13| Huracán de emociones

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Las tres familias llevaban tres días compartiendo en esa casa. Era noche buena y los adultos se encontraban en la sala de estar, riéndose y pasándola de maravilla. Llevaban meses sin juntarse los seis como amigos, como familia.

El ambiente cambió drásticamente cuando Pansy comenzó a llorar.

—Tienen que decirnos la verdadera razón por la que estamos acá.

Draco y Astoria se miraron directamente a los ojos. El momento había llegado.

—Me estoy muriendo, literalmente. La maldición está dañando mis órganos lentamente. Los sanadores usaron una poción que me quita el dolor, pero eso no significa que me esté curando.

—Astoria—le habló Blaise—ya sabemos eso. Creo que Pansy pregunta por el tema de Adhara.

Draco suspiró—Creemos que es tiempo de que lo descubra por si misma.

Estaban hablando abiertamente de la maldición de Adhara, de la cual ni ella misma estaba al tanto.

En las escaleras estaban las tres chicas escuchándolo todo. Annie pensaba que podría tratarse del tema de la maldición de los Greengrass, quizá era algo genético. Adhara sabía que se trataba de algo más, algo que sus padres le habían ocultado por mucho tiempo. Zara no tenía idea de nada.

—¿De que están hablando?—susurró la morena.

Annie intentó callarla tapándole la boca con su mano pero Zara le mordió la palma lo que hizo que soltara un pequeño alarido. Las tres muchachas se miraron y lo más silenciosamente posible salieron corriendo hasta la habitación de Scorpius, donde lo chicos estaban durmiendo.

—¿Qué hacen aquí?—preguntó un somnoliento Aaron.

—Escondiéndonos—le respondió su hermana con la respiración agitada. Nunca había sido amante del ejercicio.

Escucharon pasos desde el pasillo y la rubia sin pensarlo mucho se lanzó a un lado de Aaron y se hizo la dormida. Annie la siguió y se recostó en la cama de Scorpius, tapándose la cara con la sábana ya que no era muy buena actriz.

Zara no sabía dónde meterse así que le robó una almohada a Aaron y se recostó en el suelo justo cuando Draco abría la puerta de la habitación.

El rubio sonrió entre toda esa pena que sentía. Al menos sus hijos y sobrinos estaban a salvo. Pero él sabía que no por mucho.

Annie respiró fuertemente a penas su tío salió de la habitación. Las sábanas la estaban ahogando.

—Scorpius, ¿hace cuanto que no te bañas?—se quejó con el rubio.

—¿Annie? ¿Qué haces aquí?

—Ew, tu aliento apesta.

Debido al agotamiento en sus cuerpos ninguna de las chicas salió de su lugar, la que durmió peor fue Zara, quien aún estaba recostada en el suelo de la habitación.

Esa noche Adhara rodaba en la cama dándole patadas y puños a su primo durante el sueño. No había sido un sueño, era una pesadilla.

Corría por, seguramente, el bosque prohibido con Katherine, Zara y Talia hasta que tuvo que detenerse repentinamente. Alguien había apuñalado a Talia. Ninguna de las chicas sabía de donde había aparecido, Katherine hiperventilaba, Zara sudaba y Adhara no podía dejar de gritar. De repente todo quedó en silencio, los gritos ya no se formaban en su garganta y Katherine y Zara habían desaparecido. Era como si estuviera atrapada en una caja de cristal.

Adhara Malfoy GreengrassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora