Capítulo 11

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                El amanecer de un nuevo día se estaba haciendo presente. La primera en levantarse fue Marian quien notó que sus compañeros de Apocalipsis estaban hablando adormilados en la sala de juegos.

-Chicos, qué temprano se levantaron. Me dejaron realmente sorprendida - dijo Marian acercándose a ellos. -Si quieren puedo hacerles un desayuno muy delicioso que me enseñó Alexa hace no mucho tiempo.

- ¿Quién habló de levantarse? - preguntó riendo Iñaki.

- ¿No durmieron en toda la noche? - casi gritó Marian.  

-La verdad es que nos quedamos hablando. Pero fue sin darnos cuenta.- hizo una pequeña pausa- Supongo que sería mejor que nos vallamos a dormir. A fin de cuenta hoy empiezan los entrenamientos.- les recordó Camile.

Los ya amigos se fueron a la habitación 7 para descansar. Sin embargo, antes de darse cuenta, ya era hora de levantarse nuevamente. El hecho de levantarse a la hora del almuerzo fue lo peor que pudieron hacer, ya que luego, sin estar despabilados por completo y con los estómagos llenos de la comida de Alexa, tuvieron que ir a la sala de entrenamiento.

El día anterior, habían encontrado una nota en cada habitación que decía que cada uno y sin excepción estaban obligados a asistir a los entrenamientos que se organizarían. Podrían entrenar como quisieran, pero de 3pm a 5pm todos deberían estar en la sala. Como el ambiente estaba muy tenso, nadie dijo que no. Y efectivamente, todos asistieron, bueno, todos no. Estaban todos menos Joan y el gobernador.

- ¿Qué se supone que haremos aquí por dos horas? - preguntó Camile tirándose al suelo al ingresar.

- ¿Ya estas cansada? Todavía no empezamos- dijo riéndose Daniel.

- Yo también estoy muerta. Me rindo- la siguió Mili tirándose a su lado.

- ¡Atención! - se escuchó una voz desconocida gritando. Para sorpresa de todos, Alexa estaba hablando - ¡formen fila! - nadie se animó a desobedecerla. -si estamos aquí hoy es porque sobrevivimos, matamos y sufrimos como nunca. Sin embargo, cuando volvamos a salir no sabemos qué nos espera allí fuera. El exterior es un lugar desconocido completamente, nuestra salvación será ir lo más rápido posible al país más cercano que tengamos. Si, escucharon bien, la fase dos fue cancelada.

- ¿Fase dos? - preguntó Iñaki.

-Sí- contestó más bajo Valentín que estaba a su lado - La fase dos era largar al aire un gas que solo afectaría a los zombies provocándoles la muerte. Y repoblar el país con sobrevivientes, sus genes serían fuertes y blbablabla.

- ¿Por qué fue cancelada? - preguntó esta vez Marian.

- Las bombas que largaron, supuestamente, acabaron con toda la vida conocida, sin embargo seguimos sin informes de qué hay allí afuera- contestó Lucía.

- ¡Silencio! - todos obedecieron - pese a los incidentes que he tenido con el gobernador, me mando a entrenarlos. Durante las próximas dos horas vamos a trabajar en periodos de 30 minutos puntería, reflejos, combate de corta distancia y supervivencia. El último serán lecciones mientras estiran sus músculos. ¿Entendido?

-¡Sí!- gritaron todos al unísono.

Comenzaron usando pistolas, arcos o cuchillos, a elección. Camile decidió usar cuchillos y lanzarlos a un blanco a mas de 15 metros de distancia. Y la verdad, era muy buena, dio casi todos en el centro del blanco, al igual que Lucía.

Iñaki y Manuel, usaron pistolas. Iñaki tardó en acostumbrarse por el peso y el impulso los primeros 10 minutos, una vez acostumbrado, se le hizo sencillo. Él decía que era muy similar a apuntar la pelota para meter un gol, aunque sabía que debía mejorar un poco su puntería. Manuel, en cambio acertó a todas, aunque no tan bien como Daniel, el cual siempre dio en el centro del blanco, incluso, para hacerse el canchero hizo un corazón de balas en el blanco. Valentín también eligió pistola. No fue buena idea. No estuvo ni cerca del blanco.

Mili, Alexa y Marian usaron arco y flecha. Marian y Alexa ya sabían usarlo, habían ido a clases de arquería y dieron en el blanco en casi todas las ocasiones si no es que en todas. Pero Mili recién estaba aprendiendo. Para ser una de sus primeras veces estuvo muy bien. Una vez dio en el centro del blanco. Lo cual la puso muy feliz.

Después de la media hora, fue momento de los reflejos. Camile e Iñaki nunca se habían sentido tan inútiles. Debían esquivar pelotas de tenis que eran lanzadas por una maquina y, por más que las largara despacio, casi todas los golpearon. Sin duda salieron muy moreteados. El resto ya estaban acostumbrados a ese tipo de entrenamientos, por lo que les fue muy bien. Y, aunque Mili no estuviese acostumbrada, a ella le hicieron a una velocidad apropiada para su edad.

Cuando pasó la media hora vino algo mucho peor. Combate a corta distancia. El mejor fue Valentín con su machete, seguida por Lucía con cuchillos agarrados, luego venía Alexa defendiéndose bien con una catana. Iñaki fue el mejor de los que les fue regular, el se sintió más cómodo usando sus propios puños, al igual que Daniel y Manuel. Camile decidió usar cuchillos de caza en ambas manos, junto con Marian y Mili. Mejoraron mucho a lo largo de la media hora, pero no sabían muy bien como se usaban, por lo que sus movimientos fueron un poco torpes al principio. Por suerte todos sus ejercicios consistieron en golpear maniquíes, lo cual evitó lesiones reales.

El momento de descanso, los estiramientos, tampoco fueron muy relajantes. Tenían que prestar constante atención a las palabras que decía Alexa. Aunque eran cosas obvias como: "no coman nada del exterior", "no beban el agua del exterior", "hasta que lleguemos a Chile solo usaremos provisiones que nosotros llevemos", "no prendan fuego ni hagan refugio sin ven que hay animales vivos", etc. Estaban muy agotados como para interrumpirla o contradecirle algo. 

-Al fin terminamos- dijo saliendo de la sala de entrenamientos Iñaki - Creí que moriría desde que comenzamos.

-Sí, yo también creía que moriría.- contestó riendo Camile.

-Mejor solo vallamos a ducharnos y descansar.- opino bostezando Manuel.

-A vos te hace falta más la ducha. Evidentemente- lo molestó Mili tapándose la nariz y apresurando su paso para llegar rápido a la habitación, huyendo de su hermano que quería tirarle del pelo, como siempre hacía cuando lo molestaba.

-Es bueno tener amigos en el fin del mundo- comentó nostálgica Camile

-Sí, aunque yo creo que me hace falta un perro- dijo con cierta melancolía por el animal.

-Bro...-comenzó Camile -Hay perros en la granja.

Ambos rieron. Realmente extrañaban eso. Una conversación tonta, risas casuales, dormirse tarde por estar jugando, levantarse a la hora del almuerzo. Cosas normales que los ayudaban a ser felices y estar tranquilos. Realmente extrañaban ser adolescentes. 

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