VIII. La perversidad existencial

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Se entendió desde el inicio de este tratado que las cosas son perversas, pero no se justificó. Una cosa no posee consciencia, sino que la consciencia es de su creador, cuando el objeto procede de un supremo (pues están los objetos naturales, que no son creados por el hombre).

La naturaleza siempre conlleva a perturbar las cosas. Pues cosas creadas son esas las cuales se pensaron, pero el pensamiento no se redacta en hoja de papel eterna; hay olvidos capaces de arruinar historias. Y los olvidos en las cosas las vuelven perversas, no por su actitud, sino por acto de su creación; condición suficiente para conllevar a que una cosa se desarrolle. Porque aunque mucho deseemos, y mucho retractemos, y mucho imaginemos, difícil cuestión es transformar una idea a un hecho sin una perversidad detrás de sí.

Y perversidad, que se entienda, es un enlace a lo perturbado respecto de estado natural como idea. Perversa cosa es una cuestión atrofiada, como cosa lo es aquello por lo cual la perversidad abunda; el ser humano de esa manera es... Porque el descenso hacia lo atrofiado es eterno, pues imperfectos somos todos; y la imperfección, que cosa útil es para cortas vidas humildes, no suscita sino cuestión longeva a los deseos y a las pasiones, pasiones representadas en lo actos, actos reflejados en los pensamientos.

Las cosas que crea el hombre se atrofian, y distinta la creación es de lo supremo, pues la creación por sí misma procede de un acto natural, mas la cosa de objeto y causa humana siempre posee una virtud cual superadora de barreras, tanto inútil en lugares distintos... Que se resiste, que penetra.

Es así como los objetos, las cosas del hombre, se atrofian, y se dañan, y se estropean por el hecho. Y las cosas no sólo se distorsionan, pues pensamientos de filósofos muchas veces son electos para interpretaciones erradas, usadas a conveniencia, con el placer del cambio, con la perversidad de la fallada interpretación.

La Forma del Hombre o Tratado Filosófico Sobre la Composición de los SeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora