XI. La configuración y los límites del espíritu

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Si hay una cuestión de la cual estemos en contra en este tratado es el alma, pues se me dificulta imaginar las explicaciones del carro alado y demás alegorías. No confío en la existencia del alma, pues lo que difiere de nuestras posibilidades y es metafísicamente infinito de modo alguno podría concebirse en esta realidad. Existe de forma imperativa una de lo físico y lo metafísico. Lo que el alma hace es desobedecer a la lógica de la constancia humana y genera dependencia por actos que en consecuencia de su existir desafían cualquier ley filosófica crítica de la naturaleza.

Es por eso que decimos: el alma no existe sino como idea; mientras que el espíritu, que pertenece a una realidad física y es finito, que va de la mano con nuestras posibilidades y que es temporal al mismo tiempo que nosotros, que es particular y subyacente a las percepciones, que de facto pertenece a una realidad individual: ese sí lo apoyamos con fervor y es, igualmente, el que daremos cuenta en esta investigación filosófica.

¿Qué es el espíritu? Es ese complemento humano que pertenece al mundo, donde se engendran las esencias. De otro modo: el espíritu de cierta forma está relacionado estrechamente con la idiosincrasia. Pues el espíritu es la esencia, y la esencia genera a la idiosincrasia.

De esa forma, el espíritu físico no es lo que popularmente se conoce como "ente" (fantasmas, por ejemplo), sino que es una condición por la cual algunas cosas se pueden desarrollar. El espíritu no es la presencia física de los contextos, tampoco es un acontecimiento: es un estado en el que el hombre puede determinarse progresivamente según lo que vive y lo que siente.

Ya bien, lo que adviene a la existencia del espíritu (que, como la idiosincrasia, es una condición imperativa pero subjetiva en acto de su revelar y su particularidad) es una trascendencia, no sólo del espíritu en sí sino de la cosa por la cual se sirve de este estado. Es decir: el espíritu puede configurarse y trascender sus propios límites.

Para entender tanto mejor esta postura, tratemos a fondo los siguientes puntos repartidos en diferentes partes del presente segmento.

1. ¿De qué manera puede el espíritu configurarse?

Hemos concordado que la vida es continua biológica y filosóficamente, entre infinitud de ramas de las experiencias puras y empíricas. Partiendo desde ese punto lógico, si la espíritu cambia, cambia igualmente la esencia en el hombre. Con lo cual este estado es, tanto como la normalidad, algo cambiante y superpuesto a las contingencias y circunstancias que el hombre pueda vivir.

Siendo así, el espíritu se configura partiendo de dos fundamentos que lo hacen transformar no en su significado sino en lo que genera por acto de su existencia: 1) se configura cuando la posición formal de las ideas se ve tanto evolucionada como interrumpida, en proceso y en consecuencia; 2) se configura cuando se genera en su portador una introspección.

Primer fundamento: Las ideas subjetivas, que se interponen en camino a lo verdaderamente objetivo, por su condición, como se ha dicho, tienden a cambiar por mucha vigencia que esta posea. Es decir: las ideas por su naturaleza misma siempre están en la disposición del cambio.

Cuando una idea se ve evolucionada referimos es a dejar el estado natural ignorante en que esta se encuentra (se define este estado como la condición por la cual todo hombre camina, mayoritariamente en su niñez). O sea: una idea que evoluciona cambia en base y en contenido, incluso si la intención es la misma.

Ejemplifico: Llega María y le dice a Juan "La Vita E Bella es la mejor película de la historia", a lo que Juan le responde "es mucho mejor El Ciudadano Kane". Discuten los dos a la par. Cuando María iba camino a su casa, tanto enojada, se detuvo en una tienda de alquiler de películas, y vio la existencia de una unidad del Ciudadano Kane. La compró, fue a casa, se la vio, y al día siguiente fue a casa de Juan y dijo "tenías razón, era mejor esa".

La Forma del Hombre o Tratado Filosófico Sobre la Composición de los SeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora