El día había llegado debían partir, así que se apresuró a guardar sus pertenencias se encontraba nostálgica pues no quería dejar aquel lugar deseaba quedarse ahí toda la vida de ser posible. Pues ella se había encariñado de todas aquellas personas, rogaba por volverlos a ver en su vida, pero en su interior sabía que aquello sería imposible pues eran viajeros, no pertenecían a ningún lugar en particular.
—Debemos irnos— anuncio Sai.
—Si—
Se despidieron de todos, agradecieron las atenciones recibidas, los niños corrían a ella, después de conocerla habían dejado de temerle por sus ojos.
Estaba preocupada por ellos pues tardarían una semana entera en llegar hasta su próximo destino, así que los surtió de un botiquín médico, siendo Daisuke el encerrado de este, ella se había encargado de enseñarle lo esencial como desinfectar heridas y como preparar infusiones sencillas.Aquellas personas le habían preparado una cesta de comida, la cual ella rechazó amablemente, pero la insistencia de aquellas personas terminaron por convencerla. Respiró profundamente por última vez aquel aire fresco y limpió.... limpio de sus problemas. Era claro no quería volver a su realidad y enfrentar sus sentimientos, aunque Sai estaba a su lado no sabía cómo enfrentaría a Naruto.
Una voz la saco de sus pensamientos.
—Hinata-san—grito Daisuke —Me preguntaba si podría darme su dirección— se rasco la cabeza en un intento de controlar su nerviosismo —Me gustaría visitarla— declaró y ella lo miró sorprendida.
—Yo, estoy saliendo con alguien—dijo, y su mirada se dirigió a Sai —No, sería correcto— y aunque no estaba segura de sus sentimientos por aquel chico no debía faltarle. —Lo lamentó—
—Es Sai-san—declaro, con un toque de tristeza— ¿Su novio?
—Sí, lo sé—afirmo—Debo irme— dijo, Dejando solo aquel chico.
—Nos vemos, suerte— y fue lo último que pudo escuchar.
El viaje de regreso había comenzado, Sai, solo podía notar aquel extraño comportamiento que ella estaba adquiriendo, pues su hermosa sonrisa que adornaba su rostro había desaparecido y en su lugar había una expresión de inmensa tristeza. Pero decidió quedarse callado y esperar lo que tuviera que pasar.
—Deberíamos comer—dijo, buscando un lugar —Ahí— señaló tomando la cesta y se sentó debajo de un gran árbol.
Ella solo se limitó a seguirlo.
Comieron tranquilamente, Sai se había mantenido al margen, mirándola en ocasiones para intentar "adivinar" sus sentimientos pero aquello había Sido un rotundo fracasado pues ni el entendía ese sentimiento que le generaba el verla así.
Ansiedad.
Miedo.
Eso es lo que veía en el rostro de su ¿novia?
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Habían llegado y con cada paso que daba su nerviosismo aumentaba, podía sentir sus pies, cuerpo e incluso su corazón más pesados, Cuando por fin estaba afuera de la oficina del Hokage tocaron y Shizune los dejo entrar entonces sus orbes se encontraron con aquel Rubio, el causante de todas sus emociones, entonces lo sintió Sai había tomado su mano, como solía hacerlo, después de autoproclamarse su novio, ella lo miró, fue un parpadeo pero pudo notar la molestia en su mirada.
—Hokage-sama—pronuncio Sai—Debo anunciar que nuestra misión ha sido exitosa— y el Hokage no dejaba de ver sus manos unidas.
—Aquí están tal como lo pidió el registro de cada uno—dijo, soltándose del agarre de Sai—de los aldeanos, en aquella caravana están organizados por edad y género, así que no será difícil archivarlos—
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𝓔𝓵 𝓐𝓭𝓲𝓸́𝓼 | 𝓕𝓲𝓷𝓪𝓵𝓲𝔃𝓪𝓭𝓪
Fiksi Penggemar𝓓𝓾𝓻𝓪𝓷𝓽𝓮 𝓪𝓷̃𝓸𝓼 𝓮𝓼𝓽𝓾𝓿𝓲𝓶𝓸𝓼 𝓬𝓸𝓷𝓼𝓽𝓻𝓾𝔂𝓮𝓷𝓭𝓸 𝓾𝓷𝓪 𝓻𝓮𝓪𝓵𝓲𝓭𝓪𝓭 𝓺𝓾𝓮 𝓻𝓮𝓼𝓾𝓵𝓽𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓼𝓸𝓵𝓸 𝓮𝓻𝓪𝓷 𝓶𝓮𝓷𝓽𝓲𝓻𝓪. 𝓗𝓲𝓷𝓪𝓽𝓪 𝓼𝓮 𝓭𝓮𝓼𝓹𝓲𝓭𝓲𝓸́ 𝓭𝓮𝓵 𝓲𝓷𝓶𝓮𝓼𝓸 𝓪𝓶𝓸𝓻 𝓺𝓾𝓮 𝓵𝓮 𝓹𝓻𝓸𝓯𝓮𝓼𝓪𝓫...