Un nuevo día les daba la bienvenida al grupo de amigos. Muchos no querían esa mañana llegara, pues sabían que podría ser peor que la anterior, pero no tenían alternativa. Debían enfrentar lo que se les presentara, fuese lo que fuese.
Apenas salió el sol, Marian se despertó y despertó a sus compañeros. Debían ponerse en marcha lo más rápido posible. Mientras antes se despertaran, antes llegarían al próximo refugio.
- ¿Por qué tenemos que levantarnos tan temprano? - susurró Mili.
-Tenemos que llegar rápido a otro bunker seguro- le respondió Manuel - ¿Querés más agua? Tenés que estar fuerte en caso de emergencia.
-Se callan los dos o si vamos a tener emergencias- los calló Lucía.
A los 20 o 30 minutos ya habían salido del pequeño pueblo y habían llegado a una ruta, que si bien estaba destrozada, mostraba por donde debían caminar para llegar a Neuquén. Alrededor de la ruta solo había desierto. Pero eso les convenía ya que no había nada que los siguiera y podrían ver a cualquier zombi que se tratase de acercar. Sin embargo, tenían otros problemas a parte de los muertos. Problemas que empezaron cuando ignoraron un comentario de Marian "deberían ponerse pañuelos en la cabeza para el sol".
-No llegaremos nunca a este paso- aseguró Camile - ¿No podemos montar al unicornio que está de aquel lado?- señaló desierto, no había nada.
-Mierda- susurró para sí misma Alexa - ¿Cuán mal estado físico puede tener una persona como para ponerse así en 2 horas de caminata?
-Es pasado el mediodía. Hemos estado caminando por 6 horas, no dos- aseguró Valentín.
-Nadie te habló, perra. Y te conviene dejar de renguear, con tu paso nos atrasas a todos. - contestó.
-Debemos comer- dijo Iñaki -desayunamos casi nada y con el estado de insolación de Camile es mejor tomar un breve descanso.
-10 minutos- dijo en seco Alexa.
- ¿Quién te puso a cargo? - preguntó Valentín. No hizo falta que ella contestara ya que Manuel se puso delante de él.
-Vos no opinas ¿Ok? Podríamos haberte dejado y que murieras, pero fuimos muy buenos. Así que mejor cerrá tu boca. En 10 minutos volvemos a caminar.
Todos decidieron sentarse, tomaron agua de las botellas que habían puesto en sus mochilas y comieron un poco de comida que tenían en latas. Para no ensuciar, decidieron guardar las latas vacías en sus mochilas.
Pasaron 20 minutos para que Camile recobrara la razón, y en ese momento volvieron a caminar. Sin embargo, seguía sintiéndose débil, motivo por el cual Iñaki la cargó durante una media hora. Por suerte tenían a Valentín, a quien usaron de burro de carga para que llevara sus mochilas.
El paisaje no cambió, seguían viendo un completo y terrible desierto con el cielo medio nublado. No obstante al poco rato pudieron notar que habían unas edificaciones no tan lejos. Lo suficientemente cerca como para pasar allí la noche.
Cuando estuvieron a unos pocos metros los muchachos corrieron a una casa de dos pisos que parecía haber quedado en buenas condiciones después de la bomba. Se tiraron en el suelo del segundo piso para descansar, después de toda esa caminata solo querían tomar agua y dormir. Pero el descanso fue breve ya que al rato de haberse acostado Iñaki se levantó y, con Manuel, salió a hacer una ronda para calcular cuántos zombis había en los alrededores. Para su sorpresa, eran demasiados.
-En cada casa del centro del pueblo hay alrededor de 5 zombis- les contó Iñaki a todos los miembros del grupo que estaban en circulo para planear cómo sería el día siguiente.
-Vamos a tener que rodearlo, de lo contrario estamos perdidos- aseguró Manuel.
-Conté nuestras flechas- comenzó Alexa - cada una tiene 35. Si las usamos vamos a tener que sacarlas de los cadáveres. De lo contrario sí estaremos perdidos.
Todos se miraron las caras por unos segundos, nadie sabía que ocurriría el día siguiente, pero tampoco querían averiguarlo. Seguían observando la zona, lugares estratégicos, pero tenían un terrible temor. Si algo salía mal, presentimiento de la mayoría, estarían muertos. Y ninguno quería eso. Sin embargo, ellos no sabían que una parte de sí desearía haber muerto al día siguiente.
La noche fue tranquila, decidieron hacer turnos de guardia por las dudas de que algo ocurriese. La última en guardia fue Lucía, quien tuvo que despertar a sus compañeros, y no tuvo la mejor idea que despertarlos largándoles agua. En cualquier otra situación hubiese sido divertido e incluso útil, pero en esa no. El susto e impacto que se llevaron fue tanto que obligó a Marian y a Mili a dar un pequeño grito. Pequeño grito que fue suficiente para llamar a los muertos vivientes.
- ¿Qué haremos ahora? - preguntó Valentín antes de que llegasen.
- Que cada uno tome un walkie talkie. Nos vamos a mantener comunicados. También tomen sus mochilas. No queremos perder la comida en caso de retirada. Milagros y Camile, desde la ventana del segundo piso de la casa de al lado van a tener buena vista para disparar. Mili, usa todas tus flechas y la mitad de las mías. Camile, usa pistola.- comenzó a mandar Alexa. Ambas se dirigieron a su posición. - Marian y Manuel, ustedes van a quedarse en esta ventana y van a disparar a los más lejanos ya que tienen mejor puntería. Marian, usa todas tus flechas y la mitad de las mías. Valentín, Lucía y yo nos vamos a encargar de los zombis desde abajo. Iñaki, vos nos vas a cubrir, si ves que alguno nos está por matar, vas a tener que disparar.- al terminar de hablar los zombis ya estaban apareciendo y los arqueros ya estaban comenzando a disparar.
Junto con el primer zombi atravesado por una flecha, uno de ellos dio un gran grito, como si estuviese llamando a los demás. Los muchachos bajaron y se pusieron en guardia. El primero en dar un golpe fue Valentín con su machete, cortándole el cuello a uno. Desde arriba se podía ver la determinación de no desperdiciar bala ni flecha. Todas iban a la cabeza, o cerca. Sin embargo, cada vez llegaban más, al punto de rodearlos. Mientras peleaban, no les quedó otra que reorganizarse.
-Que ambos equipos de tiradores apunten a su derecha, así nos protegen de ambos lados- dijo Iñaki desde abajo por los comunicadores y lo obedecieron.
Iñaki estaba realmente jodido. Todos por más que tratasen de defenderse no podían solos. Alexa estaba con sus catanas clavando y cortando cuellos de zombis, pero constantemente la rodeaban y no tenía salida. Lucía, era más lenta con la espada ya que su fuerza provenía de la ira y eso la distraía. Poco a poco iban quedando más encerrados.
-Iñaki- se escuchó la voz de Camile por el walkie talkie -Acá ya nos quedamos sin flechas. No vamos a durar mucho más.
-Camile-le contestó -Perdón. Perdón por no haberte dicho antes que te amo. Si muero quiero que sepas que muero contento por haber estado con vos en esta- luego acotó -pero daría lo que fuera por un beso tuyo.
Ella no lo dudó. Bajó del segundo piso y se hizo camino entre los zombis desgarrando sus cuellos con sus cuchillos hasta llegar a Iñaki. Si iban a morir lo harían juntos. En cuanto la vio se acercó a ella dispuesto a darle el tan deseado beso, pero algo los detuvo. Era un grito. La mayoría de los zombis los ignoraron y se dirigieron al lugar proveniente de tal sonido. El resto eran tan pocos que Alexa, Valentín y Lucía pudieron con ellos.
- ¿Marian que carajos haces? - le preguntó por el comunicador Lucía.
-Perdón- dijo ella gritando - esto es mi culpa, alguien debía hacer esto para que los demás vivieran. De todos modos, sabíamos que no todos viviríamos- se cortó su comunicación.
Todos decidieron correr hacia otro lugar más seguro. Pero Lucía no pudo. Comenzó a llorar y a gritar tratando de salvar a su hermana, pero nada sirvió. Trató de correr hacia donde estaba ella, pero Manuel la tomó por la espalda y le tapó la boca, alejándola de su único familiar. Aunque no dejó de resistirse todo fue inútil y finalmente cedió. Ya lejos se calmó un poco más y decidió no tocar ese tema nunca más.
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Sussesos
Science FictionLa noche del 17 de marzo unos extraños fuegos artificiales explotan sobre todo el país provocando una cadena de sucesos que incluyen muerte, zombies, traición y llevar la amistad hasta el limite. Tras una juntada con amigos, Camile e Iñaki deberán...