-Estoy segura que le encantarán- declaró la rubia.
-Gracias, eso espero, realmente estoy nervioso-
-Todo saldrá perfecto, te lo aseguró-
Luego de esa pequeña charla con su mejor amiga, Vegetta se despidió y se encaminó al hospital, hoy por fin le darían de alta a Rubius, habían pasado ya dos semanas.
El dia que despertó jamás se había sentido tan feliz en su vida, pues ver a Ruben dedicarle una de esas hermosas sonrisas que le derretian el corazón, no tiene comparación.
Apenas entró saludo a las enfermeras, y se dirigió a la habitación de Willy, antes de ir por Rubius, al entrar vio a Fargan sujetando la mano de su amigo.
-Hola- saludo el peli negro- Toma, te compre esto- le extendió un café.
-Gracias- su voz sonaba cansada- Los doctores aún no saben cuándo despertará-
-Willy es fuerte, el va a resistir- intento darle ánimos al búho- y le encatara ver como llenaste su habitación de tortugas- soltó una leve risa.
-Eso espero- le sonrió- Ve por Rubius, se te hace tarde, yo te pago la silla Vegetta- le guiño el ojo.
-Callate Fargan- el tono rojo en sus mejillas era notorio.
El híbrido sólo se rio al ver avergonzado a su compañero y simplemente se despidió para volver al lado de Guillermo.
Por su parte el comentario de Fargan lo puso aún más nervioso y el ver a su hermoso osito esperándolo en la habitación no ayudó para nada.
-¡Vege!- saludo emocionado-
-Doblas- le regreso el saludo para acercarse y abrazarlo- Te extrañé tanto-
-No seas cursi, si nos vimos ayer- contestó burlon.
-Es que eres cabezón, no te vuelvo a decir nada-
Ambos se quedaron viendo, amatista y esmeralda juntas, se sonreían como enamorados y es que eso eran, dos tontos capaces de dar la vida por el otro.
Vegetta extendió su mano y Ruben simplemente la tomó, ambos se dirigieron juntos a la salida del hospital, el día era hermoso, estaba despejado y el sol le daba un toque cálido a todo karmaland.
Ambos chicos caminaban juntos por todo el pueblo, siendo saludados por uno que otro pueblerino, su felicidad se transmitía a todos los que los miraban.
Luego de su pequeña caminata por el pueblo, Vegetta llevó a Ruben a las afueras de karmaland y es que el híbrido no sabía que hace poco había llegado uno de los parques de diversiones móviles que visitaban cada año el pueblo.
Los ojos del albino brillaron apenas visualizo una gigante rueda de la fortuna, Samuel solo le sonrió y asintió con la cabeza, y con esa simple acción el oso salió corriendo mientras arrastraba a Vegetta junto con el.