¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ocho meses después
Todos los héroes se encontraban en el bar del pueblo, pues la fiesta de la boda de Auron y Luzu se había salido solo un poco de control.
Vegetta se encontraba junto a Rubius acostados en un mueble con Willy y Fargan, los cuatro chicos fueron los primeros en reaccionar a donde estaban, el dolor de cabeza los estaba matando y su garganta exija a gritos agua.
-Quítate- dijo adormilado el albino- que pesas- se quejo.
-Ya, ya, linda manera de despertarme- bostezo el mitad búho.
-¡Que te quietes!- y asi Willy terminó empujando a Fargan que se llevó a Vegetta junto a el.
-¡Es que son tontitos!- dijo fastidiado Samuel.
Ruben solo se reía de ver a su novio enojada y aunque no lo dijera agradecía que se cayera junto a Fargan, pues su brazo ya estaba amortiguado.
Los cuatro chicos se encargaron de levantar a los demás para luego irse todos a sus respectivos hogares.
Cuando llegaron Vegetta fue directo a la cocina para preparar algo de comer mientras el oso tomaba un baño en la habitación de arriba.
Se había vuelto tan común eso que el híbrido hasta tenía partes de sus cosas en casa de Samuel, prácticamente vivían juntos.
Ruben bajo mientras se secaba las puntas de su cabello con una toalla y Vegetta se encontraba sirviendo el desayuno para ambos.
-Ven chiqui, siéntate a comer-
-Nunca me voy a acostumbrar- dijo el híbrido- pero te miras tan mono con esas orejas-
-Las tocas y te arrancó la mano, Doblas- declaró serio el peli negro- Ruben aléjate- soltó un leve gruñido.
-Vale, vale, ya entendí, nada de acariciar tus orejas- levantó las manos demostrando rendición.
Terminaron su desayuno y lavaron los trastes juntos, mientras Rubius los guardaba Vegetta solo se dedicaba a admirar a su novio pero fue sacado de su fantasía cuando el sonido del timbre retumbó por toda su casa.
El híbrido de lobo bajó a la puerta para ver de quien se trataba y no podía estar más que feliz de ver a sus dos amigos en la puerta.
-¡Willy, compañero!- saludo dándole un gran abrazo.
-Nada, solo quería visitarte a ti y al retrasado de Rubius- declaró Guillermo
