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Minju caminaba hacia su casa con 'The Greatest' de Sia a todo volumen mientras pensaba en las cosas que habían ocurrido durante el día. Claro que solo iba usando un auricular, por ser mujer debía tener cuidado al caminar sola.
La había pasado realmente bien y estaba más que tranquila por el hecho de haber controlado sus nervios y no haber dicho nada estúpido enfrente de Beomgyu. Estaba agradecida con su mejor amiga por haberla llevado a comer junto a esos cinco chicos con los que se había reído tanto.
Pero se desanimó por completo cuando pensó en que llegaría a casa y vería a su mamá. No entendía que había hecho para que su madre sientiese tanto odio hacia ella.
No tiene ni un mísero recuerdo de su mamá siendo cariñosa con ella, ni un "te quiero" o "te amo" de su parte. Creció escuchando a su madre decirle lo decepcionada que estaba de ella.
Minju ya estaba acostumbrada a los constantes golpes y regaños, sabía que no era lo correcto, pero no podía hacer nada. Prefería vivir así que pasar sus días en un hogar de menores hasta cumplir la mayoría de edad.
Si lo pensaba de una manera más "positiva", no era tan terrible como otros casos de maltrato. Esa mujer se pasaba casi toda la tarde fuera de la casa, asi que los golpes eran solo cuando se la topaba.
Suspiró cuando estuvo frente a su "hogar".
Entró procurando no hacer mucho ruido, no quería arriesgarse a un regaño por algo tan pequeño como ser muy ruidosa.
—Me entregaron tu informe de notas —Minju se detuvo abruptamente al escuchar la voz de su madre viniendo del comedor —. ¿Cuándo pensabas decirme que estás sacando pésimas calificaciones?
La castaña estaba asustada, no quería más golpes. Su miedo incrementó cuando sintió los pasos de su madre aproximarse. Sus piernas empezaron a temblar y su respiración comenzó a fallar pero intentó ocultarlo.
La mujer la tomó del brazo para luego voltearla. La menor la miró con miedo pero poco le importó, la tomó bruscamente del mentón y habló:
—¿Asi te crié? Cada vez me decepcionas más —Minju no lo demostraba, pero le dolía cada palabra que su madre le decía —. No sabes la vergüenza que sentí cuando tu profesor me vino a dejar esa carpeta.
—¿Qué hice para que me odiaras tanto? —susurró con los ojos llenos de lágrimas, sorprendiendo a la mujer frente a ella.
—No me cambies el tema.
—P-prometo esforzarme m-más la próxima —algunas lágrimas habían salido sin quererlo y la mujer las quitó de manera brusca, dejando rojas las mejillas de la menor.
—Ya te dije que no debes llorar, te ves patética. No querrás que te dé una verdadera razón para llorar —sin más que decir, la soltó y salió de la casa rumbo a quien sabe donde.
Minju subió rápidamente a su habitación a encerrarse. Y lloró, lloró como nunca antes lo había hecho. Sentía impotencia, porque para ella, cada palabra que salía de la boca de esa mujer era cierta.
Era inservible, patética, horrible y un desastre total.
Se sentía realmente mal por no ser lo que su madre quería que fuera. Quería hacerla sentir orgullosa al menos una vez en su vida, quería escucharla decirle que era una increíble hija, que la amaba y estaba muy orgullosa de ella, pero ya no creía que eso llegase a ser posible.
Ya no tenía diez años como para pensar que ocurriría.
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Eran pasadas las dos de la mañana y Minju recién escuchaba la puerta principal abrirse y cerrarse para luego sentir pisadas subiendo las escaleras. Su madre llegó más temprano que de costumbre.
Sus ojos ardían por lo mucho que había llorado. Era increíble como un buen día pasaba a ser malo a causa de su progenitora. Cuando su madre se fue se quedó dormida apenas llegó a su habitación, estaba agotada.
Lo malo era que ahora no tenía sueño, no fue buena idea dormir durante la tarde.
Para no sentirse tan sola se había puesto a ver algunos vlogs de los miembros de Stray Kids. Podía parecer estúpido, pero esos ocho chicos la mantenían con fuerza para seguir adelante, afrontando cada dificultad que se presentara en su camino.
Habían días donde se sentía perdida, nada parecía tener sentido y quería acabar de una vez con todo ese sufrimiento que guardaba para si misma. Pero entonces ahí estaban ellos para darles ánimo con sus canciones y videos.
Estaba segura de que no era la única que se sentía así con ellos, Stray Kids era su lugar seguro.
Es por eso que después de un largo día, finalmente se pudo dormir. Se quiso concentrar en todas esas cosas que la hacían feliz para alejar cualquier pensamiento destructivo de su cabeza. Stray Kids, Jisu y ahora Beomgyu junto a sus nuevos cuatro amigos. Las cosas parecían ir mal, pero no todo era oscuridad.
Todo mejorará. Por favor resiste, Minju.
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ok pero esta última parte la hice pensando en como skz me hace sentir a mí
ellos realmente son unos ángeles, los adoro más que a mi misma
