Capítulo veintiséis

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JJ.

- JJ por favor, despierta, JJ, vamos... Despierta por favor! - Mis oídos comenzaban a escuchar. Una gota de agua cayó en mi mejilla, mi cuerpo comenzaba a sentir. Entonces abrí los ojos. Pero mi vista me falló. Solo distinguía a Kie gracias a que recuerdo la forma de su pelo, sino, me hubiera sido imposible descifrarla.

Una gota, tras otra, tras otra. Comprendo que son lagrimas, de mi amiga. Está llorando. Desconsoladamente.

Levanto el brazo y lentamente, mi mano se posiciona en su espalda encorvada para hacerle saber que desperté. La acaricio. Entonces ella deja de esconder su rostro en mi estomago para que de un respingo, mis ojos conecten con los de ella. Están bien abiertos, tiene pinta de estar verdaderamente sorprendida.

Segundos después, cuando parece reaccionar, me rodea, estrechándome como puedo contra su cuerpo, pues por la incomodidad en la que se encuentra mi espalda, puedo deducir que estoy aún en el suelo.

- Gracias a dios JJ - Habla como puede, su voz se escucha entrecortada por la respiración agitada y acto seguido, besa mi frente.

Con su ayuda, logro reincorporarme pero no pararme del todo. Me refriego los parpados con ambos dorsos de las manos y la vista comienza a mejorar. Siento cómo una punzada me atrofia la cabeza y me hace expresar una mueca de dolor. Cuando miro hacia abajo, no solo tengo un redondel de agua por las lagrimas de Kie, sino que también, más arriba, sangre. Eso me hace llevar la mano a mi boca, la cual tiene los labios hinchados y una cortadura. No pienso en tocarme los pómulos porque ya imagino como deben estar. Así que solo apoyo la mano derecha en el suelo y doblando la pierna, hago fuerza en levantarme. Pero Kie no me deja, ella se vuelve a agachar y sosteniéndome de ambos brazos, logra incorporarme del todo.

Cuando lo hago y siento mi espalda capaz de quebrarse en dos, recorro el restaurante con la vista. Pope no está, solo el padre de mi amiga y ella. Katniss tamp... Carajo, Katniss!

- ¿Dónde, dónde... Dónde está Katniss, Kiara? ¡¿Dónde está?! - Es lo primero que sale de mí luego de estar vaya uno a saber cuanto tiempo tirado en el piso. Jalo mi pelo hacia atrás, con demasiado ímpetu. Trago saliva. Mi amiga no responde - Mierda Kie, ¿Qué pasó? - Vuelvo a hablarle, sivilizadamente.

- Su padre, su padre vino... Su padre vino, ella corrió hacia la salida, creo que el hombre que se paró frente a ella, era amigo de su padre... No, no recuerdo muy bien... Solo, solo en un momento deje de verla - Me contesta, con el ceño fruncido y los brazos en jarra, moviéndose de un lado al otro.

- Has memoria Kiara, por favor, has memoria. Olvídate de lo demás, estoy aquí, desperté, estoy bien. Ahora enfocate en recordar qué pasó exactamen...

- No lo sé JJ! No, no me acuerdo de qué carajos sucedió después, ¿Si? No... - Escondió sus labios y cerro sus ojos con fuerza - Mierda - Y ambas palmas la cubrieron. 

- Tengo que salir de aquí - Digo, antes de dar media vuelta y encarar para la salida del restaurante.

Cuando estoy fuera, me ayudo de las barandas de madera que acompañan a la corta rampa. La mano izquierda hace presión en la zona del abdomen y mi cerebro está a punto de estallar. Me duele demasiado la cabeza, la espalda, las piernas.

Mi respiración está entrecortada ahora que llegué a la moto. Me sostengo de esta para recobrar el aliento y antes de arrancar, seco alguna que otra gota de sudor que desciende por la frente.

El viento que azota mi rostro ya es viento de atardecer. El cielo ahora es acompañado por un amarillo anaranjado y logro ver el contorno de la luna. Los pinos a mi izquierda parecen moverse de un lado a otro por la velocidad a la que voy y a mi derecha, todavía hay hombres tratando de pescar algo. Cuando paso el puente que lleva al lado sur, la incertidumbre parece estar carcomiéndome.

Tristeza de verano; JJ MaybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora