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Una semana después, Baekhyun estaba recompuesto de su celo, los casi cinco días que estuvo metido bajo las sábanas con Chanyeol, acurrucados durante las noches luego de un intenso momento bajo el cuerpo del alfa. Claro, lo único que añoraba luego de su celo era que no pudo concebir, obviamente porque de quedar en cinta sus amos lo mandarían a matar. Ese parecía ser un día muy ajetreado, el Señor de la casa llegó con nuevos sirvientes para la casa desde que necesitaban más hombres para ampliar la casa en la zona este. Incluso estaban usando a los esclavos de batalla para cargar los bloques de piedra, según se decía era para un área abierta silvestre cercana al río.

El viento fresco de la tarde le acarició el rostro, sus ojos cerrados le permitieron vagar por una fantasía donde su alfa y él corrían lejos de ese mundo de esclavos, una tierra libre para cambiaformas. Pensaba en su alfa rodeado de cachorros chillones, tanto hijos como el cielo les bendijera.

Kibum acabó su fantasía al acercarse corriendo, jadeando por la agitación.

—Baek, deja la ensoñación.

—¿Sucede algo?

—La Señora nos mandó a instalar a los nuevos esclavos.

La pareja de omegas se dirigió al pequeño edificio donde de ahora en adelante vivirían los recién llegados. La construcción contaba con varias habitaciones, la mayoría de ellas estaban sin arreglar pues no se suponía que serían usadas tan pronto. Les llevó mucho tiempo limpiar y adecuar las recámaras, a algunas les faltaban mantas o almohadas, claro que para los Señores de la casa las habitaciones eran adecuadas para esclavos teniendo ratones dentro.

—Jonghyun me comentó que Chanyeol pelaría en un par de días en el Coliseo.

—Es... ¿una pelea a muerte?

—Sí, peleará contra uno de los gladiadores estrellas del... Emperador.

—¿Del Emperador? Pero Chanyeol no tiene un recorrido como gladiador, sólo ha tenido un par de peleas.

—Al parecer ese par de peleas llegaron a oídos del Imperio y lo sorprendieron, tanto que quiere ver a Chanyeol pelear en su arena.

Dicha revelación asustó a Baekhyun. El Emperador Choi Minho era un hombre de carácter fuerte, caprichoso, por supuesto era igual de guapo, claro, según rumores porque Baekhyun no lo conocía. Su vida íntima era tan misteriosa como el mismo hombre, muchos rumoreaban sobre él y su esposo, la Emperatriz Taemin, pero nadie sabía datos certeros, solo chismes. Sin embargo, un chisme que, cuando ellos se casaron, recorrió Roma con fuerza fue la naturaleza del consorte del Emperador. La vida de Taemin era un misterio más grande, algunos decían que era un campesino, otros que era un cazafortunas, y otros se atrevían hasta a decir que era un lobo, un omega. Ninguno de esos rumores jamás se confirmó, nadie iría o cuestionaría a Minho cuando era tan temible.

Esa característica era precisamente lo que aterraba a Baekhyun, porque si el Emperador era aterrador, lo eran aún más sus gladiadores, aquellos que ni una batalla perdieron y eran la pesadilla de todo peleador. Aunque el Emperador no se limitaba a los peleadores humanos o lobos, tenía también leones que gustaba soltar en la arena en contra de un pobre hombre destinado a morir.

La vida de su alfa peligraba sin remedio.

—... Lo siento, Baek.

Inevitablemente, aquello a Baekhyun le sonó como un pésame, y quizás... no, no lo necesitaría, no, porque Chanyeol era un peleador valeroso, con tácticas sorprendentes y... pelearía por él, por su omega.

Amor en la arena de Roma (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora