Lo último que recuerdo es que estaba en busca de un poco más de madera para extender mi establo cuando vi a un pequeño conejo pasar corriendo. Lo seguí y terminé cerca de la comisaría cuando escuché un grito desgarrador.
-¡VEGETTA! -el grito resonó en mis oídos antes de que todo se volviera oscuro.
Mis párpados pesaban y mi cabeza me dolía. Lentamente fui abriendo los ojos y una fuerte y brillante luz golpeó mi rostro.
-¿Dónd... Dónde estoy? -pregunté con voz débil.
-No estás muerto, si es eso lo que te preguntas -dijo una voz desconocida.
-¿Quién eres? ¿Por qué estoy aquí? -intenté levantarme, pero un dolor horrible me lo impidió.
-No lo intentes, estás muy herido. Te pondré más analgésico -respondió la voz.
El hombre se alejó un poco y comenzó a buscar en unas gavetas. Me di cuenta de que llevaba una máscara y estaba vestido completamente de negro. Después de encontrar el analgésico, se acercó y, por instinto, intenté alejarme.
-Vamos, si quisiera matarte, ya lo habría hecho. Has estado inconsciente casi un día -dijo mientras me obligaba a acostarme- Necesito que te calmes. Si te agitas, abrirás tus heridas y todo empeorará.
-¿Cómo quieres que me calme si estoy con un maldito asesino? -grité histérico, intentando alejarme aún más.
-No exageres. No soy un asesino. Si lo fuera, no estaría curándote en esta maldita enfermería -respondió él con calma.
Necesitaba suturar de nuevo las heridas de mi abdomen, así que se levantó y sacó las herramientas necesarias. Luego, me obligó a recostarme y comer un poco.
-No respondiste quién eres -dije mientras lo miraba fijamente- Si vas a quedarte aquí mirándome, al menos dime quién eres. Porque te aseguro que en cuanto me sueltes y recupere fuerzas, intentaré lastimarte con el bisturí.
-No seas violento, Vegetti... Vegetta, eso dije. Solo piensa que soy el malo, no tan malo -dijo nervioso.
-Bueno, señor malo no tan malo, ¿por qué hiciste estallar la comisaría y cómo sabes mi nombre? -pregunté curioso y con cierto temor.
-Eres uno de los héroes de Karmaland, ¿quién no te conoce? -respondió él.
-Entonces, ¿por qué intentaste matarme? -insistí.
-Ya te lo dije, no intenté matarte. Cuando explotó la comisaría, estabas cerca. Nunca fue nuestra intención que salieras herido -su voz sonaba arrepentida y baja.
-¿Nuestra? ¿Hay más personas? -pregunté aún más curioso.
-Maldición, ¿dije "nuestra"? Quise decir "mía". No es como si tuviera dos herman... ¡cómplices! Que me ayuden. No, yo... soy solitario. Sí, solitario. Y oscuro... bueno, no, oscuro no. Jajaja, mejor dejo de hablar -giró la cabeza y empezó a rascarse la nuca.
-Ya la has liado, eres de la Hermandad Oscura, ¿verdad? -dije divertido- No te preocupes, no diré nada. ¿Cuándo podré irme? -intenté sonar tranquilo para que me soltara.
-No puedes irte, no hasta que sanes. Sería sospechoso que llegaras de la nada con heridas y una fractura -explicó él.
-¿Y por qué no me llevaste al hospital? Ahorrarías tiempo valioso en el que podrías torturar a personas -cuestioné.
-Que yo no hago eso, que te quede claro. Además, yo me encargaré de esto -respondió con firmeza.
Después de nuestra conversación, él se levantó y se fue. No supe cuánto tiempo estuvo fuera, pero escuché pequeños murmullos de otras personas, supongo que eran los demás miembros de la Hermandad Oscura.
Pasó una hora y él regresó. Cambió algunos vendajes y revisó mis heridas. Me dio algunos medicamentos y colocó algo de comida en una mesa. Aunque pudiera parecer estúpido, estaba tranquilo en esa situación. No tenía más opción que confiar, estaba atado, débil y herido, sin nada con qué defenderme.
No sé en qué momento me quedé dormido, pero el ruido de unos objetos cayendo me despertó.
-¡JODER! Malditas cosas inútiles -gritó él frustrado.
-¿Tienes problemas con los medicamentos? -reí un poco.
-Lamento haberte despertado, estaba acomodando el saco de dormir y se me cayó una caja -explicó.
-¿Dormirás aquí conmigo? -intenté no sonar nervioso, pero en realidad estaba asustado.
-Deja de tener miedo, no te voy a matar. Solo estaré aquí hasta que te recuperes, y después no volveremos a molestarte -aseguró mientras acomodaba su saco de dormir- Ahora descansa, cuanto más rápido te recuperes, más rápido podrás irte.
Apagó la luz y se recostó. Algo en mis instintos me decía que podía estar tranquilo. Además, su aroma me resultaba extrañamente familiar. Decidí hacerle caso a mi intuición y me dispuse a dormir tranquilamente.
Esto me pone nervioso xd porque realmente no sé como escirbir cuando hablan los personajes asi que si uso una expresión mal porfavor díganme <3
Seguiré actualizando tan seguido como pueda asi solo dos personas lean esto jsjsjsjs y en el capítulo anterior olvidé decirlo pero si no soy tan vaga al final subiré unos dibujos hechos por mi con relación a alguno de los capítulos uwu
Gracias por leer <3
Les regalo 🥡 un arroz chino a esas dos personas que leen ^^