Amor en la arena de Roma (Chanbaek)

26

Taemin recibió a Chanyeol en un pequeño salón, ahí las plantas hacían del lugar un bosque en miniatura, y un cielo de vidrio que permitía a la luz del sol entrar. El alfa estaba nervioso, quizás porque le temía más a ese pequeño omega que al mismo Emperador romano.

—Estás ansioso —le dijo, provocando un sonrojo en el robusto alfa—. Descuida, no te daré una dura reprimenda. Sólo quiero conversar contigo.

Chanyeol asintió un tanto desorientado.

—Vas a ser el general del ejército del Emperador, pero ese creo no es tu mayor preocupación.

—Semira —afirmó Chanyeol, dándole el nombre de sus tormentos.

—Las mujeres son complicadas, y demasiado impredecibles —comentó Taemin con un deje de mofa—. Pero debes tener mucho cuidado con ella. Con lo poco que la he visto puedo asegurar que es una mujer apasionada, demasiado enfrascada en lograr su objetivo, y, para mala suerte, ese objetivo eres tú, Chanyeol.

—Ella sabe que yo tengo a mi omega y que, aun si no lo tuviera, yo no la amo.

—¿Y crees que ella se detendrá ante eso? No seas ingenuo. Semira peleará por ti como tu lo harás dentro del ejército.

—No quiero que dañe a Baekhyun.

—Lo hará si no detienes lo que en su retorcida mente trame. Créeme, yo pasé por algo similar cuando me casé con el Emperador.

—La enviaré a vivir alejada de nosotros, así mantendré la distancia, pero al mismo tiempo no puedo desligarme de mi hijo.

—... Chanyeol, ¿estás seguro que ese hijo es tuyo?

Y la repentina pregunta descolocó por completo a Chanyeol.

¿Qué si era su hijo?

Claro, Semira y él lo concibieron en Sicilia hace ya mucho tiempo, además, el niño era una copia casi exacta de Chanyeol. Era imposible que André no fuese su hijo.

—¿Por qué me lo pregunta?

—Perdona mi atrevimiento, pero me tomé la libertad de investigar acerca de ti. Sé que creciste en Sicilia, eras de una camada de siete cachorros de sangre pura. La mayoría de tus hermanos fueron vendidos a mercaderes y otros como mascotas de la nobleza, y quedaste tú a manos de un terrateniente cuyas ansias de lucro lo llevaron a explotarte, forzándote a aparearte con tanta omega pudiera.

—¿Y eso por qué sería relevante en lo relacionado a mi hijo?

—Sé que tuviste un hermano gemelo, Chanyeol, y sé que él estuvo en Sicilia cuando tu te fuiste al norte. En esa época tu hermano y Semira se conocieron.

—¿De qué habla? Mi hermano..., el falleció hace un par de años.

—Te dijeron que lo asesinaron en una pelea en la arena de Sicilia —mencionó Taemin con pesar, sintiendo su garganta hacerse un nudo que no dejaba que el aire entrara o las palabras salieran.

—¿Cómo sabría usted que mi hermano no murió cuando...?

—... A tu gemelo lo llevaron a la arena con otro de tus hermanos, un omega de sangre pura, el único de esa camada.

—¿Usted..., él se lo dijo?

Taemin torció sus temblorosos labios, demasiado temeroso de lo que el alfa pudiese hacer o decir.