(っ◔◡◔)っ ♥ Capítulo IV ♥

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—Lo amaba Sai, yo lo amaba—sollozo—Dime que hice mal para que el me tratara así—

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—Lo amaba Sai, yo lo amaba—sollozo—Dime que hice mal para que el me tratara así—

—Confiaste demasiado—respondió— alguna vez leí un libro el cual hablaba sobre un hada que se enamoró de un humano, fue tanto su amor que ella "confío" y este aprovecho para robarle sus alas. —

—No, te entiendo— musitó, secando en vano sus lágrimas.

—Entregaste más de lo que recibías— dijo —por eso es que te duele— y no dejo de abrazarla, no podía entender por completo su dolor, pero agradecía hablar leído tanto.

Y siguió llorando, no más bien berreaba, hasta ella se sorprendió, después de un rato ambos se levantaron y se dirigieron hacia la caravana, mañana sería un día largo y debían descansar.

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Al día siguiente se sorprendió al no ver a su compañero, se levantó con los ojos hinchados, ese era el resultado de llorar toda la noche y no dormir casi nada. A sus bellas perlas le faltaba ese "brillo" que la hacía diferente a los demás Hyuga.

Sai, entro sin avisar.

—Buenos días, Sai— dijo, intentando sonar normal.

—Veo, que ya despertaste— soltó, aquel chico pálido —Ven, el desayuno está listo, me han enviado por ti— la sujeto del brazo.

Ambos se dirigieron a lo que era una cocina improvisada, los niños, ancianos y hasta los más jóvenes están en aquel lugar sentados alrededor de una fogata. Todos reían, aquello hizo a Hinata sentirse aliviada pues necesitaba distraerse.

—Hyuga- san venga— Daisuke se levantó en dirección hacia ella. — la estábamos esperando, ¡Atención!— grito para que todos le prestarán atención — Ella es Hinata Hyuga la médico ninja que estará cuidando de nosotros—

— ¡Cuide bien de nosotros!— dijeron, aquellas personas y le dedicaron una reverencia, Ella tenía ganas de llorar aquello era tan hermosa— ¡Hyuga-san!

—por favor llámenme Hinata— les dijo dando una elegante reverencia.

—Tome— y le extendieron un plato de arroz— ¡Itadakimasu!—

— ¿Te encuentras bien?—cuestiono Sai, sentándome junto a ella. — toda la noche, te pude oír mientras llorabas, no me dejaste dormir—

—Sí, muchas gracias. Y disculpa si te molesté— suspiro — Eres un gran camarada— sonrió dulcemente.

— ¡Camarada!—agrego — pensé que después de lo anoche seríamos más que eso— le devolvió la sonrisa.

—Ah!— pronuncio y por un instante sintió que Sai diría algo inapropiado— Sí que eres extrañó— rio nerviosa.

—Amigos— dijo, haciendo que Hinata lo mirada, curiosa. — Eso es lo que somos ahora ¡Amigos!— Y por primera vez una sonrisa sincera se formó en los labios de Sai.

𝓔𝓵 𝓐𝓭𝓲𝓸́𝓼 | 𝓕𝓲𝓷𝓪𝓵𝓲𝔃𝓪𝓭𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora