Capítulo tres

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JJ.

Prácticamente salté de la camioneta en el momento que esta frenó. Corrí hacia ellos dos y cuando los tuve frente a mi, tomé a Barry de la misma forma que el lo había hecho antes; por detrás. Lo empujé hasta quedar contra la puerta y grité.

- Qué carajos hombre! Qué... Carajos! Es tu propia hija y ¿La maltratas así porque nosotros - Miré hacia atrás, resaltando la palabra - Te robamos? ¿Qué mierda pasa contigo? 

- Te lo advertí niño, no trates de darme una lección! - Y fue justo en ese momento que volví a sentir su puño contra mi rostro. 

Cuando caímos al piso, pude distinguir las zapatillas de Kiara y cómo esta se acercaba a la joven que aún permanecía en el mismo sitio. Otro golpe más, este fue directo a mi ojo... Auch amigo, para ser un puto drogadicto de mierda sabes defenderte muy bien.

Con mis manos en su cara, traté de bloquearle la vista así podía sacar algo de ventaja, cosa que logré y ahora yo me encontraba sobre el. Uno... Dos... Tres...

- JJ déjalo ya! Vas a matarlo! JJ... Vamos! - Y no fue hasta entonces, que Kie me tomó del hombro, cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo. 

Lo solté. Aquel desgraciado quedó tendido en el suelo, sin moverse. Su sangre chorreaba por toda su cara y alguna que otra evidencia de la pelea quedó registrada en mi remera. Cuando voltee a mi derecha, Kie estaba siendo ayudada por Sarah para cargar a la pobre joven menuda. Una le sostenía los pies y la otra su cabeza. 

Al llegar a la camioneta, rápido me adelante para abrir la puerta, deslizándola. Pope, quien estaba frente a mi, cuando divisó la escena, acudió dándole lugar a las tres mujeres. John B ni siquiera presenció nada, solo pisó el acelerador y en menos de quince minutos, nos encontrábamos nuevamente en su casa.

El sonido de todas las puertas cerrándose retumbó en mis oídos y ahora era yo quien ayudaba a llevar a la chica. Los demás se encargaban de sacar las cosas que se interponían con nuestro paso y al llegar a la habitación de JB, Kie soltó sus pies y con mucho cuidado de no despertarla, deposité su cabeza en las dos almohadas que Sarah acababa de acomodar. 

En ese momento, cuando me encontraba sacando mi brazo izquierdo de debajo del montículo, pude ver perfectamente cada facción de su cara. También sangraba. De su nariz desprendían dos gotas rojas que fueron directo a las comisuras de su labio, acompañadas de su mejilla derecha algo rojiza. El pañuelo que llevaba en la cabeza estaba un poco hacia atrás, dejándome ver el color de su pelo: oscuro, casi negro y lacio. Me preguntaba si lo usaba por temas religiosos pero por lo poco que vi, diría que es cómodo para pintar. 

- Ve JJ, voy a limpiarla - Interrumpió Sarah. Me alejé de ella y asentí. 

Cuando salí, en la sala de estar no había nadie así que solo tuve que avanzar un poco más para ver a los otros tres. Pope y Kiara estaban sentados a ambos lados en la baranda de madera y JB en el espacioso sillón. 

- Y bien ¿Qué haremos ahora? - Preguntó este último.

- John B... Acabo de decirles - Le respondió Kie, poniendo los ojos en blanco.

- ¿Acabas de decirle... Qué? - Dije, levantando las cejas y cruzándome de brazos.

- Que será mejor esperar a que se despierte, una vez que lo haga, le preguntaremos que quiere hacer: si denunciar a su padre o que la llevemos de vuelta con el. Es la única opción. A demás,  para que no haya más problemas, Sarah y yo podemos encargarnos de dejarla en su casa - Me contesto Kie, bajándose de allí e imitando mi postura.

- No debería volver con el. Podemos esconderla hasta que terminemos de sacar el oro y llevarla con nosotros - Levantando la voz y asombrado por lo que acababa de salir de mi boca, opiné - A demás ¿Piensas que por ser ustedes quienes la dejen en su casa y no nosotros, no las lastimara? Vamos Kie... Esto acabará mal de todas formas. A no ser...

Tristeza de verano; JJ MaybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora