IV

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2011:

Estaba preocupada, Pedro le había dicho que la capitana quería que fuese a hablar con ella apenas llegara. Sabía lo que se le venía encima.
Querrían apartarla, darle la investigación a otro. Había sentimientos involucrados y ella estaba ligada  afectivamente con la víctima.
Pero Betty no iba a dejar que eso pasara y si no podía hacerse cargo entonces dejaría la placa, el arma e investigará por su cuenta, pero por nada del mundo se quedaría viendo como alguien más hiciera lo que era su responsabilidad.
La capitana la esperaba con un café y un bollo, rechazo el bollo y se tomó el café como agua.
Marta Veron, una mujer de 56 años, quería mucho a Beatriz y sentía en el alma la muerte del niño Armando, ella también lo conocía y veía en él un gran chico, con un gran futuro.
Miró a Betty y vio el dolor. Estaba segura que ahora mismo lo único que la mantenía en pie era el objetivo de encontrar al asesino de Armando.
Suspiro y ya no importaba la charla, las normas y las excusas que tuviera preparadas para darle cuando le dijera que el caso pasaría a otras manos. Sea como sea Beatriz investigaría, con o sin ayuda. No podía hacerle esto… ahora mismo lo necesitaba más que a nada.
- Esta bien Beatriz… el caso es tuyo. Ya veré yo como me las arreglo… pero por favor ten cuidado y no llames demasiado la atención, no todos son tan comprensivos como yo.
Betty se levanto sin decir nada y antes de que saliera Marta le dio el pésame. Betty suspiro y no dijo nada. Y que podía decir? De que le servían a ella los “pésame” y los “siento”?
- Pedro estamos dentro, voy a por un café en 15 minutos los quiero a todos informándome lo que tenemos.
- Si jefa.
Beatriz camino hacia la máquina de café, pero siguió de largo, llegó a los baños y se encerró en un cubículo. Hizo una bola con el papel higiénico y se la metió en la boca para amortiguar el grito que la estaba consumiendo desde que entró en la jefatura.
No podía, por nada del mundo mostrar debilidad. Y necesitaba un último momento de desahogo antes de desconectarse por completo de la Betty que acababa de perder a su niño y guardarse cualquier muestra de debilidad para la soledad de su habitación.
Ahora no era el momento… ahora debía ser fuerte.
10 minutos después estaba sentada  en su mesa mientras sus subordinados le resumían todo lo que habían hecho desde que recibieron la llamada.
- La victima-
- Armando.
- Que?
- Armando, su nombre es… era Armando, quiero que todos los recuerden, que recuerden que lo conocieron, que compartieron con él alguna bebida, alguna comida, que lo vieron en alguna fiesta, unos cuantos de ustedes lo conocieron como un niño, o un adolescente, recuerden eso. Está no es una víctima y aunque todos nosotros siempre hemos dado el cien por cien por todos los casos que hemos tenido, les voy a pedir a todos que den el doscientos por ciento esta vez, que lo hagan por mi y por él. Están conmigo?
- Si jefa… lo estamos.
- Gracias, por favor Mari continúa.
- Si jefa, Armando fue encontrado sobre las 19:50 horas en la oficina de presidencia en Ecomoda, el guardia dijo que el había llegado unos 30 minutos antes y que estaba solo. Ecomoda cierra a las 19 así que se suponía que en la empresa no había nadie.
- Armando estaba como distraído y parecía preocupado, el guardia le preguntó si quería que le aparcara el coche pero él dijo que no se quedaría mucho tiempo. No escucho ningún ruido ni tampoco vio a nadie salir. El registro muestra que a las 19:45 el guardia comenzó su ronda, se dirigió a la primera planta y al pasar por la oficina de presidencia vio la luz encendida y la puerta entre abierta, entonces se dio cuenta que Armando estaba tirado en el suelo. Estaba sangrando y no respondía, llamó a una ambulancia que tardo 20 minutos en llegar, pero no pudieron hacer nada, Armando ya había fallecido.
- Que sabemos del guardia?
- Lleva unos 10 años trabajando ahí y nunca ha habido una queja sobre él, el registro confirma las horas marcadas, es electrónico y no puede ser manipulado y la hora de la muerte que nos dio Garay lo absuelven.
- El arma fue encontrada?
- Un destornillador, Garay lo ha confirmado comparadolo con los que usa la empresa de instalación de seguridad.
- La única cámara es la de la entrada?
- Si jefa, resulta que estaban reemplazando las cámaras, es por eso que había un destornillador, los técnicos dejaron las herramientas ahí.
- Ósea que no hay imágenes … y el garaje?
- También estaban reparando la puerta de acceso, por lo que la entrada estaba sin bloquear, cualquiera podría salir sin problemas.
- Huellas?
- En eso estamos jefa, pero es una oficina donde han pasado al menos 20 personas en las últimas 24 horas así que la lista es larga y nos llevará muchos días comparar las huellas y procesar la evidencia.
- Ahora las noticias buenas por favor?
- Hay una huella parcial en la sangre que no pertenece al guardia ni a los paramédicos, estamos trabajando en ella y…
- Y que?
- Jefe encontramos el teléfono de Armando debajo del escritorio, el golpe le rompió la pantalla y no enciende, pero hemos podido conectarlo a la computadora y sabemos que antes de caerse estaba usándolo, exactamente un audio por la aplicación de WhatsApp, el audio no se envió del todo pero quedó grabado.
- Para quien era el mensaje?
- Para ti jefa.
- Quiero oírlo.
- Si claro… el archivo ya te lo enviamos a tu terminal.
- Jefa, tienes que saber que no hemos escuchado el mensaje aún, queríamos que tú fueras la primera.
- Gracias… denme un momento por favor, quiero escucharlo a solas.
- Si jefa.
Beatriz se quedó sola, ansiosa por oír una vez más la voz de su niño.
Se puso los auriculares y tembló de anticipación, la mano se le movía locamente y el mouse se sacudía sin dejarla hacer clic en el play.
Respiro profundamente y por fin la grabación se empezó a reproducir.
La voz de Armando sonó ronca, aún con restos de la fuerte gripe que lo había atacado la semana pasada y ella había cuidado diligentemente.
- Be, hola, Dios mío Be, necesito hablar contigo urgentemente, pero se que ibas a estar en esa reunión así que te ruego que me llames apenas escuches esto, de todas formas ahora mismo me voy a tu casa a esperarte, solo tú puedes ayudarme en esto – Armando comenzó a sonar lloroso y su voz se quebró- Be… Be he descubierto algo terrible, recuerdas a Aura Ma-
Entonces la grabación se cortaba bruscamente, imagino que en ese momento su teléfono se cayó, quizás por un golpe o por la puñalada que le quito la vida.
Hizo clic unas veinte veces más y lloro con el sonido de su voz.
No podía, tenía que irse de ahí, necesitaba estar sola, encerrarse en su casa, meterse a la cama y dejarse morir para ir al encuentro de su niño.
El dolor en su alma era un dolor físico que le consumía el interior, su mente dolía rogándole que no lo dejara ir, que buscará la forma de volver el tiempo, de interrumpir esta farsa, hasta de hacer un trato con el diablo si así conseguía que su niño volviera.
Abrió un cajón y ahí estaba un paquete de chicles de menta con una nota de su puño y letra.
“ Be comete un chicle cada vez que sientas la necesidad de hablar, así no les dejas saber que eres una sabelotodo, TE AMO DULCE BE”
- Ay Dios mío… no puedo, me quiero morir.
Tomó la nota con sumo cuidado la beso y se maldijo por no haber guardado las anteriores que el le dejaba en los sitios más insospechados con el único fin de fastidiarla, pero siempre con un “te amo” al final.
La visión de su rostro pálido y sereno en la fría mesa de la sala de Enrique la trajo de vuelta a la realidad, claro que no podía, ni en la muerte lo abandonaría.
- Yo también te amo mi dulce niño, desde el primer segundo y hasta mi último aliento.
Y así se quedó un rato más mientras ese sentimiento de venganza crecía como un globo con aire caliente a punto de reventar.

1991:

- Be yo me quiero quedar aquí contigo.
- Mi rey, tienes que bajar, tu mama lo exigió.
- No me gustan esos niños, son malos.
- No es tan malo, no quieres jugar con niños de tu edad?.
- Ellos no me gustan, se burlan de mí y el niño me pega.
- Mírame mi rey, recuerdas que te enseñe a defenderte?
- Si, pero me da miedo.
- No tengas miedo, yo estaré vigilando y si pasa algo te prometo que salgo.
- Y la niña siempre me dice cosas feas.
- Peque mírame… tu crees que yo te dejaría solo?
- No…
- Bueno entonces tienes que confiar en mí, todo estará bien, si el niño te pega tú haces lo que yo te enseñe, y si la niña es mala y se burla de ti tú la ignoras y me dejas a mi que hablaré con ella para que no te moleste más. Que te parece?
- Me da igual, yo quiero quedarme aquí y que me leas un cuento.
- Mira lo que tengo aquí, se llama Tom Sawyer, te va a encantar este libro te lo prometo, y lo dejaré aquí junto a tu cama, así está noche cuando te acuestes lo leemos.
- Y hay dragones?
- No rey, está vez no, es un niño que se escapa de su casa con un amigo y viven una aventura increíble.
- No Be, una vez me escape al jardín y mamá se enfado.
- Si claro, pero eso es porque tu eres un niño muy pequeño aún y no puedes estar solo.
- Tengo 4 años no soy pequeño, ya me visto solo.
- Eres un niño grande entonces?
- Si soy grande, no soy un bebe.
- Pues entonces si eres un niño grande puedes salir ahí y jugar con esos niños sin que yo te defienda no?
Armando cambio su expresión a una de decepción, pero luego con esa inteligencia tan fina que lo caracterizaba se dio cuenta que su Be tenía razón. No era un bebé, y podía defenderse solo.
- Yo puedo Be, si Daniel me pega, le meteré una patada en los huevos como me enseñaste!
- Armandooo! Jaja no vuelvas a decir eso!
- Pero Be así se llaman.
- Ok pero eso no lo repitas a nadie que no sea yo.
- Bueno y si Marcela me dice cosas malas yo le tiraré su fea muñeca al baño.
- Jaja esta bien, eso ya lo pensaremos mejor, ahora mi rey te pones los zapatos y bajamos, y recuerda que cuando estés abajo saludaras a todos con educación y sin gritar pero tampoco susurrar.
- Si Be, como me enseñaste.
- Muy bien mi amor, ahora vamos y no te preocupes de nada, yo estaré mirando que no te pase nada.
- Si hazlo.
Bajaron al salón y entraron, los Valencia y los Mendoza estaban desplegados charlando cínicamente como siempre. Los niños Valencia sentados en los lujosos sofás miraron a Armando.
Había 3 niños, Daniel quien tenía 4 años más que Armando y era un pequeño dictador, Marcela un año menor que su hermano y que era una repelente niña caprichosa y Maria Beatriz quien solo tenía 2 años y aún no se sabía que clase de persona sería.
- Armando ven aquí – llamo Margarita—y saluda.
El pequeño miro a su Be y está le apretó la manita y le guiño un ojo, le saco la lengua para hacerlo reír y antes de dejarlo ir por completo se llevo dos dedos al corazón para recordarle la promesa que le había hecho.
Armando le mostró sus hoyuelos y se soltó. Betty se sintió despojada, como cada vez que tenía que dejarlo solo y con sus padres.
Roberto “cabron” Mendoza la miró de malas maneras y ella se dio la vuelta y salió del salón rogándole a Dios que cuidara a su niño.
Se pasó toda la tarde dando vueltas por la casa, buscando la mejor ubicación para tener siempre a vista a su niño, y cuando no podía verlo se estrujaba las manos preocupada y ansiosa. Después del almuerzo los vio a todos salir al jardín, los adultos a sentarse en las mesas de jardín con vasos en las manos y los niños en los columpios a unos metros de ellos. Se sentó en la cama de Armando con Teddy en sus brazos y no le quito un solo momento la vista de encima.
Su niño era una cosita tan hermosa, con su camisa celeste y sus pantalones de vestir cortos. Que guapo era!
Parecía tranquilo jugando con la pequeña Maria Beatriz, el dictador había encontrado diversión en patear una pelota a las flores de jardín que tanto cuidaba Doña Rafaela. Y la malcriada de Marcela parecía a gusto sentada arreglándole la ropa a su muñeca. En un momento dado la niña pareció aburrirse de eso y se acerco a Armando. Se quedó cerca y pareció decirle cosas, Betty podía ver la carita de su niño que iba cambiando de la felicidad tranquila que había disfrutado a la molestia.
Entonces Marcela miró a todos lados y cuando se aseguró que nadie la veía, se acerco a Armando y lo agarró de los pelos tironeándolo hasta tirarlo al suelo.
Armando se levantó y por primera vez no lloro ni grito, agarró a Marcela de los pelos y le devolvió el favor.
Marcela grito y Armando no tuvo tanta suerte como ella de no ser visto.
Susana Valencia se levantó furiosa y empezó a increpar al peque, entonces Roberto “cabron” Mendoza camino hacia Armando lo tomó del brazo y se lo llevó.
Betty salió corriendo y en unos segundos estaba interceptándolos en la entrada.
- Señor, puedo llevarme al niño?
- Tu no te metas!
- Señor si me lo deja a mi, me encargaré de castigarlo y el nunca más volverá a hacer lo mismo.
- Ya lo creo que nunca más volverá a hacer lo mismo.
Entonces se metió a su estudio con un Armando que la miraba asustado. Betty corrió y antes de que le cerrarán la puerta en las narices le rogó que no le hiciera daño.
Se quedó allí con el alma encogida escuchando el ruido del cinto en la piel de su niño.
La puerta se abrió y el cabron salió más enfadado que antes, agarró a Betty del brazo y por un momento pensó que le pegaría a ella también. Pero Betty no era Armando y se zafo y lo miró de frente, ella no le tenía miedo, el cabron lo sabía.
- Llévatelo de mí vista, no quiero verlo más por hoy.
Y se marcho con arrogancia.
Betty lo odiaba.
Entro corriendo al estudio y encontró a su niño acurrucado en un rincón detrás del sofá, tenía lágrimas en los ojos, pero no emitía ni un solo ruido.
Betty sintió como la amargura se apoderaba de ella.
- Mi rey, vámonos.
Armando se levantó cojeando y camino con la cabeza gacha hacia ella. Betty se agachó y le tomó la carita entre sus manos le seco las gordas lágrimas y lo beso una y otra vez.
- Ya está mi amor. No pasa nada.
- Soy un niño malo, no quiero ser más un niño malo.
- No es verdad, tu eres mi pequeño ángel, eres bueno, el más bueno de todos y el más dulce y hermoso, y no te olvides nunca nunca de eso. Ahora vamos a limpiar esas lágrimas y que te parece si vamos a la cocina y le pedimos a Nana unas galletas y un vaso de leche con chocolate?
- Bueno.
- Y luego iremos a tu cuarto y te leeré el libro que te prometí, que dices mi rey te gustaría?
- Bueno.
- Armando se colgó de su cuello y Betty lo beso mil veces más mientras lo sacaba de ahí.
Un par de horas más tarde Armando se había quedado dormido y ella bajaba silenciosamente hacia el jardín. Ahí estaba Marcela jugando con sus hermanos. Sin que nadie la viera tomó la muñeca de la niña y espero a que esta mirara en su dirección.
Marcela la vio y fue a buscarla, entonces Betty la agarró y tapándole la boca se la llevó a la esquina del jardín.
- Escúchame pequeña zorrita, tu no sabes quien soy yo, pero yo sé donde vives y te juro que si alguna vez te vuelves a acercar a Armando esperaré hasta que sea de noche y tus padres duerman, me meteré en tu casa y te haré daño… te haré mucho daño y si piensas que diciéndole a tus padres conseguirás algo te equivocas, porque entonces no solo te lo haré a ti, si no que a tus padres y a tus hermanos, quieres eso? A qué no quieres eso!
Marcela negó con la cabeza con lágrimas en los ojos.
- Eres una niña lista, así me gusta. Ahora sécate la cara y vuelve ahí y no digas nada, porque así como he visto lo que le hiciste a Armando veré si le hablas de esto a tus padres. Vete!
La soltó y salió corriendo con el corazón en la boca.
“Dios mío que has hecho, estúpida estúpida!”
Una cosa era amenazar a Rosa y otra a la hija de los socios de los Mendoza. Corrió a su habitación y agarró una mochila, metió ropa y busco la caja donde guardaba el dinero, se puso sus mejores zapatos y salió corriendo a la habitación de Armando, el seguía durmiendo plácidamente abrazado a Teddy.
Le armo una mochila con ropa y la colocó junto a la suya.
- Despierta mi rey… venga levántate…
Armando se movió mosqueado. No le gustaba nada que lo despertaran y siempre se ponía de mal humor.
Pero Betty no podía esperar, el corazón le latía a mil imaginando que Marcela hubiera contado lo que pasó, entonces seguramente la despedirían y por nada del mundo iba a dejar a su niño en esa casa, si ella se iba el también. Ya vería como se las ingeniaba para escapar y nunca más ser localizados.
- Mi rey ponte esta ropa.
- Nooooo déjame, quiero dormir.
- Por favor mi amor, ponte los zapatos y sigues durmiendo.
- No quiero – Armando empezó a llorar malhumorado y Betty se desespero más, se acerco a la ventana y observo como empezaban a entrar a la casa.
Nadie parecía alterado ni enojado, Marcela caminaba detrás de sus padres como si nada pasara.
Miró a Armando que se había quedado dormido otra vez. Se acerco y lo cubrió con la manta, besándolo suavemente.
Se quedó el resto del día con el encerrada bajo llave. Cuando eran las 8 de la noche Armando empezó a quejarse del hambre. Ella no quería salir y dejarlo solo.
Lo cargo y bajo a la cocina, toda la casa estaba en silencio y la mayoría a oscuras.
En el camino se cruzó a Pablo uno de los que se encargaba del mantenimiento.
- Pablo donde está todo el mundo?
- Los señores salieron y el resto estarán cada uno a lo suyo.
- Gracias, buenas noches.
Se relajo y siguió a la cocina, comieron y volvieron al cuarto. Una hora después Armando ya estaba durmiendo otra vez y Betty apagaba todas las luces preparándose para pasar una noche encerrada junto a la ventana vigilando que nadie la fuese a buscar.
Milagrosamente los días pasaron y nunca nadie le dijo nada, volvió a ver a Marcela pero esta la esquivaba y aunque se arrepintió de intimidar a una niña pequeña tampoco pudo lamentarlo mucho. Marcela no volvió a molestarlo.

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