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Las vacaciones de verano ya habían comenzado y los días no podían ser más aburridos para Minju, quien se encontraba sola en su casa como de costumbre. Amaba ser hija única, pero había veces que de verdad lo odiaba.
Si no fuera porque hoy iría a la casa de Hueningkai para juntarse con el grupo que habían armado, de seguro repetiría la misma rutina de todos los días; encerrarse a leer en su habitación y solo salir cuando le da hambre o necesita ir al baño.
Como lo presintió, su madre salió de casa hace unas horas sin decir absolutamente nada. Minju lo sabía solo por el ruido de la puerta principal siendo cerrada con brusquedad como siempre lo hacía aquella mujer. No lograba entender por qué trataba todo con tanta agresividad, una vez incluso quebró un vaso de vidrio por haberlo tomado demasiado fuerte.
Se levantó de su asiento cuando el tazón de ramen estuvo vacío, lavó su plato y luego se dirigió a su habitación a arreglarse un poco. Buscó en su closet ropa sencilla pero bonita, así le gustaba vestirse.
El clima estaba bastante caluroso, por lo que creyó que una playera manga corta de color blanco y unos shorts serían una buena opción. Pero cambió rápidamente de opinión al verse en el espejo; sus piernas no eran bonitas así como las de las demás chicas que veía en la calle. Su pobre auto confianza no alcanzaba para salir usando pantalones cortos.
Prefirió usar jeans de mezclilla, así se sentía un poco más segura de sí misma. Su playera dejaba a la vista sus hombros, siempre le había gustado usar ropa así en verano ya que se sentía más fresca. Decidió no seguir mirando su reflejo, sus inseguridades aparecerían otra vez y no la dejarían en paz.
Minju medía un metro sesenta y ocho y pesaba cuarenta y seis kilos. Para el estándar coreano quizás no estaba del todo "bien", pero su peso de acuerdo a su estatura y edad no estaba mal. Ella sabía que no se veía mal, pero no le gustaba lo que veía cuando se miraba en el espejo.
Deseaba que llegase el día en el que se mirara al espejo y sonriera viendo su reflejo. Anhelaba poder sentirse a gusto consigo misma algún día. No estaba segura de si aquel día llegaría, pero mantenía la esperanza de que en algún momentó la visión que tenía de su persona cambiase radicalmente.
Después de terminar de arreglar su ropa, se tomó todo el pelo con una liga. Hacía calor ese día, no era sofocante pero si prefería estar así a que con el cabello suelto. Luego de eso, tomó su celular y bajó las escaleras con cuidado.
Al llegar a la entrada de su casa se calzó con unas vans de color negro que casi siempre usaba por lo cómodas que eran, tomó las llaves y se dirijo hacia la dirección que el menor había mandado por mensaje al chat grupal.
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La pelinegra ya había caminado unas cuantas cuadras lejos de su casa cuando sintió una presencia a su lado. Al principio se asustó y estuvo lista para salir corriendo o defenderse, pero al mirar de reojo y reconocer el rostro de la persona se calmó. Yeonjun.
Lanzó un suspiro de alivio sin que el lo notara. Casi muere de un infarto y no quería hacerlo aún, todavía no iba a un concierto de Stray Kids a cantar Side Effects a todo pulmón.
—¿Vamos juntos? —Minju solo asintió con la cabeza con una pequeña sonrisa en el rostro para luego volver a mirar al frente. De los cinco chicos en el grupo, con el que menos hablaba era con el pelirosa, Jisu era la más cercana a el por lo que había visto.
—¿Cómo has estado, Yeonjun? —quiso decir lo primero que se le vino a la cabeza, no sabía de que tema podía hablarle. El más alto se encogió de hombros.
—Bien, aunque un poco aburrido —arrugó la nariz —. Mis hermanos son realmente estresantes, es horrible tener que soportarlos todo el día corriendo y gritando por todos lados —Minju rió suavemente, le gustaría saber que se siente tener un hermano, pero sabía que eso no se podría —. ¿Tú?
—Estoy bien, supongo —se encogió de hombros sin borrar su sonrisa —. No tengo hermanos de los que quejarme, así que no sé que te puedo decir aparte de eso.
Estuvieron charlando de trivialidades sin parar de caminar hacia la casa del menor del grupo. Ambos congeniaban bastante bien, pues tenían muchos gustos en común. Minju se preguntaba para sus adentros por qué no se había dado el tiempo de hablar así con el antes. Pero luego, Yeonjun dijo algo de repente que la descolocó totalmente.
—He visto como miras a Beomgyu cuando el no se da cuenta —en el interior estaba sorprendida, pero por fuera se demostró confundida —. No tienes que fingir conmigo, Hwang. Sé que mi amigo te gusta.
Ella se sonrojó levemente y apartó la mirada intentando no parecer demasiado sospechosa ante la fuerte mirada de Yeonjun. ¿Tan obvia era? ¿Beomgyu se habría dado cuenta ya?
—Me guste o no, los dos sabemos que no tengo ni la más mínima oportunidad con él —se encogió de hombros fingiendo despreocupación. El chico la miró con el ceño fruncido y abrió la boca para decirle algo, pero Minju se apresuró a hablar antes de que el pudiese hacerlo —. En cambio, tú si tienes chances con Jisu.
Ahora fue el turno del más alto de avergonzarse mientras que ella le sonreía inocentemente. Esa chica en serio era muy diferente cuando agarraba confianza.
—Yah, deja de decir tonterías —hizo un gesto con su mano restándole importancia a la situación anterior. Se detuvo abruptamente haciendo que Minju se detuviera también. El mayor hizo un gesto con la cabeza señalando la casa frente a ellos —. Mira, ya llegamos.
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no me demoré tanto en actualizar esta vez vieron 😋
