Capítulo 21: Confesiones. / 2da parte.

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Keyden.

Me agradaba la forma en que Brooke solía expresarse, es muy sincera y directa, sin importar quien o que pensaran de ella.

Ver sus ojos brillar con intensidad me demostraban que no era el único en sentirse extraño, que no era el único en disfrutar su compañía. Su suave risa era como estar una tarde en mi habitación escuchando mi canción favorita mientras mantengo mis ojos cerrados y tarareo al ritmo de la música; me transmitía... Paz, tranquilidad y un extraño alboroto en mi estómago, es como si una plaga de mariposas o insectos quisieran salir de él. Si, esa comparación no fue tan linda. Escucha cada palabra que salía de sus subes labios, y la sangre me hirvio más al escuchar todo lo que pasó por culpa de ese idiota que se hacía llamar hombre.

Nos quedamos un momento en silencio, yo recopilando toda la información y ella pérdida en sus pensamientos. El único sonido que se escuchaba era el de el viento chocando con las ramas y hojas de los árboles. Algo que me puso un poco melancólico al acordarme de mi madre. Cuando pienso que no dirá nada empieza a hablar:

— Bueno súper Keyden, yo ya te hablé de mí. Es tu turno de cumplir el trato.

Trago saliva y me empiezo a poner incómodo. Se muy bien lo que esas palabras significaban; significa sinceridad, confianza y abrir mis sentimientos a alguien más. Desde que murió mamá he estado evitando este tema por mucho tiempo, no quería hablar de cómo me sentía por miedo a ser juzgado, a que me tiren de exagerado o dramático, a que me digan su sorpresa al escucharme tan miserable. Apesar de sentirme como la mierda cada que pienso en eso, se que yo solo me metí en todo esto, fui yo quien hizo el trato con Brooke, el que decidió que sería una buena idea sincerarme con alguien por primera vez en mucho tiempo. Puede que me este escuchando como arrepentido o como si ya no quisiera hacerlo y aunque no estoy tan seguro como al principio, no me arrepiento de lo que estoy a punto de decir:

— Mi... Mi madre murió, como sabes, hace algunos años, tenía una enfermedad terminal. Los doctores dicen que se pudo haber controlado si la hubieran detectado antes. Ella era muy cerrada en cuanto a malestares se refería, nunca nos dijo de sus fuertes dolores de cabeza, ni de la fatiga que sentía al caminar, o su dificultad al respirar. Desde niño ella nunca le daba esa importancia a los malestares, siempre los minimizaba diciendo que se le pasaría con una pastilla para el dolor, ella se automedicaba. ¡Tuvimos que darnos cuenta por nosotros mismos!.–dije elevando mis manos al cielo, sobresaltando a Brooke ya que se encontraba apoyando su cabeza en mi hombro. Me disculpe con ella esperando se volviera a poner allí, lo cual no sucedió así que tomando una valentía que no se de donde salió, recosté mi cabeza en sus piernas estiradas a lo largo en el césped.— Empezamos a ver qué ella no podía mantenerse en pie por mucho rato sin cansarse, verla dormir por horas para calmar su dolor, escucharla respirar acelerada.–no aguante mas y mi voz se quebró en la última palabra.— Nos empezamos a preocupar por el comportamiento de mamá, así que en contra de su voluntad la llevamos al médico donde mi familia frecuentaba ir, le mandaron hacer unos exámenes y... Salió con cáncer. Mi madre se estaba muriendo poco a poco frente a nuestros ojos y nosotros no nos habíamos dado cuenta de ello. Mi mundo se derrumbó, es decir, ¡La persona a quien más amaba en este mundo estaba muriendo!. Desde el día en que nos enteramos de eso me prometí pasar todo el tiempo posible a su lado, viéndola reír por el día y llorar por las noches...–cerre mis ojos al sentir los pequeños y suaves masajes que Brooke daba a mi cabeza.

>> Las personas somos muy imprudentes Brooke, no sabemos lo que tenemos hasta que ya no está con nosotros, no sabes si esa sonrisa, lágrima o rabieta será la última que harás en tu vida, o en mi caso, la última que verás. Aveces el miedo nos impide hacer lo que realmente soñamos, nos impide luchar por lo que tanto anhelamos.–suelto una amarga risa.— Supongo mi madre ya lo presentía, ella ya suponía que tenía algo mal, pero su miedo a no estar equivocada le impedía confirmarlo. Lo peor fue que lo hizo por nosotros, ella no quería vernos sufrir, no quería que la viéramos en sus últimos días postrada en una cama. Durante sus últimos meses no quise alejarme de ella, durante ese tiempo falte seguido al colegio, me la pasaba a lado de su cama cantándole, leyendole sus historias favoritas, contándole chistes que realmente no eran graciosos pero que ella igual se reía de ellos.–otra risa, está vez nostálgica sale de mi.— Si te mentí al decirte que eras la primera persona que ha venido aquí conmigo...–levanto la mirada para poder ver su expresión, aunque quiso disimularlo pude ver la chispa apagandose lentamente, antes de que se molestara y me golpeara término la frase.— La primera fue mi madre. Ella me traía aquí seguido, era como nuestra tradición. Este lugar era nuestro, sólo para los dos, nunca había traído a nadie porque pensé que dejaría de ser especial.–me observa confundida.

Prohibido Enamorarse.||Primera Parte De La Saga "Un Amor Imperfecto".||✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora