AMG | 𝙇𝙤𝙨 𝙨𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙩𝙪 𝙛𝙖𝙢𝙞𝙡𝙞𝙖 𝙙𝙚𝙨𝙩𝙧𝙪𝙞𝙧á𝙣 𝙩𝙪 𝙫𝙞𝙙𝙖
Cuando la hija mayor de Draco y Astoria Malfoy comienza su quinto curso en el colegio Hogwarts de magia y hechicería las verdades de la familia de los Malfoy le...
(LEER NOTA DEL FINAL) ADVERTENCIA: capítulo largo, contenido explícito, menciones de agresiones físicas y sangre. Se pide discreción.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los segundos que mantuvieron sus frentes pegadas una a la otra se hubiesen sentido una eternidad en cualquier otra circunstancia. Hubiese sido un momento perfecto, quizá hubiesen confesado más de lo que querían y habrían entregado todos su sentimientos más profundos entre ellos. ¿Acaso era posible ser feliz? Se hubiese preguntado Adhara mientras se acercaba cada vez más al cuerpo de James y se perdía en aquellos orbes castaños que brillaban con los últimos rayos de sol. Quizá estoy realmente enamorado, hubiese pensado James sonriendo como un tonto y quitándole el cabello de la cara a Adhara para poder llenar sus mejillas de besos. Si no fuera por el "quizá".
James no se alejó ni un centímetro de Adhara sino que la acercó más a él, agarrando su mano con necesidad apenas escuchó los gritos de Draco. Provenían de alguna parte de la casa, seguramente de la sala o entrada porque fue escuchado hasta el jardín. A Adhara le tomó más tiempo procesar que su padre estaba en peligro, no podía entender con claridad que era lo que intentaba decir, pero cuando su padre comenzó a gritar su nombre se soltó del agarre de James y corrió en su búsqueda.
—¡Adhara espera!—él la siguió, intentando detenerla pero no conocía la casa de la joven y después de un par de vueltas la perdió de vista.
—¡Papá!—gritaba Adhara por los pasillos de la casa dejando cada una de las puertas abiertas buscando a Draco—¡Papá! ¡¿Dónde estás?!
—¡Adhara!—gritaba su padre al unísono. Había ido a buscarla al jardín pero cuando llegó solo logró ver a James Potter correr solo dentro de la casa. Draco había pensado lo peor, intentaba alertar a su hija del peligro inminente y creyó haber llegado muy tarde.
De pronto Adhara se detuvo justo frente la puerta de uno de los salones sin uso de la casa. Ella recordaba que solía estar lleno de personas bailando cada año nuevo y a veces cuando estaba vacío solo se encontraban su madre y padre bailando lentamente al compás de la música. Sin pensarlo entró, pero no cerró la puerta al hacerlo. Estaba vacío a excepción de un par de sillones y estanterías, pero lleno de energía y podía sentirlo. No era nada bueno, no se sentía para nada bien, pero Adhara no podía detenerse, se sentía hipnotizada y no le gustaba en lo absoluto. Estaba segura que algo oscuro estaba pasando o pasaría en cualquier momento, pero luego de esperar, nada pasó y solo sintió los brazos de su padre abrazarla desde la espalda.
—¡¿Dónde te metiste?! ¡He estado buscándote como loco por cada rincón de la casa!
—Emm...yo estaba buscándote a ti—le dijo Adhara devolviéndole al abrazo luego de unos segundos aún confundida con la energía de la habitación.
—Aquí estoy, ahora vamos—dijo tomándola de la mano y sacándola de alli.
Adhara dejó que su padre la guiara pero cuando notó que estaban abandonando la casa se jaló de su agarre y se detuvo rotundamente—No—le dijo sabiendo que su padre estaba escapando.