Capítulo 9

32 3 1
                                    

Corvina me había dicho que Nolan regresaría pronto, sin embargo, yo creí que se refería a horas, no a que llegarían en otro día más. A pesar de mi poco talento para esperar, tuve que vagar por ahí, sin poder encaminarme a la búsqueda de La Flor Celeste. Siendo honestos, me hubiera perdido en un abrir y cerrar de ojos ¡Pero no era mi culpa no saber andar por el bosque! Al menos Nolan sí tenía experiencia en ello, o eso creía.

El día de espera me dediqué a, además de entrenar, conversar un poco más con Corvina, no quería dejarla sola con lo que estaba pasando. Ella prefirió hablarme de la magia en vez de sus problemas y lo respeté, quizá eso le ayudaría a distraerse.

—Verás, Audrey. La magia existe eso ya lo sabes, pero no todos la conocen, sólo han escuchado hablar de ella, hay quienes tampoco creen. Creo que tienen miedo de que sea real.

—¿Qué cosas pueden tener magia o cómo es que funciona?

—No intentes comprenderla —. Sonrió— Digamos que la magia está en la naturaleza, como esas veces dónde sientes que te vuelves uno con el ambiente.

Recordé esas tantas veces donde sentí el viento abrazarme, otras donde el sol me besaba las mejillas con sus rayos y comprendí a qué se refería.

—Todo esto es muy interesante. —Me surgió la curiosidad—. ¿Conoces a otras brujas?

—Bueno, no se podría decir conocer, pero supe de un hechicero hace bastante tiempo.

—¿Hechicero? Y ¿es diferente a una bruja o brujo?

Pareció ofendida por un momento, pero creo que perdonó mi ignorancia.

—Sí, somos distintos. Son dos clases de magia, los hechiceros necesitan de una varita para que la naturaleza les ayude y nosotros sólo usamos las plantas. No sé mucho de hechiceros para ser sincera.

—Muchas gracias por explicarme y todo. Aún es nuevo para mí.

—Me alegra que hayas podido adaptarte tan rápido ¿Sabes?

…..
Por otra parte, intenté hablar con Warrick, lo cual no sé si salió muy bien. Quizá sólo fuese una tontería, pero me preguntaba por qué había tardado en decirme sobre La Flor.

Warrick había llegado de improvisto, así que supuse que hacerlo igual no le molestaría. Me planté frente a él en la cocina con la pose más amigable que pude.

—¿Porqué me ayudaste? —pareció confundido mientras picaba unos nabos—. Me refiero a... contándome de la flor y ¿Porque ahora?

—Es una respuesta simple: ¿Porqué no ayudarte? —se encogió de hombros—. No te lo dije antes porque tenemos cosas más importantes que hacer, y como sabes, no lo tenía seguro. Mi padre me contaba la historia, un comerciante y sus mitos.

Sentí que decía la verdad, ¿Porqué no me ayudaría?

—Además, no podía decirte cositas mágicas así como así —agregó.

—De verdad, muchas gracias. Incluso si no funciona… gracias.

Eso era lo más que había escuchado hablar a Warrick desde que lo conocía. No lo tomaba por alguien de pocas palabras, pero lo suficiente reservado como para conversar sólo si era necesario.

Le sonreí y me ofrecí a ayudar a preparar el almuerzo, pero él declinó la oferta, esperaba no haberlo irritado.
…..
Por la tarde, Willda y yo paseamos por el huerto. Con el pasto haciéndonos cosquillas y el zumbidos de los pequeños bichos de compañía. No hablamos mucho pero fue agradable, las frases sueltas que dijimos giraban en torno a trivialidades.

El AROMA A DESESPERACIÓN [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora