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Minju caminaba apresuradamente en dirección a su salón de clases. Su celular se había descargado durante la noche, por lo que su alarma no sonó y se despertó más tarde de lo que lo hacía normalmente.
Tenía que dejar de ver animes hasta tan tarde... pero es que una vez que le das click en reproducir al primer capítulo de Devilman Crybaby no había vuelta atrás. Esa maldita serie la tenía atrapada, pero se quedó dormida antes de que el penúltimo capítulo acabara.
Si, se la vio casi toda en una sola noche.
Una vez estuvo parada frente a la puerta de su salón se arregló el cabello y el uniforme antes de dar dos toques rápidos a esta. Esperó algo nerviosa que le abriesen y una vez que se abrió, la maestra Im apareció en su vista, pidiendo una explicación con la mirada.
—L-lo siento, me quedé dormida —dentro del salón no se escuchaba nada, por lo que dedujo que todos estaban tratando de escuchar —. No volverá a suceder, lo prometo señorita Im.
—Está bien... —se fijó en un rasguño en la mejilla de la chica —. Tienes una herida, ¿no quieres ir a enfermería?
La castaña se abofeteó internamente por haberse olvidado de cubrir el rasguño que le hizo su mamá durante la mañana. Cuando la mujer se dio cuenta de que estaba llegando tarde a la escuela se encargó de dejar un bonito hematoma en su pómulo derecho.
Negó con la cabeza.
—No es necesario, estoy bien —respondió, sorprendiéndose por haber podido hablar sin tartamudear.
La maestra asintió y la dejó pasar. Apenas puso un pie adentro, sintió como varios pares de ojos la miraban y la hacían poner nerviosa. Luchó con sus impulsos y no volteó a ver a Beomgyu, aunque sentía que él la estaba mirando.
Probablemente por eso no lo hizo. De por sí le avergonzaba llegar tarde y que la viera con una herida en el rostro lo hacía todo peor.
—¿Estás bien? ¿Qué te sucedió? —preguntó Jisu en un susurro apenas la chica se había sentado. Minju hizo un gesto con su mano restándole importancia, iba a decirle que se golpeó accidentalmente pero la profesora siguió haciendo la clase.
Mientras tanto, cierto chico miraba de vez en cuando a la pelinegra que acababa de llegar al salón. Le causaba un poco de curiosidad el por qué casi nunca hablaba y actuaba de cierta manera distante con todos a su alrededor a excepción de su amiga. En su entorno todos eran extrovertidos y alegres, pero ella parecía emanar una energía totalmente diferente, la cual le resultaba un tanto atrayente.
Yeonjun lo miró con una sonrisa burlona y le dio un leve empujón, haciendo que el castaño lo voltease a ver con el ceño fruncido.
—Deja de mirarla tanto, la vas a desgastar —el chico rodó los ojos mientras sus mejillas se sonrojaban levemente. De cualquier forma, Yeonjun sabía que esa no era la primera vez que la miraba de esa forma.
