(Bryan Adams - Heaven)
Estaba en el cuarto mes de embarazo, y sólo a dos de conocer a su pequeño angelito, o así lo esperaba porque el miedo cobró fuerza y le aterraba la transición. Ahora pasaba casi todo el tiempo cuidado por Chanyeol y un grupo de médicos. Su salud era buena, aunque su cuerpo se sintiera cada vez más cansado, como si las fuerzas de su espíritu lo estuvieran abandonando poco a poco. No se lo dijo a Chanyeol, suficiente tenía ya con lo paranoico que estaba el alfa y si se lo mencionaba seguramente sugeriría un aborto.
No quería, no lo permitiría.
Amaba a su cachorro y, aunque le costara la vida, iba a tenerlo.
Ese deseo cobró más fuerza cuando junto a Kibum ayudaron a que Taemin tuviese a su bebé. Un equipo de médicos estuvo ahí también. Baekhyun recordó cómo Minho estuvo a punto del desmayo, pero su reacción al ver a su heredero fue maravillosa.
—La mia piccola stella.
(Mi pequeña estrella)
Oh, pienso en
Todos nuestros años de juventud.
Sólo estábamos tú y yo.
Éramos jóvenes y desenfrenados y libres.
La emoción del momento le llevó a pensar que quería una vida así, con su cachorro corriendo por la casa, ansioso por la llegada de su padre. Su vientre para entonces estaba apenas crecido, una curvatura encantadora que le fascinaba acariciar.
Su deseo por conocer a su hijo aumentó en proporciones astronómicas cuando Kibum tuvo a su pequeña hija, una alfa media sangre con los ojos de cachorro de su padre y el cabello rubio de Kibum. Se veían hermosos.
Junto a esa envidia vino la envidia por un embarazo menos conflictivo, que no estuviese teñido por la mancha roja de un incierto futuro. ¿Y si nunca conocía a su bebé? ¿Y si no era capaz de proteger a su hijo durante el parto?
Sí, quizás un embarazo normal hubiese sido un total descanso para su perturbado corazón, pero entonces no sería tan especial, su cachorro no sería el milagro que siempre esperó en su vida.
Chanyeol dejó de entrenar para cuidarlo desde hace un par de meses, siempre lo consentía con cualquier antojo que pidiera, y cada noche sobre las sábanas blancas de la cama le susurraba al oído lo mucho que lo amaba.
—Luces bastante cansado —comentó el alfa.
Ahora nada puede alejarte de mí.
Hemos estado en ese camino antes,
Pero eso ha terminado ahora.
Me tienes regresando por más.
Ese día llegaron los médicos a su casa para evaluar su salud y para prontamente ayudarlo en su transición. Parecía una pesadilla a veces, pero un resplandeciente arcoíris le recordaba que en toda oscuridad hay una luz.
—Ahora debería poder cambiar, debe hacerlo despacio, permitiendo que los huesos de su cuerpo se acomoden, así no dañará al cachorro —indicó un anciano.
Y podría escucharse muy sencillo, pero no lo era. Desde su madurez, como en cualquier lobo, su transformación es casi inmediata, sus huesos y órganos se reacomodaban dando paso a su lobo. Pero hacerlo lento..., no sólo implicaba un gran autocontrol, sino un singular dolor que se prolongaría según sus huesos crujían al moverse. Sabía perfectamente que de no hacerlo con cuidado su hijo podría morir en el proceso. Para él era como estar constantemente caminando sobre un campo minado, pues no sólo era su transformación el problema, también lo era dar a luz.
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Amor en la arena de Roma (Chanbaek)
FanfictionLa adrenalina recorría su piel, la espada en su mano ardía tanto como él mismo al enfrentarse al robusto y agresivo hombre cerdeño. Iba a ganar, claro, su título como el mejor gladiador de la arena de Roma no era en vano, además, Park Chanyeol nunca...