2. Lidiando con los Senju

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El Senju salió de la oficina, parecía molesto, muy molesto.

Ahora dirigí mi mirada hacia el otro Senju.

Ahora que razonó, si el otro era Tobirama, estoy segura que este debe ser su hermano. ¡Claro! Como no me di cuenta antes.

-Senju Hashirama- hable en voz alta -El hokage- su mirada era relajada, como lo recordaba -Y el gran amor de Madara ¿no es así?- al escuchar eso, el hombre se sonrojó -dime, ¿cómo está Madara nii-san?

Pude notar que el hombre se puso nervioso y cada vez sus mejillas se teñían de un rojo intenso.

-No lo sé realmente- suspiro -Hace semanas que no hablo con el.

-Vaya, creí que eran inseparables.

-Si, lo éramos, sabes... a pesar de que fuimos enemigos y fuimos obligados a luchar, nosotros...

-Tenían una relación ¿no es así?- negó -¿Entonces?- este sonrío.

-Bueno, quizá si fue algo parecido a una relación.

-Y bien... ¿qué pasó?- pregunte curiosa.

-Hubo un par de problemas por parte de su clan, eso lo alejó un poco de mi y también....

-¿Sabes que fue lo qué pasó con el clan? El es el líder, no tendría por qué haber problemas- exclamé un tanto molesta.

-Si, lo sé, el no me quiso hablar mucho de eso, solo he escuchado que lo quieren destituir de lider.

-¿¡Qué!?- grite furiosa -Ay no, esto no puede estar pasando, me voy por unos años, regreso y está todo echo un desastre.

Tenía los nervios de punta, no sé en qué estaba pensando cuando me fui, han pasando tantas cosas en mi ausencia.

-¿No lo has apoyado?- me recargue sobre el escritorio, encarándolo.

-No... o sea si, lo he intentado, pero el se ha negado, no quiere verme.

-¿Como dices eso Hashirama?- me burle -Debiste hacerle algo muy fuerte como para que no quiera verte, ¿no es así?- este vez me acerque aún más.

-No, bueno- empezó a trabarse al hablar -es que yo... me tengo que casar.

-¿Con alguien que no es Madara?- pregunte, cuando era más que obvio, el Senju asintió y bajo la mirada triste.

-Por mi fuera, no lo haría, es solo por... algo importante para la aldea, unos tratados con ese clan- el hombre hablaba triste, si él la está pasando mal, no quiero ni imaginar cómo está Madara.

-Pues no lo hagas, ¿por qué mejor no se casa el amargado de tu hermano?- está vez me senté sobre el escritorio. Este hombre me transmite confianza, así que no me siento incómoda al hacerlo.

-Porque yo soy el Hokage- alzo la voz -lo siento... yo... esto... me tiene bastante mal.

-Descuida- sonreí amable -yo tampoco estoy a favor de ese matrimonio tuyo, si estuviera en mis manos lo cambiaría.

El moreno sonrío ampliamente, desde que sospeche y supe que Madara tenía algo que ver con el, me alegre bastante, de cierta forma cambió a Madara y lo hizo un poco más "blando".

-Bueno, si pudiera ayudarte con algo, solo dímelo ¿si?, iré a mi clan...

-Oh claro, te acompañaría... pero... Madara...- nuevamente bajo la vista y esta vez sus ojos se cristalizaron.

-Descuida hombre, no creo perderme- sonreí esperando a que también él lo hiciera.

-Bueno, si quieres le digo a Tobi...

-No, no, no, no- lo interrumpí -Ya tuve bastante de tu querido hermano, así que prefiero ir sola- el hombre sonrío.

-Discúlpalo, el es así.

-Si lo hago es solo por que tú me agradas- le sonreí amistosa.

Este hombre es de esas personas que te transmiten paz y tranquilidad y también fácilmente lo podrías confiar algo con la certeza de que no irá a contárselo a cada persona que se atraviese, me agrada.

-Bueno, tengo que irme- hable mientras me paraba del escritorio y me acercaba a la ventana.

-Pero la puerta está allá- hablo confundió cuando me vio abriendo la ventana.

-Si, lo sé, pero ahí afuera está tu hermano, y no tengo ganas de verlo- el hombre nuevamente se burlo -Bueno, fue un gusto Senju Hashirama-kun, espero verte pronto.

-Saluda a Madara-kun de mi parte- nuevamente se sonrojó.

-Lo haré- dicho esto me salí por la ventana, creo que fue mala idea, el frío viento pego en mi cara, se aproxima una nevada.

Di brincos por todos los tejados, había muy poca gente por las calles de la aldea, era obvio, no sé a qué clase de personas se le ocurría estar afuera con este frío.

A lo lejos vi un gran arco y el logo de mi clan, apresuré el paso y bajé justo cuando estaba enfrente.

Una vez que entre me sentí como en mi hogar, bueno realmente, este es mi hogar.

Ahora el problema era saber que casa es la de Madara.

No lograba ver a una persona afuera, así que comencé a caminar esperando ver a alguien, o mejor aún, ver a Madara.

-¿Eres de por aquí?- preguntó un hombre a mis espaldas, rápidamente voltee y active el sharingan, tenían que reconocerme.

-¿Eres Hana?- preguntó el hombre al cual no reconocía.

-Eh... si ¿donde está Madara?- por ahora no me interesaba saber quién era este tipo, solo quería llegar a casa y tomar chocolate caliente.

-Su casa está hasta el fondo a la derecha- hablo sonriendo.

-Bien, gracias- antes de que el hombre pudiera decir algo salí corriendo de ahí.

No estaba muy lejos, aparte tuve que correr si no quería morir de una hipotermia.

Una vez afuera de su casa, toque la puerta, ya que estaba cerrada con llave.

Unos pasos se acercaron y abrieron la puerta, dejando ver a un Madara bastante ojeroso.

-¡Madara-kun!- grite emocionada abriendo los brazos.

La Uchiha Perdida - Tobirama Senju Donde viven las historias. Descúbrelo ahora