La hora del almuerzo había llegado, y con ella la euforia en el alumnado también. ¿Quien podía decir que esta hora fuera tan importante para estos adolescentes?; los salones quedaron completamente solos nada más al escuchar el timbre, hubo empujones, golpes y alguna qué otra mordida innecesaria. Tanto Brooke como Keyden se sentían agobiados por este momento, estaban conscientes de que ya no había marcha atrás, y que aunque quisiesen no podían sincerarse justo en este momento, aunque realmente... decir la verdad, no esta en sus planes, por ahora.
Keyden salio del salón de Artes, junto con sus escandalosos amigos, juntos se dirigieron a la enorme cafetería. El castaño estaba nervioso, y los chicos, solo pensaban en comida.
Brooke esperó algo impaciente a que sus compañeros terminarán de salir, cuando la clase quedo completamente vacía, la pelinegra salio en encuentro de un pasillo solitario; buscaba desesperadamente la cabellera castaña de un chico en particular, al encontrarlo acompañado de sus locos amigos soltó un lento suspiro, estaba comenzando a ponerse nerviosa, y eso era lo que más le preocupaba.
Tranquila Brooke, solo es una pequeña mentira... pequeña.
Su autoconvención fue interrumpida por un chico castaño, pero no el que ella esperaba y ansiaba ver. Sonrió genuina al intercambiar mirada con el chico de ordes cafes.
— ¡Hola!, de nuevo, Brooke.–saluda el joven sonriente.
— Hola... Nathan. ¿Que paso?.–Brooke responde algo impaciente. Estaba llegando tarde con Keyden y los chicos.
— En realidad, nada. Es solo que...–el chico castaño se sentía nervioso, incluso juraba qué una gota de sudor estaba bajando por su frente, esté rasca su nuca en signo de nerviosismo. El castaño quería decirle lo que pensaba, vaya qué quería, pero no deseaba asustar a su primera y única amiga en su nueva escuela, así que lo mejor que pudo pensar, fue en mentir. El mundo de las personas esta llena de mentiras, supongo que es lo que los mantiene en pie.— ya sabes, soy nuevo y no tengo con quien comer...–la chica pelinegra captó de inmediato la indirecta muy directa del raro chico, y asintió en acuerdo a su silenciosa petición.
— Entiendo, de hecho, iba en camino a la mesa qué comparto con mis amigos en la cafetería, ¿quieres venir?.—él asiente algo efusivo, aunque en realidad no era exactamente lo que quería lograr, pero algo era algo.
— Excelente. Espero que no les moleste mi presencia.
— Lo dudo, vamos; qué seguro me están esperando.–asegura la ojiazul, aunque el único que la estaba esperando con desesperación era el castaño qué a ocupado su mente desde que lo conoció.
El joven asiente y juntos se encamina a la enorme cafetería qué la escuela ofrecía a la sociedad estudiantil.
En alguna de las tantas mesas qué la cafetería tenia, se encontraban Keyden y sus amigos, que esperaban a las chicas roba sueños qué tanto querían. Key no podía dejar de ver la entrada a la cafetería, en espera de que Brooke pasara por ella, cuando pensó que sus pedidos no serian escuchados, la vio... pero no estaba sola, junto a la chica pelinegra un chico castaño claro caminaba a su par; no pudo evitar sentir un raro retortijon en su estómago, sentía que la sangre le hervía, su garganta se cerraba y su mandíbula se desencajaria sí seguía apretandola con esa fuerza, sin darse cuenta de la fuerza qué su mano ejercia a la pequeña lata de soda esta se derramó.
Todos en la mesa lo observan confundidos y aturdido por tal acción. El solo se encoje de hombros restándole importancia, aunque realmente, lo que quería hacer era gritar, ¿Porque? Él mismo se lo preguntaba y no había respuesta qué lo justificara.
— ¿Que diablos te sucede Keyden?, estos últimos días has estado realmente extraño. ¿Te encuentras bien?.–pregunta Connor preocupado.
— Si Keyden, estas muy raro, ¿seguro que no consumes...?.–muchas veces, Matteo llegaba a ser innecesario con sus comentarios y es por eso que sus amigos le recordaban ser serio cuando lo requería, esta vez la forma de hacerlo fue dándole un pequeño pellizco justo en su brazo, el encargado de esto fue Adam, quien era el que menos soportaba sus actitudes.— ¡Agh! Idiota.–exlamo el chico como respuesta a la algo dolorosa acción.
— Solo he estado algo cansado, chicos. Al salir de la escuela entreno un poco, ya saben, quiero mantenerme en forma para el próximo partido.
Suelta bromeando para que sus amigos se relajen más, y ya no le pregunten sobre el tema.Las chicas roba sueños llegaron pocos minutos después de que el castaño se excusara por su comportamiento; todas tomaron un lugar junto a sus respectivos novios y conversaron tranquilamente, sin prestarle atención a la cara larga qué el castaño no se esforzaba por cambiar. El chico siguió con su mirada puesta en su ahora fría hamburguesa, sus banas intenciones de fingir estar bien no sirvieron igual, ¿porque esforzarse?.
Pensé que teníamos un trato pequeña pelinegra, ¿porque no lo cumples?.
El silencio qué sé hizo en la mesa lo obligó a levantar su mirada, para encontrarse con la sorpresa y confusión en el rostro de todos, ve atrás de él qué era donde las miradas de todos se encontraban y se aborrecio internamente por no haberlo prevenido... Así era, el otro castaño se encontraba junto a su pelinegra.
— Cariño... Llegaste.–pronuncia Keyden más relajado y sin dejar de lanzar dagas con sus ojos hacia el acompañante de la chica.
— ¡¿Cariño?!.–exclamaron todos al unísono, vaya qué sé sorprendieron, esto cambiaba todo.
***
Hola... perdón por desaparecer, tratare de actualizar esta y la otra historia esta semana. Los tqm❣
ESTÁS LEYENDO
Prohibido Enamorarse.||Primera Parte De La Saga "Un Amor Imperfecto".||✓
Roman d'amour"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido." - Julio Cortázar. Muchas veces una simple mirada puede robar mil suspiros, a veces unas simples palabras pueden provocar diferente emo...