28. Otra noche

633 53 28
                                    

Mierda, ¿que ha sido eso?

Tobirama tenía las manos sobre mi cintura y yo sobre su cuello, no puede negar que ambos lo estamos disfrutando.

-Hana...- susurró una vez que nos separamos -Tú.... no....

-No digas que no te gusto.

-No debiste hacerlo.

-No entiendo como dices eso, si lo disfrutaste tanto como yo.

Oh genial, lo dije.

Ahora mis mejillas están sonrojadas. Al igual que las de el.

-Hana, vete.

-Nosotros íbamos a salir hoy, pero en tu estado no creo que sea conveniente, así que traje comida- sonreí.

-No te lo pedí.

-Tobirama, por favor, hablemos bien- hable sería.

-¿Hablar? No tengo nada que hablar contigo.

-Tobirama...

-Ahora, por favor vete.

-A mi no me interesa Kiba, es... solo un amigo.

Es más, no debería de darle explicaciones.

-¿Y?

-Agh... Tobirama, por favor di algo.

Esto comenzaba a desesperarme.

-Véte.

Me acerque a él y pase mis manos por su torso abrazándolo fuerte.

-Tobirama, ya te pedí perdón, ya vine y traje comida ¿qué más quieres que haga?

El hombre parecía confundido.

-Hana, quería estar solo.

-¡No! Además Hashirama ya me dijo, que fuera comprensiva y....

-¿Hashirama?- preguntó confundido.

-Si- hablaba mientras escondía mi cara entre su torso -Me encontré con él y hablamos.

-¿Qué mas te dijo?- preguntó nervioso.

Me separé un poco y lo vi a los ojos, parecía asustado.

-¿Enserio quieres que te diga?- sonreí -Solo para que lo sepas, creo que es mutuo.

Ahora se sonrojó, igual que yo.

-¿C-crees?- asentí.

Me separé de él y ahora nos inunda un incomodo silencio.

¿Ahora que debo decir?

-Entonces... ¿te irás?- preguntó Tobirama.

-Obvio no, si no te hice caso antes, menos ahora. Por cierto, ¿cómo están tus manos?

Dirigí mi vista a sus manos y aún tenía los nudillos rojos.

-Ahora si, ¿me podrías decir donde está el botiquín?

Se dio la vuelta y dio unos pasos, no demoró mucho cuando volvió, con el botiquín en mano.

Nos sentíamos frente a frente y tome su mano, la cual era cálida y comencé a pasar un algodón con alcohol sobre las heridas, Tobirama respingo, pero no emitió ningún sonido o palabra.

Una vez que termine, coloqué una venda en ambas manos.

-Listo- sonreí -Ahora deberíamos comer.

-Gracias.

El hombre fue hacia la cocina y trajo un par de platos, tomamos los dangos y comenzamos a comer.

La Uchiha Perdida - Tobirama Senju Donde viven las historias. Descúbrelo ahora