Samy, quiero ser tu Alejandro"

El camino continuaba, sin embargo, había un desvío a la izquierda que llevaba aquel lugar donde Alejandro invitó a Samy a entrar en su casa por primera vez.

Era una especie de gazebo, hermoso, al entrar, en el piso había una especie de alfombra con dos nombres:
"Samy y Alejandro"

La entrada del lugar estaba rodeada por un arco de rosas.

El lugar estaba rodeado de tela blanca y rosas, en el centro una mesa con un desayuno lleno de detalles, había vino, cafe, jugo, frutas, pan, era un amplio menú.

Samy miró Alejandro y sin poder evitar más dejó caer sus lágrimas.

Samy; Es lo más bello y romántico que alguien ha  hecho por mi.
Alejandro acomodó la cabeza de Samy en su pecho y besó su hermoso cabello, Luego levantó el rostro de Samy, seco sus lágrimas y lo invito a tomar asiento.

Alejandro se colocó al costado de Samy y lo invitó a que tomara su servilleta sobre su plato y la colocara en sus rodillas, al Chico seguir las órdenes de Alejandro descubrió que debajo de la servilleta y sobre el plato había una pequeña caja.

Samy busco en la mirada de Alejandro respuesta, pero el con un gesto lo invito abrirla.

Al abrir Samy la caja descubrió aquel par de anillos atados con una cinta roja.

Alejandro se sentó sobre las piernas de Samy colocando su pecho frente al chico agregó:
Quiero tener el derecho de sentir celos, de cuestionarte, de cuidarte, de acompañarte y de decir que eres mi novio, Puedo?

Samy con una gran sonrisa tomó el anillo más grande y se dirigió Alejandro:
Quiero tener el derecho de conocer más de ti, saber a lo qué te dedicas, conocer tu familia, cocinar para ti, estar ahí cuando me necesites y decir que eres mi novio, puedo?

Alejandro: Si
Samy: Entonces si quiero

Cada uno coloco el anillo en el dedo del otro.

Con un beso sellaron este compromiso, una relación formal un pacto de amor, respeto y unidad, para apoyarse, amarse y cuidarse cada día de su vida juntos.

Así termino la historia de un invisible chico, que cada día camino al trabajo disfrutaba de un hombre de piel morena con cuerpo definido en un jardín, que cada mañana le deseaba los buenos días, pensando que solo era alguien en el camino, no pensó que aquel jardinero esperaba cada día para recibir aquel chico que para él no era invisible, si no el que algún día esperaba la oportunidad de conquistar.

Una tormenta hizo su trabajo, los únicos sin esperarlo, los obligó a compartir una casa, una mesa, una habitación y una cama, pero lo que vivieron cada minuto a través de ese compartir los llevó a compartir más aún, besos, caricias, sus cuerpos, placer fluidos y el recuerdo de su primer encuentro íntimo y la primera relación sexual de aquel virgen.

Hoy esos dos comparten en familia, se apoyan en momentos difíciles, disfrutan de alegría y se preparan para vivir cada día su amor.

Alejandro Jorquera y Samy Sanch.

INGREDIENTES-El restauranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora