En la mañana del siguiente día, después de desayunar, Will tocó a mi puerta, yo estaba terminando de vestirme y ella entró. Pareció sorprendida de verme despierta, como si se esperara que yo hubiera estado roncando. Bueno, cuando tus tíos locos te obligan a levantarte temprano cada día, uno se acostumbra.
Le di los buenos días. Ella me entregó una fruta y semillas en un cuenco.
—Audrey, hoy te enseñaré donde entrenaremos —comentó mientras se hacía una coleta.
Después de terminar mi desayuno, salí de la cabaña y le seguí el paso hasta llegar al edificio donde se ejercitaban. En el ambiente se podía ver la energía de quienes estaban despiertos a esa hora, todos listos y moviéndose.
—¿Entrenaremos?
—Sí, yo te ayudaré —me puso una mano en el hombro.
—No quisiera molestarte, sé que estás ocupada dirigiendo.
Para ser honesta, no sabía muy bien que era lo que hacía Willda, suponía que como líder tenía que administrar todas las áreas del campamento, liderar a la rebelión para derrocar a la corona y ver si los pimientos estaban maduros o algo así.
—No es ninguna molestia, además es necesario. Aquí todos nos guiamos en el “por si acaso”, debemos estar listos para todo y en caso de un ataque, debes ser de ayuda.
Eso me motivó, si quería rescatar a Eira, tenía que tomar en cuenta cualquier cosa, debía saber defendernos.
—¿Y qué me enseñaras? —dije.
—Iniciaremos con combate cuerpo a cuerpo. —Se colocó en medio del lugar, mientras otras parejas luchaban—. Primero lo básico.
Ella se puso en guardia y comenzó a rodearme con los puños en alto, yo intenté replicar la pose, tratando de no perderla de vista.
Debía ser sincera conmigo misma, no le iba a ganar a Will, al menos no en este momento. Ella era, si bien algo joven, fuerte. Como quien ha pasado su vida moviéndose. Yo también tenía lo mío, era delgada pero no lo suficiente para ser ágil, delgada como para tener un poco de músculo gracias a haberme alimentado de sobras de verdura y cosecharlas cada día bajo el sol.
—La mirada siempre va arriba, en busca del siguiente ataque del oponente.
—¿Qué debo hacer si mi oponente es mucho más fuerte que yo?
Si, tenía miedo, lo admito, ¿ella iba a golpearme?
—Eso nunca es una limitante. Si comienzas a ponerte trabas tu cerebro va a empezar a creerlas. Mejor cree en ti.
Al final ella nunca me lastimó, solo fingíamos los toques y yo debía esquivarlos, calentamos antes de que me enseñara a derribar y la manera correcta de dar un puñetazo. No se me daba mal pero no estaba nada acostumbrada, así que en muchas ocasiones ella tuvo que corregir mi postura y darme varios consejos.
Cada que Will notaba mi cansancio reposábamos unos minutos antes de seguir, yo no iba a dejar pasar esas pequeñas oportunidades, así que cada descanso era una pregunta hacia ella; tenía que encontrar la forma de saber más sobre todo el plan y obviamente, quitarme la curiosidad. Logré recaudar algo de información: ella había huido de casa muy joven y se había instalado en el bosque, donde tiempo después conoció a Corvina. Me dijo que estaban siguiendo los pasos de un posible aliado, el cual era muy importante, pues nos podría ayudar a entrar al castillo. No fui capaz de averiguar más.
El entrenamiento finalizó, nos sentamos en el suelo del lugar, entre algunas mantas con tierra; ella me dio un pequeño jarrón con agua el cual bebí como si no hubiera mañana. Tenía una pregunta rondando mi mente.
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El AROMA A DESESPERACIÓN [En Proceso]
AdventureAudrey y su melliza están retenidas contra su voluntad en la lejana granja de sus tíos. En un intento por escapar, su hermana se queda atrás, siendo raptada por la guardia real. Ahora, Audrey tiene que rescatarla y si los rumores son ciertos, salvar...