Capítulo 10

25 2 0
                                    

Lo cierto era que ni Nolan ni yo habíamos visto a un sátiro en nuestra vida. Pocas veces había escuchado cuentos de ellos en el mercado y tenía unos vagos recuerdos de mi madre intentando asustarme con que los sátiros se robarían nuestra comida si no dormía. Pero tener a ese ser frente a mí, me quitó el aliento, lo único que me trajo de vuelta a la realidad fue que un consternado Nolan se acercó a él.

—…Hola —dijo confundido—. ¿Guardián?

El sátiro arrugó un poco la nariz sin perder la sonrisa.

—¿Qué? Y ¿Por qué? —preguntó balanceándose en sus pezuñas.

No capté a qué se refería, al parecer Nolan tampoco ya que arrugó el ceño. Sin embargo, no desistió y formuló de nuevo la pregunta.

—¿Qué? Y ¿Por qué?

—Uh ¿Qué?… —dije sin comprender nada.

A ese punto todos nosotros estábamos un poco irritados, era como si habláramos distintos idiomas. Nunca había intentado hablarle a una cabra, pero supuse que sería algo parecido a esa conversación: infructuosa.

—¿Quién te lo dice? ¿Quién te lo afirma? —insistió con una voz cantarina.

Nolan había dejado de acercarse y ambos estábamos parados frente al sátiro, anonadados. Sería una escena peculiar si alguien nos hubiera visto.

—Disculpa, no entendemos, sólo quisiéramos una flor…—comencé.

—Que me lo diga, aunque no sea en rima ¿Para qué? —interrumpió sentándose en una de las rocas próximas a la laguna.

Hasta él mismo parecía cansado con el jueguito, se rascó una de las orejillas y nos observó de arriba abajo. No supe si estaba analizándonos como amenazada o sólo por curiosidad.

—¿Qué tenemos que decirle? —me preguntó Nolan. Yo sólo me encogí de hombros.

—La razón, las historias. Porqué el mensaje llegará a las niñas.

Las niñas, ¿Eira y Sussy? Me pregunté qué era lo que sabía cómo para mencionarles o si era un golpe de suerte.

—¿Cómo sabes eso?

—Sólo yo pregunto, tú no. ¿Para qué? ¡Vamos que las flores brillan! —nos apremió.

Al parecer, Nolan se hartó ya que con paso decidido se dirigió a la laguna. No sé que es lo que planeaba, pero no logró su cometido, era más rápido de lo que habíamos esperado y se interpuso en su camino. Me acerqué a ellos con la intención de ayudar a Nolan si es que el sátiro resultaba no ser tan agradable. Mi compañero trató de rodearlo pero este volvió a obstruir el paso.

—En serio necesitamos esa flor y tú no estás colaborando —le acusó.

—Si quieren pasar, la historia deben contar.

No comprendíamos nada, estábamos aturdidos, la laguna estaba justo frente a nosotros y no nos dejaba pasar si quiera a buscarla nosotros mismos. No podíamos pelear con él porque no sabíamos como reaccionaría, y causar problemas no era nuestro objetivo, veníamos en paz. Por otro lado, para ser una cabra-humano estaba en buena forma, no sabía si podríamos contra él.

Hasta que caí en cuenta de algo…

—¿Quiere que le contemos el qué hacemos aquí y por qué?

El sátiro relajó los hombros y suspiró, como si su paciencia hubiera estado a punto de agotarse. Se sentó en su roca y lanzó una mirada a Nolan, quién comprendió la amenaza implícita.

El AROMA A DESESPERACIÓN [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora