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Baekhyun despertó rodeado por los brazos de Chanyeol, apresándolo contra su fornido pecho, aspirando el dulce aroma que desprendía su piel, tan caliente y atrayente. Varías semanas pasaron desde que su celo terminó, y desde esa noche, cada momento entre ellos se volvió aún más especial, especialmente cuando Baekhyun comenzó a sentirse..., indispuesto, sus malestares eran, a palabras de Kibum, un claro indicio de su etapa gestante. El miedo fue instantáneo, pero rápidamente opacado por la inmensa alegría que sentían ambos. Bendecidos por la luna, sólo esperaban que ninguna sombra oscura los atormentara.

Baekhyun salió de la cama, se calzó una túnica para luego encaminarse a la cocina, debía hacer el desayuno para su alfa antes de que tuviese que irse al campo de entrenamiento. Un mareo matutino lo siguió en su camino a la cocina, su cuerpo se sintió temblar por un segundo antes de recomponerse. Su vientre no tenía aún ninguna curvatura, pero en un par de semanas su embarazo comenzaría a notarse.

Taemin desde que supo sobre el estado del joven omega de su hermano puso a su plena disposición un grupo de médicos lobos que los ayudarían con el problemático embarazo.

—Es un omega fuerte, pero su embarazo podría consumir más de sus fuerzas así que debe alimentarse correctamente. No obstante, cuando el embarazo esté en los últimos dos meses será preferible que los pase en su forma de lobo, así preparará su cuerpo para el parto.

El consejo de uno de los médicos vino acompañado de una advertencia que no quiso escuchar en aquel entonces, y seguía a Baekhyun como una figura oscura, un futuro incierto.

—El momento en el que cambie, ese podría ser uno de los momentos más riesgosos porque en la transición su cuerpo podría fallar por completo.

La muerte, no sólo de él sino de su hijo nonato.

Chanyeol pareció tranquilo entonces, pero en su interior estaba aterrorizado y mortificándose a sí mismo por haber impregnado a Baekhyun, por haberlo dejado en cinta. Quizás nunca debió suceder, no cuando sabía lo peligroso que era. No quería perder a Baekhyun, y ahora..., ahora sólo estaba a un par de meses de... No, su esperanza estaba puesta en la fortaleza de su omega, una fortaleza que en ese momento él no poseía.

—Te veré al atardecer —le dijo Chanyeol, dándole un beso en los labios antes de partir—. Te amo.

Taemin y Kibum llegaron a su morada a las pocas horas de partido el que ahora consideraba su marido. El lugar se llenó con el dulce aroma del café y pastelitos recién horneados. Tanto Kibum como Taemin lucían una etapa gestante bastante avanzada, aunque era este último quien estaba a pocas semanas de dar a luz al primogénito del Imperio. Minho estaba igual de ansioso que Jonghyun o Chanyeol, y era de esperarse pues era su primer hijo.

Y desde hace un par de días, el Imperio se encontraba en medio del revuelo causado por las discrepancias sobre el matrimonio del Emperador. Su hijo era una de las razones puesto que el pueblo estaba indignado por tener como futuro soberano a un mitad lobo.

Cerca del mediodía, llegó a su casa Taemin junto a Kibum, llenando su casa de risas y alegría, justo lo que necesitaba para menguar sus preocupaciones.

—Suele ser muy aburrido cuando no están en casa —acordó Taemin, recordando cuando Minho lo dejaba solo en el palacio al tener que atender sus deberes como Emperador.

—Pero las noches son muy entretenidas cuando llegan —señaló Kibum con aire pícaro, logrando sonrojar a sus amigos.

—Si no están cansados, sí —indicó Taemin—. Minho suele caer rendido en la cama luego de un día tan largo.

Amor en la arena de Roma (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora