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Minju y Beomgyu iban caminando con sus manos entrelazadas rumbo a la casa de la chica después de su exitosa cita. El mismo Beomgyu había pedido acompañarla, y aunque al principio la pelinegra se había negado diciéndole que no era necesario, los pucheros del chico la hicieron rendirse. Definitivamente él era su debilidad.
Se sentían bien con la compañía del otro y se sentían aún mejor por el hecho de ser correspondidos. Minju ya no sentía esa inseguridad de que Beomgyu estuviese con alguien mejor que ella en muchos aspectos; el se había enamorado de ella, y eso hacía que su seguridad en sí misma se mantuviera estable.
Estando de esa manera, caminando tomados de la mano mientras el sol se escondía, sentía que no podía pedir más, que todo lo malo que estuvo pasando las últimas semanas fue compensado de esta manera. Sonrió, de verdad aún no podía creer que todo esto fuera real. Sentía que en algún momento su alarma sonaría y despertaría, parecía un sueño o algo producto de su imaginación.
Al estar fuera de la casa de la pelinegra, Beomgyu la tomó delicadamente de las manos y la miró fijamente a los ojos. Ninguno de los dos quería que el momento de soltarse llegara, se sentía bien estar así, juntos.
-Gracias... por el día de hoy -dijo Minju sonriéndole sinceramente -. Me hiciste sentir realmente feliz.
-Gracias a ti -la pelinegra ladeó su cabeza mirándolo confundida -. Por corresponderme -ella sonrió y dejó un casto beso en los labios del pelinegro, éste último sorprendiéndose por su repentino atrevimiento.
-Se supone que yo debería decir eso -murmuró, haciendo reír al más alto.
-Ya deberías entrar, se está oscureciendo -miró el cielo y luego a ella. La chica asintió a sus palabras apretando los labios, aunque no quería hacerlo, sabía que él debía volver a casa y no era la idea que llegase tarde.
-Nos vemos, Beomgyu -se soltaron lentamente y cuando al fin lo hicieron, la pelinegra se despidió de él moviendo su mano.
El chico le sonrió y se dio la vuelta para dirigirse hacia su hogar. Caminó unos cuantos pasos, pero luego pareció arrepentirse de su acción y se devolvió corriendo para tomar la muñeca de la pelinegra.
Ésta le miró sorprendida, pero no le dio tiempo para preguntar qué sucedía, pues Beomgyu rápidamente la tomó por las mejillas y la besó. Esta vez no fue un beso corto como el que ella le dio antes, el chico quiso prolongarlo porque no sabía en cuanto tiempo más la volvería a ver.
Al separarse, ella estaba estupefacta, mientras que el la miraba con una gran sonrisa.
-Adios, Minju -se despidió soltando una risita. Luego de eso se alejó de la casa sin borrar su gran y estúpida sonrisa de su rostro. Quería saltar y gritar, nunca había tenido sentimientos tan fuertes por alguien.
Minju seguía congelada en su lugar, pero sonrió y llevó su mano a sus labios cuando cayó en cuenta de todo lo que había sucedido. Al parecer si era cierta aquella estúpida frase de que después de la tormenta aparece el arcoíris.
Se dió la vuelta y entró a su casa sonriendo, aún no podía asimilar todo lo que había ocurrido en el día. Era correspondida por Beomgyu y encima se besaron varias veces durante el día. ¿Qué más podía desear?
-¿Quién era él?
Minju se tensó en su lugar después de cerrar la puerta y escuchar aquella voz conocida provenir de la sala de estar. Estaba tan concentrada pensando en Beomgyu y en su salida de la tarde que había olvidado un gran detalle.
Su madre estaba en casa.
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capitulo corto de relleno pq no sabia como cambiar lo escrito anteriormente equisde
