Katniss pone un cuadro sobre el atril de madera. Se sienta en su banqueta y toma con cuidado la paleta que contiene solamente dos colores: blanco y negro.
Mientras comienza a pintar, observa su costado para guiarse del frágil papel que está sobre la punta de su cama. Este tiene un colorido dibujo de una niña jugando con un oso de peluche. Esa niña, con trenzas y pelo de un marrón un tanto oscuro, era ella. Y quien la dibujó fue, su madre.
Desde que su padre y ella se mudaron aquí, a este pequeño lugar, Katniss no hace mas que retratar las pinturas de su madre, pero con una diferencia, sus imitaciones eran todas en blanco y negro y muy pocas veces solía usar el color gris. Pintar... Esta acción le recordaba a aquella mujer, con cabellos rubios y algún que otro mechón oscuro, con sus vestidos siempre coloridos...
Con algo de dificultad y tratando en vano de sostener la paleta, su jean ahora era multicolor. Dejó el objeto en la cama y se encaminó hacia la puerta, para cerrarla con llave. Buscó algo nuevo que ponerse y con la ayuda de una percha, colgó su jardinero de un gancho en el ropero.
Aunque era un día soleado, su habitación estaba algo fría y eso causó que se le erice el vello. Rápido, tomó un short color verde militar. Un pie, luego el otro. La tela de este pasó por sus gemelos hasta sus muslos, deteniéndose en su cintura. Abrochó el botón y subió el cierre.
Con una toalla sobre sus piernas, volvió para terminar lo que había empezado.
A ella le gustaba creer que sabia pintar gracias a los dotes de su madre, algo así cómo una herencia por parte de esta. Katniss realmente disfruta dar una pincelada tras otra cada vez que tiene oportunidad, siente que está en contacto con aquella mujer de cabellos rubios... Y eso la hace sentir a salvo.
Aunque todavía recuerda ese sonido, el impacto de la cabeza de su mamá contra el filo de la escalera, sabe que no tiene escapatoria. No desde que su padre está a cargo de ella. Claro es que varias veces intentó huir, corrió... Corrió verdaderamente muy lejos, dejándolo atrás mientras escuchaba cómo le gritaba, corrió hasta que sus pulmones ardían y el viento se le calaba por todos lados. Pero el hecho de que hoy esté en este cuarto, a escasos metros del cuerpo de su padre, es el fiel resultado de lo mal que le fue.
Está acostumbra a vivir así. A no salir, a comer poco, a los golpes y gritos, a no tener amigos, a soportar o a bañarse con agua fría por culpa de su padre. Katniss hace un año que vive aquí, bueno, si a eso le llamaba vivir. Más bien están escondiéndose, ¿De quién? De los policías. Todos los recuerdos siguen frescos en su cabeza, cada vez que cierra los ojos y cada vez que toma un pincel entre sus dedos. Su papá y ella permanecen en Outer Banks porque el día que este empujó a su madre contra la estructura que la terminó matando, cargó su cuerpo en la parte trasera de la camioneta y a mitad de camino, lo tiró en un descampado. La idea principal era Carolina del Sur pero debido a que el móvil se quedó sin señal, su padre tuvo que improvisar, terminando totalmente en el lado contrario y en un lugar con pocas personas. Aquel día, habían estado en la carretera durante horas y para las nueve de la noche, Outer Banks les dio la bienvenida. Katniss recuerda cómo su padre la hizo bañarse en el lago, solo con su ropa interior. Recuerda como él refregó sus manos bajo el agua y cómo la sangre de su madre se mezclaba con esta. Recuerda el fuerte golpe que recibió al llegar a su casa actual, cómo la uña de aquel hombre había raspado su mejilla. Recuerda sus ojos hinchados y recuerda como no durmió durante semanas. Su vida se había ido al diablo por una discusión de pareja... Por una maldita discusión de pareja ella había quedado sin madre, a cargo de un monstruo.
Ahora lo más común para Katniss era entablar un dialogo con las lastimaduras en su cara o estomago. Literalmente, les contaba porqué su padre decidió herirla.
Ella no iba al colegio, tenía que aprender desde su pequeño pero acogedor cuarto. Aún en verano, cómo en estas épocas, Katniss repasaba lo que creía que iba acorde con su edad. A veces leía, a veces aprendía algo de ingles.
Dejar el colegio fue algo que su papá le advirtió a penas vio lo poblado que esto estaba, deduciendo que la posibilidad de asistir a uno era posible. Al principio no entendía porque pero conforme pasaron los días y el hombre con el que vivía se iba transformando en lo que es hoy, se dio cuenta que si ella tenia amigos, podía delatarlo. Su padre la conocía muy bien.
Desde esa noche que ella intentó escapar de esta pequeña población, la violencia había llegado para no irse nunca, no por ahora. Eso trajo cómo consecuencia la transformación de una Katniss insegura, miedosa y para nada social. La suerte no estuvo de su lado esta vez, pues el hecho de que solo pudo disfrutar a su madre quince años, lo loco que estaba su papá y la vida que llevaba ahora, eran tan solo los primeros momentos dolorosos que ella viviría.
De repente el sonido de la puerta principal abriéndose de par en par hace que Katniss de un respingo y deje de pintar. Alguien estaba revolviendo la lacena y poniendo patas arriba la sala de estar. Los gritos de su padre se comenzaron a oír, acompañados de dos voces más... Voces que nunca había escuchado. Estaban queriendo robar. Lo más curioso para ella fue qué, aún siendo de hombres, estas se escuchan cómo si provienen de personas verdaderamente jóvenes.
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Primer capítulo! ¿Qué les pareció el comienzo de esta historia? Espero que les haya gustado conocer un poco más sobre nuestra protagonista! Cómo pudieron leer el final tiene un poco de suspenso pero creo que si vieron la serie sabrán de que capítulo puedo estar hablando con eso del robo.
Hazme saber por medio de votos o comentarios tu opinión!
Muchas gracias y nos vemos en la segunda parte!
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Tristeza de verano; JJ Maybank
FanfictionMalos padres, hijos buenos. Eso es lo que cualquier persona diría si se detuviera a pensar en la historia de estos dos chicos, JJ y Katniss. Ella no podía salir, el si. Ella no tenía amigos, el si. Ella no podía fingir, el si. JJ Maybank: Podría de...