021: la tormenta contraataca

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I R R E A L

Karol

— Sí.. bueno es que.. — escuchamos el sonido de un celular, era el suyo.

Habíamos estado toda la mañana repasando nuestras líneas, y de vez en cuándo tomábamos un descanso para poder hablar, entre otras cosas. Lo único que me fastidiaba era que su celular no había dejado de sonar en ningún momento, quisiera arrancárselo de las manos y exigirle a aquella persona que dejara de marcarle, pero debía contenerme.

— Voy a tomar la llamada, ¿vale? Ahora vuelvo. — se puso de pie, y salió del camerino.

Solté un suspiro frustrado, y procedí a sacar mi celular y meterme a las redes. Me puse a leer todos los mensajitos que me escribían los fans, y los edits que hacían. La verdad que es los fans son incondicionales, siempre están ahí, en las buenas y en las malas. Son cómo unos amigos en lo cuales puedes confiar, pase lo que pase.. ellos siempre estarán.

Últimamente me había estado preguntando.. ¿Qué pasaría sí Ruggero y yo en algún momento, decidimos hacer nuestra relación pública? ¿Lo aceptarían o nos tirarían hate? Bueno, lo cierto es que los fans nos shipean juntos cómo pareja, así que no veo el problema, pero supongo que sería demasiado shockeante para ellos, ya que obviamente los tomaría por sorpresa.

Estoy convencida de que justo ahora no es el momento para decirlo, ya que acaba de suceder lo de Candelaria y eso no podría traer nada bueno.

Conociéndola a ella, no me sorprendería que intentara hacer una de las suyas.. Después de todo, es una víbora.

Cómo que Ruggero se está tardando mucho, ¿no?

Me levanté de mi lugar y caminé hacia la salida del camerino, abrí la puerta y a lo lejos lo vi, hablando aún por teléfono.. Estaba de espaldas, así que aproveché y me acerqué un poco.

Yo sé que es de mala educación espiar a los demás, pero por una vez que lo haga no pasada nada.. ¿o no?

No podia distinguir muy bien lo que decía, puesto a que estaba un poco alejada de dónde él estaba y me costaba escuchar..

— ¿Sabias que escuchar las conversaciones ajenas es de muy mala educación, piojosa? — me sobresalté al escuchar la voz de Michael detrás de mí.

— ¿Y tú sabías que asustar a los demás y es de muy mal gusto? — me defendí, el soltó una carcajada..

Le di un golpe en el hombro, él se quejó. — Cállate, vas a hacer que nos pille, por idiota.

— Que te pillen, querrás decir. Te recuerdo que quién lo estaba espiando eras tú, no yo. — se escusó, yo entorné los ojos.

La verdad es que Mike era esa clase de amigo que siempre están ahí para ti, el típico amigo que siempre encuentra una forma de hacerte reír y olvidar todo lo malo.. por esa misma razón es mi piojosito.

Recuerdo cuándo lo conocí por primera vez, en las grabaciones de un capítulo de Cómo Dice El Dicho.. aquella época fue muy linda. Extraño demasiado mi país, que ganas de volver, pero lamentablemente, no se puede.

— Ven, acompáñame a un lugar. — me arrastró de la mano, hasta su camerino.

Al llegar, entramos y me sorprendí al ver lo ordenado que estaba.

— ¿Es que neta que me trajiste a tu camerino? — le pregunté haciéndome la indignada, el rió.

— ¿A dónde más iríamos?

— Bueno, a la cafetería.. que sé yo.

— Ya ves, estamos aquí.. así que venga, vamos a distraernos un poco, ¿y sabes cómo? — yo negué con la cabeza. — ¡Bailemos!

Sacó su celular de su bolsillo y colocó una canción de su playlist. Yo solo negué con la cabeza, mientras mordía ligeramente mi labio inferior.

Se acercó a mí y me obligó a bailar con él.. Y bueno, que más da.

"Mamarre, mamarre, mamarre, mamarre."

"Como lo mueve esa muchachota.
Metiéndole al dembow es que se bota.
Y yo postia'o aquí con esta nota.
La miro y rebota, rebota, rebota, rebota.."

Sonaba la canción Rebota de fondo, está canción es una de mis favoritas. Comencé a moverme al ritmo de la música. Sin duda, hacía falta distraerme un poco.

•••

Pasaron alrededor de dos horas, estaba yo en mi camerino esperando que me asignaran la agenda de cuál sería mi horario para las grabaciones ésta semana.

Oí que alguien tocó la puerta.. No creo que sea Ruggero, puesto a que él en éste momento estaba con el director arreglando algunos asuntos.

Me puse de pie y caminé hacia la puerta, la abrí y rodé los ojos al ver de quién se trataba..

La serpiente.

— Tenemos algunos asuntos pendientes, ¿no crees? — declaró, la ví con cara de pocos amigos, realmente no estaba de humor para sus estupideces.. bastante tuve con lo de aquel día.

— Yo no tengo nada que aclarar contigo. — sentencié, entonces ella me haló del brazo y me lo apretó.. — Suéltame, me estás lastimando.

— Quiero que te alejes de Ruggero. Sí no lo haces, soy capaz de hacer que te arrepientas. — me amenazó..

— Yo no tengo porqué hacerte caso. ¡Ya deja de meterte en nuestras vidas de una vez por todas! — exigí, ella rio irónicamente.

— Bueno, vos sabrás.. yo cumplo con advertírtelo. — y sin más, salió de lo camerino.

Sinceramente, la detesto. No creo que se atreva a hacer algo.. ¿o sí?

 ¿o sí?

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