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—No se han hablado.

Chanyeol negó con la cabeza y siguió haciendo lagartijas en el piso, a lado de Jonghyun, mientras que uno de los soldados supervisaba su entrenamiento.

Del evento entre Jason, Baekhyun y Chanyeol habían pasado dos días en los que la pareja no se dirigió ni la mirada, la molestia era por el orgullo y quizás por los celos. Ninguno de los dos quería hablar, no al menos hasta que la molestia pasara o las palabras que salieran de su boca bien podrían ser hirientes. Chanyeol no quería eso, ni tampoco Baekhyun, porque el otro le importaba y no quería herirlo.

—Es mejor así por ahora.

—Tal vez no deberías dejarte guiar por tus celos.

—¿Tu no reaccionarías si escucharas conversación similar de Kibum?

—... Muy probablemente sí. No obstante, debes considerar que ambos tienen una historia anterior a conocerse, no la pueden cambiar y no debería ser tema de discusión.

El alto gruñó de molestia y cansancio al realizar la lagartija número ciento cincuenta. El sol de la tarde le estaba quemando los brazos y hombros, su espalda tenía una capa de sudor al igual que su frente, pero sólo tenía en mente hacer las doscientas lagartijas que le exigían. Era su forma de autoreprenderse. Sabía que no debió tratar al omega como si fuese un cualquiera, culpaba a sus instintos, aunque daba igual.

—No puedes juzgarlo si tu historia no ha sido mas honorable que la de él.

Entre gruñidos y quejas, que demostraban lo enojado que se sentía, el alfa más alto se puso de pie y se dirigió a las sacas colgadas para boxeo, uno de los guardias iba en pos de él, ordenándole que terminara los ejercicios antes.

—No conté doscientas —ladró el hombre con el entrecejo fruncido.

—Vuelve a contar, quizás te perdiste en alguna —espetó Chanyeol con las manos hecho puños al comenzar a golpear la saca.

—Ve y acaba de—

—Oblígame.

El guardia masculló un insulto, y se apresuró a darle una lección al alfa impertinente con un látigo que sujetaba en la zurda. Por supuesto, el alfa, con la ira que llevaba grabada en el pecho, no dejaría que su piel sea marcada por el látigo sin antes defenderse. Necesitaba desquitarse, y quizás el hombre no fue la mejor opción.

Fueron golpes certeros los que le propinó al hombre, en el pómulo izquierdo y rompiéndole el tabique, aún así, se detuvo cuando el hombre logró acertarle con el látigo, justo en el pecho, escoció, pero era soportable. Otro guardia se unió al ver a su compañero amedrentado. Dos látigos eran un castigo que Chanyeol bien podría merecer por su arrogancia. Cuando su espalda y su pecho estuvieron con varias líneas sangrantes ellos se detuvieron.

—Así aprenderás a comportarte, perro.

El alfa se puso en pie, quejándose en silencio por las heridas, y fue a hacer las lagartijas que le faltaban. Siempre hacía eso cuando estaba molesto. Allá en la Toscana, muchas veces perdió peleas por eso, como castigo autoimpuesto por comportarse como un animal cegado por sus instintos más bajos.

—¿Puedo saber por qué hiciste eso? Casi fue suicidio.

Claro, de no ser un alfa sangre pura su cuerpo estaría más herido y tardaría en sanar.

—Es una manera de castigarme por comportarme como un maldito animal.



Amor en la arena de Roma (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora