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       La noche había pasado tranquila, el castaño había logrado que Yeosang se olvidara un poco del desastre que era su cafetería

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La noche había pasado tranquila, el castaño había logrado que Yeosang se olvidara un poco del desastre que era su cafetería. De acuerdo con el castaño, él se encargaría de ayudarle a reparar los daños. Yeosang le había dicho que por suerte tenía unos ahorros y después de eso buscaría una buena aseguradora para que la próxima vez que le sucediera algo parecido no tendría que poner de su bolsillo. Yunho parecía ser una buena persona, sabía escuchar y dar consejos, eso fue lo que más le agradó de él.

           El día había transcurrido tranquilo, era domingo por lo que ninguna compañía trabajaba, odiaba tener que decirle a las personas que frecuentaban la cafetería que no habría esta vez. Pero tuvo una idea, estaría regalando el café, sí, tendría muchas perdidas pero no podía dejar que las personas que estuvieran teniendo un mal día acabaran igual o peor de mal. Él sabía a la perfección lo que era tener días fatales. La fila de personas estaba hasta la calle y un poco más largas, pero nadie se resistía al café de esa cafetería. Quizás era el empeño que le ponía o su buen corazón lo que había que la gente amara su café. Odiaba de todo corazón que Wooyoung no estuviera en la cuidad, ya que él le ayudaba en momentos como estos. Podía haberle dicho a Yunho, pero él le había ayudado la noche anterior a limpiar todo el desorden. "No tienes de otra, Yeo, vamos tú puedes" pensó mientras preparaban cafés y literal corría de un lado a otro.

—Siento mucho lo qué pasó con tu cafetería, Yeosang, espero que pronto puedas levantarla, y gracias por el café—. Comentó uno de los clientes frecuentes con una sonrisa en sus labios. Yeosang solo le regaló una pequeña reverencia al igual que una sonrisa.

¿Que otra satisfacción podría tener más que ver a las personas felices? Así él estuviera cayéndose por dentro, no le importaba. Escuchó unos murmuros, al parecer de molestia porque había alguien cortando la línea. Su ceño se frunció al ver como una cabellera negra de mechón verde se acercaba. Su corazón comenzó a acelerarse de molestia. "¿Todavía tiene el descaro de venir a pararse aquí?" se preguntó en sus adentros parando de hacer lo que estaba haciendo.

—¿Que diablos quieres aquí? ¿Vienes a ver tus resultados?— Preguntó una vez que estuvo frente a él.

El pelinegro lo ignoró por completo y rodeó la barra que los separaba entrando hacia donde Yeosang se encontraba. Pasó saliva por su garganta reseca y solo esperaba que le soltara un golpe, pero no. El ceño de Yeosang permanecía fruncido, pero pasó de tener expresión de molestia a tener una de confusión al ver como el pelinegro se puso detrás de la segunda caja registradora para comenzar a tomar las órdenes.

—¿Que crees qué haces, Choi?— Cuestionó el rubio acercándose a él.

San solo lo ignoró y tomó las primeras órdenes entregándole los papeles de que tipo de café querían las personas.

—Te hice una pregunta—. Yeosang tomó a San del brazo apretándolo un poco.

—Te dije que yo no tuve nada que ver, y creo que no hay mejor manera que demostrártelo más que ayudándote.

Mist (Ateez ;; Sansang ;; SanxYeosang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora