La Forma del Hombre o Tratado Filosófico Sobre la Composición de los Seres

III. La naturaleza del hombre

Elemento explicativo primero: La Idiosincrasia (postulados de la composición de la consciencia particular)

La naturaleza de todo objeto no yace perversa a las objeciones, ni a sí misma; no es más que una revelación del imperio natural a la colonia humana, bien que a veces nosotros ganamos unas cortas batallas, pero la naturaleza en sí misma resurge de formas fantásticas. Nuestra presencia en la tierra, aunque natural, es una ignominia para con nuestra "madre" naturaleza. Mas aun poseemos todos nosotros una actitud obligatoria instaurada en nuestro ser, que, o bien que se revela a fin de demostración, o bien que no se revela sino en sí misma respecto a su acreedor y es latente. Tratemos el primer postulado.

¿Qué, o cuál es esta actitud imperativa en nuestro ser? Idiosincrasia, se le llama. En efecto: poseer una actitud universal, a saber: de forma que todos seamos una sola y misma cosa, es imposible, debido a que, aunque nuestro organismo funcione de manera regular en las personas sanas, no actúa del mismo modo a según: la idiosincrasia, sino que se forma independiente a las actitudes universales que la naturaleza biológica abarca con nosotros.

Esta actitud imperativa, que, cual sea la posición del hombre, si a favor o en contra, es innata a sí, tiene por fundamento que: 1) la actitud que manejamos, semejante en ocasiones, es virtuosa a nuestros gustos, debido a los causales presentados como necesidad, los cuales se dividen en dos secciones: impulsos éticos e impulsos banales (es decir: estos dos impulsos son las causas de los gustos); 2) todo lo que exista en pasado a nuestro presente, bien que presentado como realidad a los ojos del humano, procede inevitablemente del desarrollo de la consciencia en el hombre, misma que dependiendo de los contextos, estará en su contra o en su favor, en contra cuando los aparatos productores de consciencia (denominados así por generar un mundo de ideas sobre los hechos, o dicho de otro modo, interpretaciones a las realidades presentes) no deja un desarrollo verdaderamente libre de ese pensamiento, y a favor cuando sucede todo lo contrario; 3) la idiosincrasia existe de manera inmediata a la realidad de cada persona, pero aunque innata, a veces se ve atrofiada por cuestiones banales como: A: La imposición del absoluto, B: la perversión de los impulsos éticos.

Tanta información debe ser explicada detenidamente.

Primer fundamento: se dice que todo existe virtuoso a nuestros gustos, sea por el hecho: actitudes independientes, latentes o reveladas, existen en el hombre; de manera tal que la existencia plena de esos gustos debe tener una causa. En evidencia, todas las actitudes del hombre tienen causa. Si nosotros tomamos la consciencia del hombre y dividimos su origen, se nos será más sencillo explicarlos; los impulsos pueden originarse, pues son en sí mismos la causa de la idiosincrasia, aunque de dos forma totalmente distintas, a saber: de la manera en que es expresa su existencia para la sociedad, y son:

A: los impulsos éticos

B. Los impulsos banales

Respectos a los primeros, se nos es permitido decir que aunque no de manera universal, en las sociedades puede existir un código que, pese a que no siempre acertado, sí es de obligatorio cumplimiento. El juicio en las sociedades instaurado como leyes sirve de imperativo moral en lo que cabe a los espacios geográficos donde se aplica una normativa; se dice: puede estar equivocada, pues en la polis se nos es necesaria la existencia de unas leyes beneficiosa a las actitudes sociales de los hombres, para que en efecto de su existencia, se pueda apaciguar el momento colectivo, de manera que no existan actos de índole anárquica, y existen pueblos, o bien: gobernantes que no acatan esta idea.

Suponiendo entonces que esas leyes obedecen al concepto de los pueblos independientes a Atenas y regidos por una democracia, decimos que la existencia universal ética respecto, como se decía, a las composiciones geográficas del país con función a la nación, conciben el primer postulado: los impulsos éticos.