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El lindo morocho aparecía por la puerta de mi habitación, la cual habia abierto hace unos minutos a penas

Me daba vergüenza que me viera en este estado, en resumen estaba hecha un desastre. Mis labios y ojos los tenía hinchaditos, mi pelo era un desastre y lo único que cubria mi cuerpo era una remera grande con un short debajo

Mateo sacó las manos del bolsillo de su buzo, acercandose

-¿Que pasó? -me dijo en un tono tan tierno que mi llanto volvió

Se sentó en frente mío, besando mi frente para luego abrazarme. Me habia olvidado lo bien que se sentía cuando sus lindos bracitos te envolvían

-Venías bien beba... -susurraba en mi cabeza

-Ya sé pero es dificil -respondí

Nos separamos un poquito y yo le hice un lugar a la par mía. Se venía una larga charla y estaba muy conciente de eso

Quedé en silencio, y para mi gran sorpresa, el morocho tomó una de mis manos entrelazándola con la de él

-¿Qué está pasando por esa cabecita? -sonrió, tan lindo como siempre

Me miraba sonriendo como si yo fuera hermosa, o como si fuera una maravilla, el paraíso o la criatura más bella del mundo. Me miraba con esos ojos cafés tan dulces y esa sonrisa sincera en los labios... yo amaba cuando me miraba así

-Me harto de muchas cosas, me agoto facilmente y siento que me falla todo -se lo resumí, secando mis lágrimas

Mateo me asintió, pero esta vez me miraba serio

-¿Es por él?

Levanté mis hombros, dándole a entender que no lo sabía perfectamente

-En parte sí, de la nada comencé a recordar como me golpeaba

-Ayer lo ví -comentó -Pasó por frente de casa

Por mi parte sólo bajé mi mirada, un poco avergonzada y con miedo. De Franco no sabía hace mucho tiempo, y sé que volver a verlo no me ayudaría en nada

Y sumandole a eso la baja autoestima que estaba teniendo... realmente me sentía para la mierda. Cuando la cabeza comenzaba a crear pensamientos por si sola se volvía muy pesada, al límite de querer dejar todo y no existir más

-Contame, sé que no estás bien -me interrumpió

Lo miré cuando dió un lindo apretón a nuestras manos. Podia confiar en él plenamente, varias veces me lo habia demostrando

-Soy horrible -susurré, aún mirándolo

Le habia resumido mi vida en dos palabras;genial, Vera

-Es absurdo que pienses eso -me dijo entre risitas -Si vos sos horrible, ¿que me queda a mi?

¿Alguien le dice que deje de hacerse el tonto? Semejante bombón era y venia a decirme que no

-En tu caso es distinto -le dije

Mi vista se fué hacia nuestras manos y sonreí. Tenerlo cerca me hacia sentir un poquito mejor

-No estamos hablando de mí. ¿Entonces...? -me animó a seguir

Con mi mano libre sequé los restos de lágrimas que quedaban en mi cara, para luego suspirar y tratar de darle una buena respuesta

-No soporto mi inseguridad, mis pensamientos, mi baja autoestima, los nervios estúpidos y todo lo que el otro pelotudo dejó marcado en mí -solté sin importarme nada

Nunca habia puteado a Franco, pero la bronca era tanta que ya me superaba

-Uno no sana en el lugar donde se enfermó -dijo

Me estaba mirando y podia sentirlo, pero yo no lo hacía. Por más que amara sus lindos ojitos, también me ponía nerviosa. Nuestras manos seguían unidas

-Me refiero a que... aunque sea dificil, debes tratar de olvidar. Si sigues en el recuerdo constante de Franco, nunca vas a poder salir por más que todos nosotros te ayudemos. Todo depende de vos

-Sentirse tan simple, tan asquerosamente simple, idiota, sin gracia, inútil, inservible...

-No hables así de vos, ambos sabemos que sos todo lo contrario a eso -dijo, interrumpiendome

Es que así me sentía, tan como se lo había explicado

-Mirá, Vera -comenzó -Muchas veces tenemos que aprender a perdonarnos y a ser más amables con nosotros mismos, con lo que somos. Cuando pasas por situaciones de mierda es obvio que quedan marcas, pero depende de uno en cerrarlas o permitir que te sigan lastimando. -me miró y secó mis pequeñas lágrimas -Yo sé que no tienes esos pensamientos que me dijiste, nada de eso es verdad.

-Duele mucho -le confesé.

Mi labio superior temblaba sin que yo pudiera controlarlo

-Te creo, beba. No hace falta que me lo repitas siempre -me sonrió -Sólo digo que va a ser mejor olvidarlo y seguir

-¿Y si él vuelve? -pregunté con miedo

-Antes estabas sola, ahora no. Y si eso pasa, de mi parte puedo jurarte que no volverá a tocarte

Le asentí, con una pequeña sonrisa

-Ahora vení que tengo muchos abrazos para vos

Separó nuestras manos, acercandome a él y poniendome en su pecho. Segui pensando en mi pregunta, sobre si Franco llegara a aparecer de nuevo... realmente me daba mucho miedo

Mientras yo acariciaba el cuello de Matu, él dejaba mimos en mi cabeza junto con un par de besitos tiernos. Si fuera por mí lo tendria así toda la vida, no tenia ningún problema

Mi pieza estaba a oscuras, sólo entraba la luz de afuera y eso volvía la situación más linda aún.

-Mi viejo decía que las princesas no lloran -me susurró

-Por eso, de princesa no tengo nada

-Sos una reina, cierto. Por ratos lo olvido

Mordí mi labio y Mateo largó una risita ya que seguramente me vió

-Sos tan hermosa Verita...

¿Que fué eso? De todos modos decidí no responderle y quedarme callada. Por algún motivo presentia que la iba a cagar y no quería eso

-¿Ahora no me vas a hablar? -sentí que se movió un poquito

-Te quiero -dije mirándolo

Él quedó en silencio por lo que me asusté. Quizas no debí decirle eso o tambi...

Fuí interrumpida por sus labios

Me estaba besando, repito, me estaba besando

No lograba asimilar todo esto pero con las pocas fuerzas que encontré, se lo seguí. Mierda que besa bien este gil. La manera en que moviamos nuestros labios me mataban, no nos apurábamos para nada.

Y de un momento a otro, lo cortó dejandome sin entender nada. Miré sus ojitos esperando una expliación, pero no llegó

-También te quiero
















°°°

📌Maratón 3/5📌

Por eso vine | TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora