Amor en la arena de Roma (Chanbaek)

20

Un golpe seco se impactó contra el rostro de su atacante, se tomó su tiempo antes de volver a impactarlo en el estómago. El cuerpo del hombre robusto se sacudió un par de veces antes de caer al piso, desplomado por el cansancio y las heridas que los puños y la espada del alfa le causaron. Cuando uno de los patrocinadores de la pelea anunció la victoria de Chanyeol, mencionó también que el siguiente encuentro era inmediato, sin descanso, y contra un león.

Baekhyun, que miraba todo desde las bancas de la audiencia, estaba aterrado al saber que su pareja pelearía contra un animal tan feroz como lo era un león. Chanyeol estaba cansado, lucía agotado mental y físicamente, y eso podría ser la diferencia entre salir vivo o yacer entre las fauces del animal, muerto. En pocos minutos las rejillas de la jaula del león se abrieron y la criatura salió, a pasos lentos y parsimoniosos hasta llegar a la mitad de la arena; rugió feroz enseñando los largos caninos, listos para despedazar la carne de Chanyeol.

"Los dioses juegan con mi alma sin piedad"

Tiró las armas al suelo creando una nube de polvo densa, entonces se transformó en un lobo grande, su pelaje ondeándose con el viento. Aún cuando su tamaño era inferior al del león, su agilidad era superior siendo que podía moverse con facilidad. No obstante, seguía fuertemente preocupado por lo que esos dientes podían hacerle, salir herido era el menor de sus problemas.

La pelea comenzó, gruñidos y rugidos avivaban el clamor de la audiencia. Zarpazos, arañazos, mordidas y sangre fueron el resultado de los primeros minutos de pelea. Tan extenuante que le quitaba la respiración a Baekhyun.

"Necesito ganar esto, voy a ganarte", pensaba Chanyeol entre cada inhalación.

El Emperador estaba también presente en la pelea, en el palco superior, acompañado de su esposo y sus sirvientes. Taemin estaba sentado a lado del moreno, hastiado de tener que estar presente en otra pelea más, nuevamente viendo a su especie ser despreciada por los humanos.

—Espero que sea la última vez que hagas esto —advirtió con tono suave, pero Minho sabía que era una amenaza en toda su extensión.

—... Es sólo una pelea.

—Me gustaría verte a ti ahí, peleando contra un león, y quisiera saber cuánto tiempo durarías.

Minho le dirigió una dura mirada, su entrecejo fruncido al igual que sus labios, su corazón severamente disgustado por el hosco comentario de su esposo. Al parecer, el omega aún no lo perdonaba por su actitud frente a los lobos, y él estaba empezando a cansarse de ello.

—¿Tanto así me quieres muerto? —preguntó con dureza desmedida.

Taemin le dirigió una dura mirada, no agradándole la pregunta tan ruda, especialmente porque le lastimaba la idea de ver a su esposo lastimado de muerte. Quería darle un escarmiento, no matarlo de ninguna forma.

—Quiero que sientas el daño que me haces cada vez que me traes a este lugar. Piénsalo así, es como si yo estuviera esa arena, peleando por un plato de comida.

—Pero no eres tú —le gruñó, ligeramente dolido.

—Imagíname a mi ahí, ¿te gustaría ver que me lastimen?... Y si no lo puedes hacer por mí, al menos hazlo por tu hijo —suplicó en tono lastimero, acariciando el poco notorio bulto creciente en su vientre.

Refunfuñando, Minho se puso de pie y dio la orden de detener la pelea, e inmediatamente un grupo de guardias se aproximaron a enjaular al león. Chanyeol decidió que cambiar su forma humana no sería apropiado quedar desnudo frente a la enardecida multitud. Entonces, caminó fuera de la arena, por el túnel que lo conducía a la pequeña estancia donde finalmente pudo dejar el pelo y garras atrás.