𝙀𝙣𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙧𝙤 𝙄

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Namjoon frotaba sus manos una contra la otra para intentar calentarse, ¿por qué la biblioteca tenía que ser tan fría? Ni siquiera había ambientador, era terrible

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Namjoon frotaba sus manos una contra la otra para intentar calentarse, ¿por qué la biblioteca tenía que ser tan fría? Ni siquiera había ambientador, era terrible.

—Vine a darte apoyo, ¡fighting!

Volteó con una sonrisa detrás del escritorio que debía ocupar al menos cuatro horas después de clases. El turno más largo mientras la bibliotecaria regresaba a su casa y él se quedaba a cargo hasta que cerraran la escuela.

Afortunadamente, no tenía demasiado trabajo, así que todas las tardes podía aprovechar para usar él mismo los libros todo el tiempo que quisiera mientras ningún alumno o docente se acercara. Y eso había ido muy bien por un tiempo.

Hasta que un chico alto y de apariencia increíble empezó a visitar el lugar todos los días después de clase.

Al inicio no entablaba ningún tipo de conversación con él, solo se ignoraban el uno al otro porque el visitante no daba la menor pista de requerir la ayuda de Namjoon. Solo entraba y salía como quería, sacaba un libro y nunca lo pedía prestado fuera de la biblioteca. Así que Namjoon no se molestaba en vigilarlo, porque sabía que no haría nada ni robaría cosas. ¿Cómo podría hacerlo? El adorable chico era inofensivo.

Pronto se volvió costumbre para Namjoon observarlo, no para vigilarlo, sino para distraerse en el tiempo de trabajo. El más bajo era muy interesante incluso solo siendo visto de lejos. Hacía muecas graciosas y expresiones indescifrables a veces mientras leía. Era entretenido observarlo, así que pronto Kim dejó las páginas de los libros que ya había leído una docena de veces, para ponerle su atención completa al muchacho visitante.

Hasta que tuvieron que hablar por primera vez. Seokjin, que así le dijo que se llamaba, le preguntó un día si podía traer su almuerzo a la biblioteca. Namjoon debió negarse y decirle duramente que no, ¿cómo se le ocurría? No, claro que no.

Pero en lugar de abrir la boca para hablar, la abrió en un gesto impactado por lo hermoso que se veía de cerca y la voz tan linda que tenía el muchacho. La tranquilidad y paz que transmitían sus ojos, sus expresiones corporales tan armoniosas. Namjoon estaba tan inmerso que hasta le vio lo armonioso al simple hecho de mover las manos para explicar cosas, lo único que había hecho Seokjin.

Al ver que el moreno no daba respuesta, Seokjin quiso suspirar e irse, pero cuando Namjoon notó esto, se animó a hablar por fin. Quería alargar el contacto entre ambos. Le preguntó porqué quería traer alimentos a la biblioteca y Jin en lugar de irse e ignorarlo simplemente por querer saber más, le contestó y dio explicaciones.

—Es que no regreso a casa sino hasta más tarde y realmente necesito quedarme a estudiar.

Otro montón de palabras que hicieron que el pecho de Namjoon se agitara. Aceptó y le concedió el permiso, con la intención de que saliera de su vista de una vez por todas. Sin lugar a dudas haber sentido esa cantidad de cosas por un chico no era bueno. Namjoon estaba confundido. Para nada esperó que en aquel momento Seokjin se inclinara en agradecimiento, volviera a erguirse y le regalara la sonrisa más hermosa de todas.

𝘾𝘼𝙍𝙏𝘼𝙎 𝙋𝘼𝙍𝘼 𝙅𝙄𝙉 ;  𝘑𝘪𝘯 𝘩𝘢𝘳𝘦𝘮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora