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(Maraton 2/5)

No sabía si tener miedo o estar tranquilo, la casa estaba en total silencio y no había rastros de vida, entró despacio y observó cada rincón de su mansión, parecía que todo estaba perfecto hasta que entró a la cocina.

-Vegetitta! Llegaste- saludo emocionado el oso- como te fue donde Akira?-

-Doblas- su voz no sonaba para nada feliz- tienes 5 segundos para explicarme que paso- lo miró fijamente, Rubius solo trago saliva

-Bueno... Es una historia muy graciosos- empezó a rascarse la nuca nervioso-

-9, 8, 7- empezó a contar en reversa.

-Tenialaideadeprepararlacenaperorealmentenosoybuenoenesoycuandoestabacocinandomedistrajeysequemaronlaspatatasyyo- tomó aire- intenteprepararotracosaperoestoterminósiendouncaos, lo siento- agachó la cabeza

Vegetta no sabía si enojarse por que destrozó su cocina, sentirse feliz ya que intento prepararle la cena o burlarse del contrario por tomar en serio su amenaza de los diez segundos.

-Tienes prohibido entrar a la cocina- lo miro fijamente- Y más te vale que de todo este desastre algo sea comestible- le mostró una pequeña sonrisa

Rubius solo asintió con la cabeza feliz, Samuel no lo asesino, agradecio a los dioses por eso y procedió a servir su intento de una cena decente para el contrario.

-Y... Que te parece?- preguntó curioso

-Pues, le hubieras puesto un poco más de sal a la carne pero me gusto bastante, gracias- se levanto de su asiento- quieres ver estrellas un rato? Hace poco construí un mirador-

-Ci, vamos!- contestó

Ambos chicos se digieron al mirador, Rubius observaba emocionado todas las estrellas y de vez en cuando intenta buscar un Meteorito con la visita, mientras Vegetta solo observaba el rostros de emoción de nuestro oso y lo hermosas que eran las estrellas a través de esos ojos de esmeralda, hubiera seguido apreciando la belleza del contrario pero el sonido de su celular lo sacó de sus pensamientos

Ambos chicos se digieron al mirador, Rubius observaba emocionado todas las estrellas y de vez en cuando intenta buscar un Meteorito con la visita, mientras Vegetta solo observaba el rostros de emoción de nuestro oso y lo hermosas que eran las estr...

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Det lilla i øynene dineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora