Armando.
2011:
- Bueno y de esta forma es que espero que entre todos podamos sacar adelante esta empresa y que el bien sea de la misma forma para todos. Quiero que todos sepan que aunque no nos conozcamos, en mi, van a encontrar un jefe comprensivo y con las puertas de su despacho siempre abiertas para que cualquier persona que necesite ayuda me la pueda pedir. Se que soy joven y no tengo experiencia, pero señoras y señores, tengo muchas ganas de aprender y espero que ustedes me marquen el camino para ser el presidente que ustedes se merecen.
Los aplausos sonaron en la planta de producción. La gente grito emocionada y esperanzada ante este joven que les hablaba con tanta valentía y sinceridad. Vientos de cambio y bonanza se venían para todos ellos. Y todos querían ser parte del cambio. Y así unánimemente decidieron apoyar hasta el fin a su nuevo presidente y dejar sus destinos en sus manos.
Armando salió estrechando manos y dando besos. Estaba feliz, llevaba medio día en Ecomoda y ya se sentía parte de esta gran familia.
Después de pasarse el día conociendo gente, escuchando quejas y propuestas, hablando con los ejecutivos, secretarias y hasta el extravagante diseñador y su encantadora ayudante aprovecho un momento de calma para ir al que sería su despacho.
Había cientos de cajas rebosantes de papeles ordenados por año. Eran los archivos de Ecomoda.
Uno de los primeros cambios que quería implementar era la informatización de toda la empresa, y eso incluía los archivos. Estaban en el siglo XXI y seguían usando Windows xp.
La empresa que contrató ya estaba encargándose de las cámaras de seguridad e instalando el nuevo sistema que estaba a la vanguardia de la tecnología.
Las secretarias habían traído los archivos y en los próximos días un técnico informático trabajaría con ellas para meter todo en una gran base de datos.
Hojeo algunos archivos y se acordó que su próximo ejecutivo de finanzas, Nicolás Mora, le había comentado que sería bueno revisar todos los balances de todos los años para no encontrarse con nada raro en el futuro.
Abrió la primera caja que vio, 1993…las hojas amarillentas olían a humedad, un año más y todos estos papeles se desharían con el paso del tiempo, si no es que las ratas se los comían primero.
Un nombre llamo su atención. Aura Maria Fuentes.
De qué le sonaba? Abrió la carpeta y la foto carnet que se pedía para la ficha del personal lo heló.
Él conocía ese rostro. Un recuerdo se le vino a la mente.
Su Be había salido y le dijo que lo esperara en la habitación, ya tenia 7 años y ella le había regalado el muñeco de Batman que siempre quiso. El muñeco venía con un paracaídas y si se tiraba desde la suficiente altura este se abría y Batman aterrizaba parado.
En su habitación no podía hacerlo volar bien, y aunque Be lo había subido a sus hombros intentado que lo lograra no era suficiente.
Hoy su mamá estaba muy enfadada y sus gritos se escuchaban por toda la casa, iba de aquí para allá golpeando puertas, tirando sillas y vasos y gritándole a los empleados. Be le había dicho que se quedarían en la habitación, dijo que allí se divertirían más que en el jardín, pero él no era tonto, sabía que Be no quería que su mamá le hiciera daño en alguno de sus ataques de furia.
Pero Be llevaba ya un rato fuera y el pensó que no pasaría nada por salir un momento. Iría hasta las escaleras que iban por atrás a la biblioteca, allí nunca iba nadie, y desde ahí tiraría a Batman una vez y nunca nadie lo sabría. Volvería corriendo a la habitación antes que Be y ella no se enfadaría. De todas formas ella nunca se enfadaba con él.
Corrió sigiloso por el pasillo y llegó al fin de la escalera. Emocionado vio como Batman volaba y abría su paracaídas “Oh cuando Be lo vea!!!”
Bajo la escalera y tomo al muñeco, tenía que volver a meter el paracaídas si no Be sabría que algo había pasado. Estaba entretenido metiendo la fina tela en la mochila de la figura cuando escucho gritos, alguien venía.
Asustado corrió a meterse en el hueco de las escaleras una de las voces era la de su mamá, si lo veía seguro que metería a Be en problemas.
Se quedó quieto, sin apenas respirar y cerró los ojos rogando para que no lo vieran. Entonces las voces se hicieron más fuertes y el portazo le hizo saber que se quedarían ahí.
Abrió los ojos lentamente y vio a su mamá y a una chica más grande que Be, vestida con ropa que no le gustaba y con un peinado que la hacía ver cabezona.
La chica se giro y lo miró a los ojos, Armando se paralizó. Ella le diría a su mamá.
Pero la chica no dijo nada, le guiño un ojo y le saco la lengua.
Se dio la vuelta y la discusión con su madre continuó volviéndose cada vez más violenta hasta que…
- Adiós Doctor!
- Buenas noches Doctor.
Armando despertó de su sueño, y se sintió raro, era un recuerdo o algo que soñó?
Ciertamente ese muñeco de Batman había sido muy preciado por él hasta que un día Daniel Valencia se lo quito y lo tiro al fuego donde el jardinero quemaba la hierba mala.
Él nunca dijo nada, y cuando Be le preguntó dónde estaba, Armando no supo qué responder. Ella asumió que lo había perdido, pero no se enfado, ella nunca se enfadaba con él.
Sacudió la cabeza y por alguna extraña razón decidió llevarse el archivo a su casa. Salió de la empresa y se fue a su casa.
Dejó la carpeta en la mesa y se olvidó.
Al día siguiente se levantó temprano y empezó a hacer una lista de lo que tenía que hacer en Ecomoda. Busco su teléfono pero no lo encontró.
Perdió un montón de tiempo buscándolo para al final recordar que lo había metido en la guantera del auto.
Cuando subió del parking perdió otro rato más buscando el cargador. Y para entonces otra hora más había pasado.
No tenía prisa, quería llamar a Nicolás y a Mario también.
Siguió con la lista y pensó en ir a Ecomoda, pero se acordó que el sistema informático aún no estaba instalado y el era un hombre moderno que no podía hacer nada sin su pc.
Así que trabajo desde casa. Se enfrasco tanto en su trabajo que si no fuera por el ruido de sus tripas no se hubiese dado cuenta que ya era la hora de almorzar.
Se comió los restos de la pizza de anoche y mientras comía llamó a Be.
Ella estaba un poco ocupada así que solo le pudo decir que estaría reunida hasta la tarde y luego se irían con los compañeros a un bar a tomar unas copas y fraternizar un rato.
“ Esta bien Be, no te emborraches que te da por subirte a la mesa y bailar”
Ella se rio y se despidió con su siempre presente “ Te amo mi rey, tomate la sopa y descansa”
Hizo un par de llamadas más y guardo su pc para irse a Ecomoda y ver si había suerte y podía trabajar un rato desde ahí, aunque solo un rato, no importaba, tenía ganas de estar en la empresa… su empresa.
Pero después de ducharse se sintió fatigado, la gripe de la semana pasada lo había dejado agotado. Así que se recostó un rato en el sofá y empezó a dormitar, entonces sus ojos se enfocaron en el archivo y recordó la cara de la chica y con esa imagen se quedó dormido…
“Ella le guiño un ojo y le sacó la lengua, se dio la vuelta y empezó a discutir con su madre, entonces pasó.
Su mamá se volvió loca y comenzó a golpear a la chica, le daba puñetazos y la jalaba del pelo, la chica gritaba e intentaba pararla, pero su mamá estaba loca de rabia y la golpeaba una y otra vez sin parar. En un momento dado su mamá la empujó tan fuerte que la chica cayó golpeándose la cabeza con el reposabrazos de uno de los caros sofás de madera de cedro y se quedó inmóvil en el suelo, mientras una mancha de sangre crecía poco a poco debajo de su pelo.
Su mamá empezó a patearla mientras la insultaba y cuando se calmo agarró el teléfono y llamó.
- Julio ven ahora mismo… esa zorra nos estaba robando.
Margarita salió y cerró la puerta, Armando estaba paralizado, no podía hablar, ni gritar, ni pestañear… ni respirar.
Batman cayó de sus manos y el pareció reaccionar. Salió del hueco y subió corriendo las escaleras, se metió a su habitación y se acostó en la cama de espaldas a la puerta. Como siempre hacía cuando quería que su Be lo consolara pero no sabía cómo pedírselo.
Be llegó y al verlo así dejó la bandeja con las galletas y la leche que había ido a buscar.
- Rey que pasa mi amor?... Perdona que me demorara pero aún no llegaba el chico con la compra y tuve que esperar para traer las galletas…. Bebé que te pasa?
Be susurro suavemente y le acarició la cabeza. Armando cerró los ojos y entonces una idea horrible se le ocurrió.
No podía decírselo a nadie jamás, la imagen de su mamá golpeando a esa chica lo asustó hasta la muerte. Su mamá le podría hacer daño a él, como le hizo a la chica o peor aún…
Se le ocurrió que si le contaba a Be lo que había visto esta se lo diría a los demás, su mamá se enteraría y le haría lo mismo a Be… no, por nada del mundo podía contar nunca jamás lo que vio.
- Mi amor, estas helado!... Estas temblando…
Be lo tapo con una manta y creyéndolo dormido se fue a ordenar su ropa.
Armando miró el muñeco de Batman en sus manos y de repente lo que había sido el mejor regalo que le hicieron nunca, era ahora un recuerdo horrible que le decía que su mamá era un monstruo.
Por eso tiempo después cuando Daniel Valencia lo tiro al fuego el se quedó callado y la última cosa que le recordaba que había visto a una chica morir, desapareció.
Armando solo era un niño pequeño, temeroso y traumatizado. Con un miedo atroz a sus padres y con sólo una niñera que parecía ser la única persona en el mundo que lo amaba. Él no lo hizo con maldad, ni siendo egoísta… el lo único que quería es que nunca le quitaran a su Be.
Y estaba convencido de que si decía algo eso es lo que pasaría. Y entonces reprimió el recuerdo y fue como si nunca hubiese pasado…
Él no era malo, solo estaba asustado.
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Memento Mori
Mystery / ThrillerArmando es un pequeño niño solitario, Beatriz es una adolescente solitario, ambos son lo que el otro necesita. Está es una historia de amor fraternal. No hay romance entre nuestros protagonistas, pero si amor.