Capítulo 4

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Me despierto por unos pequeños pies, uno de ellos frente a mi nariz y otro más sobre mis costillas, dormir con mi cachorro es así, una maraña de extremidades.

Pero es una sensación maravillosa.

Comienzo a darle pequeños besos en la planta del pie hasta que se revuelve y ríe muy bajito, mis labios le causan cosquillas y segundos después termina riendo a carcajadas y acomodándose hasta pegarse completamente a mi.

–Buenos días papi.

–Buenos días amor, ¿Dormiste bien?

–Si, soñé que íbamos a la playa, que invitamos a tu amigo Taehyung y también estaba ahí el señor al que visitaste en el hospital.

–Vaya mi amor, ¿Quieres que vayamos a la playa cuando lleguemos con el tío Yoongi?

–No papi, no me gusta la playa.

–¿Entonces?

–Solo me gusta mucho el olor de la playa.

–Entiendo, hoy nos vamos a casa.– No quiero indagar más en el tema, puesto que mi hijo de alguna manera ha logrado asociar el aroma de su padre con el del mar, no se a que se deba pero quiero postergar todo lo más que pueda.

–¿Tan pronto? Podemos quedarnos un poquito más, el señor Taehyung prometió llevarme a su casa, dice que tiene un trampolín muy bonito y dice que él puede enseñarme a nadar en su piscina.

No sé cómo zafarme de esta situación. Nunca le he dicho que no a ninguna petición, pero creo que siempre existe una primera vez.

–Me temo que será en otra ocasión amor, tenemos que regresar a casa.

Parece triste pero asiente en mi dirección.

Taehyung pasa a recogernos de nuevo, mientras vamos de camino me explica las novedades de la salud de su hermano.

–El doctor ha dicho que ahora que sus emociones están estables y que su alfa se ha calmado puede irse a casa, llegaré a firmar los papeles del alta y lo llevaré a la mansión, ¿Quieres que te lleve al aeropuerto primero?

Mi vuelo no sale hasta entrada la noche y ya he pagado la cuenta del hotel, podría explorar la ciudad pero me la conozco de pies a cabeza y no es una opción caminar mucho con maleta y cachorro a cuestas.

Miro por el retrovisor a Soobin quien está pendiente a mi respuesta mirándome con ojos suplicantes.

–Le has prometido a mi hijo un trampolín sin mi consentimiento–digo después de suspirar, el alfa me mira perplejo para luego sonrojarse, por su expresión puedo predecir que se está lamentando– y no podré irme hasta que él tenga lo que quiere.

Taehyung asiente, nos quedamos en la sala de espera hasta que los vemos bajar, Namjoon va en una silla de ruedas y su hermano nos hace señas hacia el elevador que nos llevará al estacionamiento.

El viaje se lleva a cabo en silencio hasta que las puertas doradas de la casa se abren.

Mi hijo parece ver un nuevo mundo y hace exclamaciones de asombro, tan adorables que me hacen sonreír mostrando todos mis dientes y arrugando los ojos.

Al parecer no soy el único, Namjoon también le mira por el espejo, sus ojos solo enfocan las pequeñas "O" que forma nuestro hijo con sus labios gruesos.

Nuestro.

Me encuentro pensando en Soobin como una parte de ambos y ya no sólo como mío y eso me asusta como la mierda.

Un par de ojos más nos mira a los tres, Taehyung es más discreto y se limita en terminar de estacionar el auto.

Namjoon se rehúsa a subir a su habitación y prefiere recostarse en una de las sillas de la piscina, alegando que necesita la vitamina de los rayos solares de las primeras horas del día.

Taehyung pide desayuno para todos, preguntando que queremos comer antes por mera cortesía.

Pronto, una de las empleadas llega con fruta picada, panqueques, huevos y tocino y una diversidad de jugos.

Nos sentamos alrededor de la mesa que Namjoon a decidido tomar.

No tengo apetito, pero se que debo probar algo antes de viajar, me sorprende ver la sonrisa con la que mi hijo mira todos los aperitivos, en casa disfruta de cosas costosas pero nada comparado con lo que tiene enfrente.

Como si fuera una broma para mí, Namjoon y Soobin toman al mismo tiempo el mismo panqueque, mi cachorro se sonroja y el alfa sonríe ampliamente hacia él, le agradezco su prudencia para con mi hijo y sus emociones.

Taehyung y yo nos limitamos a observar la escena en silencio, Namjoon se mueve con dificultad y deposita en el plato de mi cachorro el alimento, ofreciéndole una de las cuantas tazas de fruta picada y le sirve amablemente un vaso de jugo de naranja.

Estoy sorprendido por la cantidad de similitudes que encuentro en el tiempo que tomamos el desayuno, ambos comen sujetando los cubiertos de la misma manera, girando de manera extraña la pieza de metal al introducirla a la boca, ninguno de los dos ha probado las moras, así que supongo que tienen en común la resistencia a los frutos ácidos.

Prefieren comer sin agregar jalea, solo disfrutando el sabor natural del bizcocho y ambos abren los ojos al sentir el sabor en su boca, como si quisieran parpadear pero sin cerrar completamente los ojos, un gesto que me provoca ternura en ambos.

–Debes de comer un poco, si sigues observándolos de esa manera llegarán a sentirse incomodos–susurra Taehyung cerca de mi oído.

Me percato de que mi plato sigue intacto y me esfuerzo en probar bocado.

Las siguientes horas son de mi hijo llevando a Taehyung por diferentes lugares del jardín, dejándonos a Namjoon y a mi en un silencio absoluto.

–En unas horas sale mi vuelo– explico, el alfa me mira rápidamente con ojos incrédulos– no regresaré a Seúl, te dejé mi dirección con Taehyung, tiene órdenes de sólo proporcionártela hasta que estés completamente recuperado.

–Seokjin, por favor permíteme tenerlo un poco más aquí, sólo unos días, hasta que el doctor me autorice volar sin complicaciones.

–No puedo, podrás verlo cuando quieras, pero su vida está en Japón, no aquí, si quieres estar en su vida será allá, en su propia casa, bajo su rutina, no aquí en tu zona de confort.

Discutimos lo mismo por unos minutos más, ninguno sin querer dar su brazo a torcer, él llamándome testarudo cada que puede, empiezo a notar sus venas resaltar y tengo miedo por su reciente operación, y, aunque mi parte racional está latente, mi lado terco lo está más, por lo que no me rindo.

–Ya te dejé claro lo que sucede, si quieres aceptarlo está bien, sino también lo está, no dejaré que te acerques más a él si no aceptas mis condiciones.

–No vas a condicionarme, te quedarás y es mi última palabra– su voz de alfa me paraliza, no por la reacción genuina de mi omega, al fin y al cabo está tan dormido que no le afecta, sino por el atrevimiento que tuvo de manipularme de esa manera tan cobarde.

Taehyung voltea al escuchar el alboroto e intenta distraer a mi hijo con uno de los arbustos.

Me río, no digo nada más, sólo dirijo mis pasos hacia mi cachorro y lo tomo en brazos, creo que de los dos hermanos Taehyung es el más sensato, se ofrece llevarme al aeropuerto en cuanto le digo que mi misión allí terminó y no me lleva la contraria.

Sabía que no sería fácil, pero nunca me imaginé que dentro de todos los cambios que pudo experimentar en los últimos cinco años, no hubiese dejado de ser un hijo de puta.

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EFFLORESCE - NAMJIN - FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora