VII

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2011:

La señora Fuentes vivía en un barrio periférico de la capital, muy humilde. Su casa era pequeña y estaba bastante maltrecha, pero entre tanta pobreza no se notaba.
Parecía estar rodeada de un aura de soledad y melancolía, quizás casa y dueña se habían fusionado compartiendo la misma desdicha.
Betty no puedo evitar sentirse identificada con la tristeza que mostraba la señora Fuentes, quien aunque serena y amable, no dejaba de ser una mujer que había recibido el golpe más duro que la vida podía dar.
Perdió a una hija, de una forma antinatural.
La señora Fuentes, les preparo café y los sirvió en sus mejores tazas, que serían las peores en cualquier casa de una familia de clase media.
A su alrededor, en la pequeña sala, todo estaba raído y envejecido. Esta no era la casa de una persona que hace unos años recibió una buena cantidad de dinero.
En el lugar más icónico en la pared un cuadro de una niña con grandes ojos negros y chispeantes y una sonrisa encantadora.
- Esa era mi Auri con 7 años, siempre fue una niña muy linda y un poco loca, ya desde chiquita.
- Dígame Doña Mercedes, su hija le hablaba de su trabajo en Ecomoda?
- Si, estaba orgullosa de su trabajo, era la recepcionista pero confiaba que con el tiempo consiguiera hacer méritos para ascender.
- Solo estaban ustedes dos?
- El papa de Auri nunca quiso saber nada de la niña, se borro cuando yo tenía 4 meses de embarazo y yo sola tuve que sacar adelante a la niña, trabaje limpiando y planchando en muchos sitios, trabajaba 14 horas diarias para tener para pañales y leche, la bebe se la dejaba a una vecina, hasta que fue lo suficientemente grande como para ir a la escuela, entonces yo me logre meter fija en una casa y pude cuidar más de ella, fue una buena época. – la señora Fuentes miró hacia la estantería donde se juntaban las fotos, algunas amarillentas, de muchos años de vida.
- Alguna vez le menciono un novio?, por la época en la que pasó todo.
- Ella no me hablaba de esas cosas, porque sabía que a mi no me gustaba que fuera de loca, y ella era muy loca, pero yo se que tenía un novio en la empresa, aunque nunca me dijo quien era, solo una vez que yo le reclame y me contestó que pronto me daría una sorpresa, por que seguro que su novio le iba a hacer la vida más fácil. Claro que yo no le creí… y luego la policía me dijo que estaba embarazada… - las lágrimas caían por el torturado rostro de la señora Fuentes y Betty le acerco un pañuelo.
- Gracias mija.
- Señora Fuentes, sabemos que una semana después de la muerte de su hija usted recibió una cantidad de dinero – comentó Pedro serio.
- Ay mijo que bendición fue ese señor para mi, con ese dinero pague el funeral de mi hija y el pedacito de tierra donde ahora descansa, y con lo que me sobró me mantuve un tiempo, entonces la gente para la que trabajaba me despidió y no tenía ánimos ni fuerza para buscar otro trabajo.
- Recuerda el nombre de la persona que le dio el dinero?
- Claro que lo hago, le prometí que siempre estaría en mis oraciones y hasta el día de hoy sigo cumpliendo. Se llama Julio Valencia.
- Doña Mercedes, alguna vez le explico por qué le daba dinero?
- Me dijo que estaba apenado por lo que le pasó a mi Auri y quería colaborarme, solo me pidió una cosa, claro que con los años me arrepentí, pero en ese entonces no tenía fuerzas, pero ay mija, ese señor fue tan bueno con mi Auri y conmigo que tampoco lo puedo culpar!
- Que fue lo que le pidió?
- Quería que dejara que él se hiciera cargo de que la policía investigara, me dijo que dejara todo en sus manos y que yo no me preocupara, y al principio fue así, él me llamaba todas las semanas por teléfono para contarme como iba la cosa y hasta que dejó de llamar, me entere que había muerto y cuando fui a averiguar como iba lo de mi hija, me contaron que el caso había sido cerrado… supongo que con la muerte de Don Julio a nadie le importó más
Betty y Pedro se miraron significativamente, un misterio menos y otro que salía.
Después de un rato sin poder sacar nada en claro, le dieron las gracias a la señora Fuentes y se levantaron para irse.
Ya en la puerta mientras la amable mujer los despedía Betty recordó algo y le pregunto:
- Doña Mercedes, dígame, Aura Maria era fumadora?
- Mi hija? No, se ponía enferma de solo sentir el olor, debe ser porque cuando yo estaba preñada de ella, me repugnaba el tabaco. Por qué me lo pregunta?
- Nada, es solo una pregunta rutinaria.
Siguieron hasta el auto y se subieron, Pedro metió la llave pero se quedó observando a su jefa, podía ver los engranajes en su cabeza funcionar.
- En que piensas Betty?
- Hay algo que no me cierra, sabemos que Armando había descubierto algo con respecto a Aura Maria y que por eso lo mataron, podríamos decir que la persona que lo mató a él también estuvo involucrado en la muerte de Aura Maria o que está protegiendo a quien mató a la chica.
- Como un hijo?
- Aja… sabemos que Julio Valencia pago a la madre para poder controlar la investigación, quizás no quería que la señora llamara mucho la atención. Aunque siendo una familia poderosa podría haber sobornado fácilmente a la policía, entonces la clave está en algo que la madre sabía, pero ella sí bien imaginaba a un novio, no lo conocía.
- Quizás el no sabía eso, tal vez Valencia pensó que la madre podía conocer la identidad del amante pero no podía estar seguro.
- Quería tenerla controlada.
- Puede que el amante sea él.
- Eso no es posible.
- Y por qué?
- Yo conocía a los Valencia, durante años tuve que soportar la presencia de ellos en la casa de los Mendoza, yo sabía algo de Valencia que sin duda lo exime por lo menos de ser el amante.
- El que?
- A Julio Valencia le gustaban más los muchachos que las chicas.
- Era gay?
- No abiertamente por supuesto, pero si, si iba a tener una aventura sería con un hombre sin duda.
- Entonces si él no era el amante, conocía quien era el amante.
- Exacto, y eso solo nos da una posibilidad, Roberto Mendoza.
- Que conveniente para Don Julio llevar 5 años muerto… si, Mendoza sería lo más lógico.
- Si, además de que siempre elegía chicas como Aura Maria, de bajo perfil social, que no pudieran reclamarle nada y a las que podía utilizar a su antojo sin que a nadie le importara.
- Que podría haber encontrado Armando en el archivo de Fuentes que fuera tan incriminatorio?
- No se, y eso es lo que más me está dando dolor de cabeza, porque en un archivo así no habría más que datos básicos.
- Y un análisis de embarazo?
- Pero de cualquier modo solo diría que estaba embarazada, no el nombre del padre.
- Por qué le preguntaste si fumaba?
- Recordé lo de la testigo de la cigarrería, si Aura Maria no fumaba entonces la compra no era para ella. Sabes si el negocio aún existe?
Pedro se dio la vuelta y agarró una carpeta, busco dentro y lo volvió a dejar.
- Esta a media hora de aquí, quieres probar? Muy bien, cual es el plan?
- Me gustaría hablar con la mujer si aún está, ahora que sabemos que la policía no estaba llevando con mucho esmero el caso podamos averiguar algo más.
40 minutos después estaban bajando en un destartalado negocio que se caía a pedazos.
Dentro la humedad y la oscuridad eran espesas.
- Si, si, voy… bueno que quieren?
- Buenas tardes señora, somos policías.
- Oigan que yo tengo todo legal, a mi no me molesten.
- No señora, no nos interesa su negocio, estamos aquí por otra cosa.
- Que cosa?
- Señora hace 18 años mataron a una chica, usted es la única persona que pudo dar un testimonio fiable.
- Ay mija, la semana pasada mataron a un tipo aquí a la vuelta, como se cree que me voy a acordar de una chica que se murió hace 18 años!!!??? Todos los meses se muere uno acá!
- Señora se que es difícil lo que le pido, pero usted declaró a la policía, dijo que vio a la chica bajarse de un auto y comprar cigarros, usted dijo que no vio el color del coche, pero mire usted debe haberse quedado impresionada o algo con la chica para recordarla, dado que la policía la entrevistó más de una semana después de que la encontraran.
- Esa chica, la encontraron muerta en un descampado?
- Si.
- Si la recuerdo. Me impresionó porque en el periódico salió la noticia y ella se llamaba igual que mi nieta, en ese entonces mi chiquita tenía 2 meses de nacida… cuando vi la foto en el periódico la reconocí y llamé a la policía. Se aparecieron 2 días después y apenas me tomaron en cuenta.
- Esta diciendo que la policía no le hizo caso? Entonces recuerda algo más de lo que figura aquí?
- No recuerdo el auto, solo me acuerdo de que ella tenía cara de haber estado llorando y parecía muy triste y preocupada, compro un paquete de cigarros y me pareció una opción muy rara para una muchachita que se veía tan humilde. Me pago y se fue, cuando llegó a la puerta dudo, era como si me quisiera decir algo, pero el auto que la esperaba toco la bocina y ella se fue…
- Por qué dice que le pareció extraño la elección de los cigarros?
- Bueno son unos cigarros muy caros y ella apenas sabía pronunciar el nombre.
- Que marca eran?
- Coburn, son unos-
- Cigarros negros apestosos y muy caros.
- Si.
- Muchas gracias señora, ha sido de ayuda. Por favor si recuerda algo más llámeme.- Pedro se despidió de la señora quien los miró raro cuando vio a Betty salir corriendo.
La encontró apoyada contra la pared, inclinada vomitando.
- Que pasa Betty? Que es?
- Dios mío…
- Ven vamos al auto… que paso, como sabías de esos cigarros?
- Por qué los he soportado durante mucho tiempo.
- Como, de que estas hablando?
- Esa es la marca que fuma Margarita Sáenz.
- La… madre de Armando?
- La misma.

2.000:

Beatriz llevaba un año trabajando en la Policía Nacional en la sección de Homicidios, era la novata y aunque aún tenía que encargarse de los cafés y las fotocopias, estaba bastante motivada, su superior, Marta Veron veía en ella a una agente capaz y entregada al trabajo.
Sabía que en unos años ella tendría su propio equipo y por eso la había tomado bajo su ala.
Betty estaba comprobando unos antecedentes que ya había mirado mil veces, pero que miraría otras mil si hacía falta, estaban estancados en este caso y cualquier pequeña cosa podía volver a impulsar la investigación.
Su teléfono sonó y miro el identificador con temor.
- Beatriz Pinzón.
- Beatriz, habla con Inma, tenemos un problema.
- Que ha hecho esta vez?
- Se ha metido en una pelea, tienes que venir a buscarlo, tiene dos días de suspenso.
- Inma por favor él –
- No Beatriz, esta vez no puedo, tienes que hablar con él, sus profesores dicen que está incontrolable.
- Esta bien, voy para allá.
Betty colgó enfadada, ya vería cuando lo tuviera a mano.
Miro a su jefa, que la miraba conocedora de lo que vendría.
- Armando?
- Si, se metió en una pelea y lo han expulsado dos días, lo siento Marta yo-
- Ve, y dale una buena patada en el culo. Y si no me lo traes y verás como lo hago entrar en razón.
- No te preocupes, que a mi me va a escuchar.
Betty salió disparada y en 15 minutos estaba a las puertas de colegio de Armando. Él estaba sentado en la entrada, con la cabeza baja e inmóvil como una estatua.
Se acerco furiosa dispuesta a ponerlo en su sitio. Él levanto la cabeza cuando la oyó llegar, y Betty se llevó las manos a la cara.
Una gran mancha púrpura que le cubría el ojo derecho, tenía sangre seca en la nariz y el labio partido.
- Ay Dios mío Armando! Que te ha pasado?
Armando no respondió y volvió a agachar la cabeza.
Betty estaba enfadada, pero el amor y la preocupación por su niño era superior.
Se acerco a él y con delicadeza le levantó la cara y examinó los golpes, se enfureció pensando quien le había hecho esto a su dulce carita.
- Dime ahora mismo el nombre del que te hizo esto!
- Para que?
- Para matarlo!!!
Armando se levantó y camino hacia el coche, se subió y espero.
Betty volvió y entró aún más enojada.
- HABLA!
- Para que? No importa, llévame a mi casa.
Dijo esto y se dio la vuelta dándole la espalda. Betty se quedó pasmada.
Que diablos pasaba acá?
- Armando que pasa? – pregunto suavemente, le tomo la mano magullada y se la acarició.
- Nada Betty, me quiero ir a mi casa.
“Betty”. Solo dos veces la había llamado así. Eso le dolió, él estaba tomando distancia.
Mientras iba a la universidad ella había seguido viviendo en la casa de los Mendoza, dedicando la mitad del tiempo a sus estudios y el resto a su niño.
Pero hace un años que decidió mudarse a un apartamento más cerca de su trabajo, aún seguía siendo la tutora de Armando, y cualquier decisión sobre él le correspondía a ella.
Pero Armando tenía todas las comodidades en la casa de los Mendoza, un chófer que lo llevara y lo trajera, Doña Rafaela que le preparaba la comida, Rosa que se encargaba de que siempre tuviera ropa limpia… ahí, a pesar de sus padres, estaba rodeado de gente que lo cuidaría. Mejor de lo que ella podría teniendo un trabajo tan absorbente y a veces llegando a casa solo a dormir.
Al principio Armando se había quejado de esto, pero Betty le había prometido que era lo mejor y que el se daría cuenta. Le prometió los fines de semana y cada rato y día libre.
Claro que ella no contaba que para trabajar en el equipo de Marta Vidal tenía que olvidarse de momentos de ocio y dedicarse en cuerpo y alma al cuerpo.
Y así fue como un fin de semana no puedo ir a verlo y llamó para prometerle otro día para verse, y como un día se olvidó de llamarle para preguntarle que tal él día… Entonces sucedió que muchas veces ella no podía responderle las llamadas y se olvidaba de devolvérselas… cumpleaños, fechas especiales todo eso se fue perdiendo con el tiempo y entonces un día Armando dejó de llamarle y de pedirle verla. Paso mucho tiempo hasta que Betty se dio cuenta que él no le decía que la extrañaba y mucho menos que la buscaba.
Ya no le pedía ir a verla y quedarse en su casa a dormir, no le contaba que había de nuevo en su vida.
Sus pocas conversaciones se volvían distantes e incómodas cada vez más.
Armando estaba creciendo y ella se lo estaba perdiendo. Pero el tenía que entender que lo que hacía era importante y Betty no quiso pensar en que quizás el también sufría y pensaba que el tiempo de ellos también era importante.
Y ahora estaban en este punto, donde el le llamaba “Betty” y apenas la miraba a la cara.
No confiaba en ella, ni siquiera quería verla.
Estaba dolida por la distancia tan espesa que se había formado entre ellos, ella lo extrañaba y lo necesitaba.
Y él se alejaba cada vez más y no le reclamaba nada.
Su niño ya no la quería. Y la culpa era solo suya.
Deseo poder abrazarlo y besarlo. Pero parecía que había perdido ese derecho y Armando no se tomaría bien ese acto de amor.
Llegaron a la casa de los Mendoza y Armando habló, su voz ronca entre un hombre y un niño.
Otro cambio que ella se estaba perdiendo.
- Gracias por traerme, no te preocupes, hablaré con mi madre o con Doña Rafaela para que ya no te molesten más con las llamadas del colegio.
Abrió la puerta y Betty habló, dolida ante la mención de que prefería que fuera Margarita quien se ocupara de sus problemas.
- No hagas eso, no es necesario mi rey.
Armando la miró enfadado por el uso del apodo cariñoso y no le dijo nada, hizo un gesto con la cabeza y desapareció tan rápido como pudo en la casa.
Betty se quedó un momento mirando el camino vacío, y se sintió más sola que nunca.
Apretó el volante con fuerza y se fue. Sabía lo que tenía que hacer y cueste lo que cueste lo conseguiría, pero por nada del mundo perdería lo que tanto le había costado ganar.
El siguiente fin de semana, se levantó temprano y reviso que estuviera todo en orden.
Llamo a Doña Rafaela y le pregunto si Armando estaba allí.
Se subió a su auto y se fue en su busca.
Entró a la casa con el corazón a mil por miedo al rechazo.
Armando estaba en la cocina desayunando solo.
- Hola mi vida, buenos días.
Se dio la vuelta sorprendido de verla allí y sin saber que decir.
- Ho… hola.
- Estas listo?
- Para… que?
- Me gustaría que subieras arriba y armases una maleta con ropa para la semana y no te olvides de tus cosas del colegio.
- Para que? – pregunto con más fuerza.
- Es una sorpresa… anda vamos!
Armando no se movió ni un centímetro y siguió mirándola, a ratos enfadado.
Betty suspiro, sabía que no sería fácil, pero no esperaba que su mirada doliera tanto.
Se acerco a él y con dulzura le acarició el pelo y le beso la frente.
- Por favor mi rey, compláceme en esto, se que no me lo merezco, pero te lo ruego si?
Él la miro y pareció por un momento ser su niño otra vez.
- Esta bien… ahora bajo.
En el auto iban en silencio, Betty había intentado empezar varias conversaciones sin éxito, al final puso música y se relajo.
Llegaron al pequeño apartamento de ella y bajaron. Armando reticente pero no se quejaba.
Entraron y Betty le pidió que dejara la maleta en la  puerta, le tomó la mano y se lo llevó por el pasillo. Abrió la puerta y lo hizo entrar.
Ahí estaba una cama con sus muebles a juego, había una pequeña tele con una consola de video juegos, una radio con una torre de CDs al lado y  posters adornando las paredes.
- Que es esto?
- Tu habitación.
- Mi qué?
Betty suspiro y se puso frente a él.
- Mi amor, perdóname por haberte dejado tan abandonado, me equivoque y ahora te pido otra oportunidad. Será que me puedas perdonar y si no te parezco, aún, demasiado insoportable, te mudarías a vivir conmigo? No puedo prometerte que será fácil, y tendrás que poner de tu parte, aquí no tendrás a alguien que te prepare la comida y te lave la ropa, tendrás que aprender a poner lavadoras y cocinar y se acabaron los viajes con chófer, deberás viajar en autobús, y si nada de eso te parece demasiado entonces me gustaría que te quedarás conmigo… y si no quieres, pues igual está sigue siendo tu habitación, y está es tu llave y puedes entrar y salir cuando quieras.
Armando había empezado a llorar y se abrazo a ella desesperado.
- Be, creí… creí que tú ya no me querías.
- Queee! Mírame, mírame, óyeme bien, nunca jamás dejaré de quererte, no vuelvas a pensar eso… perdóname mi rey por abandonarte…
- Si te perdono, yo solo quiero que me dejes estar contigo.
- Entonces que dices? Te vienes a vivir conmigo?
Armando le regalo una inmensa sonrisa acuosa y sin soltarle las manos le dijo con la voz ronca :
- Enséñame como se pone una lavadora.

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